12/05/1969 – Diario Mendoza
Silo, “profeta” mendocino
El 4 de Mayo apareció a la vida pública en Punta de Vacas un personaje que dijo llamarse Silo (según sus seguidores) y al que en su vida común se conoció como Mario Rodríguez Cobos, de 31 años de edad y autodidáctico en numerosas especializaciones de la Ciencia.
La aparición de Silo estuvo rodeada de todas las características de la iniciación y las prédicas de los profetas del Antiguo Testamento, incluso por el agreste lugar elegido. Los que esperaban la curación de enfermos y la espectacularidad de estos procedimientos, se vieron defraudados. Y los que concurrieron a escuchar nuevas teorías salieron confundidos.
Pocos fueron los que se percataron de que estábamos en presencia de un hombre que afirman sus seguidores encarna el espíritu del profeta Silo, luce conocimientos filosóficos y teológicos muy adelantados, pero llega a extremos también de “macumba” o ritos de posesión del espíritu, como señalan algunos y prácticas de desdoblamiento o utilización a nivel sumamente especializado del poder mental, penetrando en los terrenos de la parapsicología, o a campos a donde aún la parapsicología no llega.
Mendoza efectuó a Silo un extenso reportaje (2 horas) en el curso del cual se refirió hasta a temas tan disímiles como los platos voladores y la cordillera, o reconoció en otra parte que pudo el día 4 de mayo curar enfermedades, no haciéndolo para evitar ser confundido con un curandero.
En esta primera nota analizamos su pensamiento filosófico-teológico, y en las ediciones siguientes, a partir de mañana, seguiremos dando a conocer ese reportaje.
Esoterismos y escuelas
El esoterismo en su cabal acepción indica las escuelas filosóficas o de otro carácter que imparten su enseñanza solamente a los iniciados, a los discípulos. De ahí surgió el carácter de secreto de los grupos. Mario Rodríguez Cobos se inició con el grupo de Kronos, que él mismo fundó, y en él permaneció hasta el 5 de mayo de 1967. Efectuaron un viaje a Jujuy, y en aquella provincia fueron confundidos con guerrilleros, y detenidos, pero luego liberados al desvirtuarse esa suposición.
A partir de la fecha anteriormente indicada, surge Silo, el maestro filósofo de la antigüedad, que según los adeptos parece “encarnarse” en Mario Rodríguez Cobos. Se produce aquí entonces la “liberación” de Mario Rodríguez, que asume otra personalidad y pasa a ocupar un plano superior individualmente sobre cualquier miembro de escuela, y presuntamente sobre las escuelas mismas. Y varias organizaciones esotéricas comienzan a reconocer en Rodríguez Cobos al “maestro Silo”, de importante gravitación por sus poderes mentales y su filosofía, en el esoterismo moderno.
Según su misma expresión, Silo “surgió del trabajo de escuela”, es decir, que se estudiaron las enseñanzas de aquel profeta y en un momento dado el mismo “transfirió” su “misión” a alguien, en este caso Rodríguez Cobos.
Sincretismo religioso
Sobre el carácter de las escuelas, Silo afirma que es altamente especializado, y es una doctrina. Pero recalca que aquello que él predica públicamente, es una filosofía.
Cuando se le pregunta cual es la posición frente a las Iglesias Católicas, al budismo, a la doctrina Zen, al espiritismo o al yoga, responde que “en las escuelas pretendió estar en contacto con una doctrina muy profunda, que estaría en la raíz de todas las religiones. De manera que no se trata de un sincretismo religioso, sino que se trata -según las escuelas- de una verdadera mística, pero depurada de todos los elementos que luego en las distintas religiones se le van agregando”.
Inteligencia universal
Se le pregunta entonces si Silo cree en un dios, y si su concepción de él está más cerca del Dios de los católicos o del Dios de los hindúes.
