Revista Trespuntos – 6 de mayo de 1999
Festejo en Mendoza de los humanistas y su líder, Silo
Tres décadas para un enigma
En la misma localidad donde fundó el Movimiento Humanista hace treinta años, Silo volvió a reunir a un millar de adherentes. En medio del merchandising, aceptó el triunfo provisorio del antihumanismo.
por Diego Rosemberg
Hubo que atravesar un manto de neblina para verlo. Fue necesario subir 2.400 metros en la montaña para escucharlo. Y una vez en Punta de Vacas, en medio de la cordillera mendocina, se tenía que lidiar con un millar de militantes para acceder a él. El martes pasado, en el mismo paraje desolado donde lanzó su ideario hace treinta años, el fundador del Movimiento Humanista, Mario Rodríguez Cobos -más conocido como Silo- conmemoró su primera disertación pública.
Corría 1969, cuando Silo pidió autorización al gobierno militar de Juan Carlos Onganía para dar una conferencia. El Ministro del Interior le negó el permiso argumentando la vigencia del estado de sitio que reinaba en el país. “Vaya a hablarle a las piedras”, le contestaron con sorna. Y el líder del entonces incipiente Movimiento Humanista así lo hizo el 4 de mayo de ese año. Apenas un puñado de personas, rodeado por las metrallas de la gendarmería, presenció aquella proclama, que tuvo como testigo casi excluyente al Aconcagua.
Desde entonces, el Movimiento Humanista se extendió por toda América Latina y los principales países de Europa. Se convirtió en la Comunidad para el Desarrollo Social en los años 70 y en el Partido Humanista en los 80. En Chile llegó a colocar un diputado en el Parlamento y a integrar el gobierno de la Concertación en los tiempos post-pinochetitas. En Argentina integró primero el Frente para la Liberación (FRAL) con agrupaciones de izquierda y después armó una coalición con el Partido Verde Ecologista.
Pero no todos fueron éxitos. Silo pasó estas tres décadas en medio de acusaciones de embaucador y subversivo. Para algunos, el humanismo es una extraña ensalada de religión y política que mezcla conceptos del cristianismo y el socialismo. También se tildó a su líder de pretendido mesías y santón. Y al Movimiento -criticado con dureza en ámbitos clericales- se lo asoció con las sectas y se lo acusó de utilizar el método del lavado de celebro para captar fieles.
El personaje
Silo aún conserva la figura longilínea que le valió su apodo, en los años en que practicaba destreza en el club Gimnasia y Esgrima. Ahora vive casi recluido en Chacras de Coria, la ciudad mendocina donde nació. Desde allí viajó el martes a dar su discurso. Llegó con una campera blanca, pantalón para nieve y lentes de sol. Su gente lo recibió con el grito de “paz, fuerza y alegría”. Por un momento el clamor logró acallar el rugir del viento, que bajaba la temperatura a ocho grados. Entonces, el clima cambió, dejó de ser frío para volverse místico. Los militantes saludaban a su líder elevando tres dedos de sus manos. Y antes de que Rodríguez Cobos comenzara su discurso de 15 minutos, los presentes cantaron: “Humanizar, la Tierra Humanizar”, tal como lo hacen los fieles de las iglesias evangélicas.
Después de hacer un racconto de lo sucedido en las últimas tres décadas, Silo llegó a una conclusión que curiosamente no sorprendió a ninguno de los presentes: “Hemos fracasado. Reconozco el triunfo provisorio del antihumanismo y el fracaso de nuestros valores. Pero no necesariamente los triunfadores de hoy serán los triunfadores del mañana. Si hoy declaramos nuestro fracaso, también anunciamos el nacimiento de una nueva civilización, la primera que será planetaria”, dijo.
El líder del Movimiento Humanista resumió en seis puntos las bases de su pensamiento: 1) tiene al hombre como valor central (“no hay nada por encima del hombre ni ningún hombre está por encima de otro”); 2) más allá de la igualdad formal que otorga la ley, aboga por la igualdad de oportunidades; 3) reconoce las diferencias individuales y condena cualquier discriminación; 4) auspicia el desarrollo del conocimiento; 5) afirma la libertad de ideas y creencias; 6) repudia todo tipo de violencia, sea física, económica, racial o psicológica.
En su discurso Silo anunció que el próximo 14 de mayo habrá un acto en la Plaza de Mayo, donde prometió llevar más gente que el candidato justicialista Eduardo Duhalde. Allí se lanzará la candidatura a la presidencia de la Nación de la abogada Lía Méndez y también se presentará el Libro naranja, una especie de plataforma del Partido Humanista. Silo ya anticipó que su fuerza se opone a la convertibilidad, la dolarización y la pena de muerte.
For export
Para escuchar a Silo en el desolado paraje de Punta de Vacas (allí sólo hay un destacamento de gendarmería) llegaron humanistas de Italia, España, Canadá y Chile, entre otros países. Todos se besaban y saludaban como si fueran viejos conocidos. Se colocaron sobre la ladera de la montaña, como si fuera un anfiteatro natural. Todos escucharon con veneración y silencio. Terminó el discurso y aplaudieron respetuosamente.
Comenzó a sonar la música de Vangelis y se retiraron emocionados -muchos lagrimeaban- en una gruesa fila, detrás del líder, como si fuera una presesión. Alrededor de los micros, los organizadores ofrecían el merchandising de Silo: posters, cuadernos, lapiceras. Hace treinta años no se conseguían.