Responde Rodríguez Cobos: “Silo cree en un Dios no personal, sino más bien en una suerte de inteligencia universal”. Reconoce que eso podría aparecer como un poco “hegeliano”, pero estima que en el pensamiento hindú “hay una gran gama” que va desde el materialismo efuso hasta el idealismo casi hegeliano.
Seria en consecuencia, un poco hegeliano, un poco hindú. “No desvinculado del pensamiento de occidente, aunque sí un poco alejado del pensamiento cristiano de no mucho nivel”. Pero destaca que de ningún modo se trata “del Dios cristiano antropomorfo o algo por el estilo”.
Teilhar de Chardin
En lo cristiano, está más cerca de Teilhar de Chardin, aunque señala que para este pensador “parece que hubiera un punto Omega, el punto de confluencia de su proceso evolutivo, me parece relativamente acertado, pero no del todo, me ha parecido observar que hay desviaciones, que además no son sólo de convergencia en un punto, sino todo lo contrario. En ocasiones expansión desde un punto hacia afuera. El mismo proceso de la naturaleza parece delatar que desde un punto original todo se expandiera. Desde el punto al que podríamos llamarle Helio primitivo o cosa por el estilo, y que en vez de ir convergiendo fuera divergiendo desde un centro, de un modo expansivo todo. Por otra parte hay cosas que yo admiro, tales como que se puedan producir saltos, mutaciones de importancia, sin necesidad de realizar los lentos pasos evolutivos que me parece interpretar en la doctrina de Teilhar de Chardin.
Así es que existirían algunas divergencias en ese sentido”.
Espíritu según Silo
Es frecuente escuchar en Silo la palabra “energía”. Se le pregunta entonces la relación con “espíritu”, y la relación hombre-materia-espíritu. Dios y Universo. Responde que “no se interpreta como un sistema dual del hombre desde este punto de vista, sino como un sistema tal que el aparato animal del ser humano, la máquina humana, va produciendo en su desarrollo y en su evolución una suerte de espíritu de tal modo que depende de las condiciones físicas del hombre. No son dos entidades separadas, entonces, sino que una se va montando, por así decirlo, en la otra. Y en tal sentido se puede ir perfeccionando, se puede ir depurando este espíritu, de tal manera que aunque haya partido del trabajo de la materia, puede no desaparecer cuando la materia se desorganiza. Pienso en tal caso que el espíritu del hombre es inmortal y que aunque su estado físico se desintegre y desaparezca, esta especie de espíritu, o espíritu por llamarle así, puede permanecer en la eternidad”…
Agrega que mientras el cuerpo no desaparezca, el espíritu está condicionado a él. Se le pregunta entonces si de acuerdo a su teoría las personas que sufren enfermedades congénitas poseerán en consecuencia un espíritu endeble, y responde simplemente: “Sí”.
La No Violencia
Se le enumeran luego todas las calamidades que afligen a la Humanidad actual, y cual es su posición concreta para dar solución a los mismos. Señala que la gravedad y el cúmulo de problemas son enormes, “tanto que no las puede resolver un hombre, ni la prédica de ese hombre, pero sí puede aportar con un grano de arena en tal sentido”. Un trabajo de hormiga en la prédica de la no violencia. Torno del individuo, la desorientación de la juventud y la falta de metas, la separación entre la técnica y el retroceso espiritual, la decadencia de la civilización occidental, la degradación de la democracia y su aparente inaplicabilidad, la posibilidad por primera vez en la Historia de que el hombre pueda destruir el planeta con las armas nucleares. Reconozco, eso sí, que la no violencia “resulta muy apagada como doctrina”. No acepto la violencia, “pero no quiero con eso tampoco condenarlos a la postración eterna”. Hace una sola salvedad cuando se le pregunta si el poder mental (que presuntamente ellos usan) no es un arma. Dice que no. Y agrega que el poder mental es el que en definitiva va a resolver todas esas cosas. Pero aquí entramos en el tema de otra nota que explicará muchos misterios de Silo y las escuelas esotéricas.