11 de Mayo de 1989
Diario La Segunda – Chile
Visto como un “gurú” por sus seguidores. Calificado como “ideólogo” del Partido Humanista, Mario Rodríguez Cobo dice no meterse en política. Ni en la Argentina, su país natal, ni en Chile, según asegura.
El mismo hombre que desencadenó un gran escándalo a fines de la década del 60, con su “Poder Joven” que derivó en “La Comunidad”, hoy se dedica parcialmente a la agricultura, en su casa de Mendoza, y también a escribir libros.
El último de éstos “Humanizar la Tierra” es el que lo trajo de visita por tres días a nuestro país.
No obstante, “Silo” también se da tiempo para aconsejar a sus “amigos humanistas”. Tal como ocurrió en septiembre del 88 cuando sugirió el cambio de directiva del PH chileno. Información que quedó grabada en un cassette.
Ahora, durante su estada no se entrevistará con el PH chileno “para no provocar malas interpretaciones”. Sobre todo cuando dicha colectividad está en vísperas de elecciones.
Por Viviana Candia y Ana María Guerra.
-En este “Humanizar la tierra” ¿cómo canaliza la política contingente?
-Nosotros creemos que no se puede humanizar la tierra sólo con buenas declamaciones. Una forma de implementar cambios es a través de la cosa política. Creemos que una política, que tenga por centro al ser humano, debe tener libertad de opciones.
-Eso incluye la libertad de elegir a su propia directiva…
-¡Claro! Sin duda.
-Entonces ¿por qué en el último cambio de directiva del PH chileno, usted realizó una reunión en su casa con quienes hoy son los principales cabecillas y motivó el cambio de José Tomás Sáenz?
-Usted lo da por hecho. Me da la impresión que no está correctamente informada.
-Esa reunión sí se efectuó en su casa y usted allí dio los lineamientos a seguir en el partido…
-Ajá. Ajá. Así lo plantea usted. Yo se lo voy a poner de otro modo. Los partidos humanistas en toda parte del mundo implementan su política de acuerdo a las condiciones de su país. Es gracias a instituciones como “La Comunidad” -de donde vienen los PH- que muchas veces yo consulto a mis amigos y me informo medianamente de lo que va ocurriendo en el mundo. Y me da la impresión que nuestros amigos tienen mucha comunicación entre ellos, se consultan unos a otros y se preguntan cosas. Como son amigos además se visitan, y no creo que haya ningún tabú al respecto.
-¿Esa fue entonces una reunión de consulta?
-Seguro. Las hay continuamente. Inclusive también con amigos europeos, tal como ocurrió en el verano en Florencia.
-¿A usted en ningún minuto le mereció duda la actuación de José Tomás Sáenz como presidente del PH?
-En absoluto, porque en el campo político no tengo injerencia. Si usted me dijera que he hecho una discusión ideológica respecto a la filosofía del pensamiento humanista, ¡Ah! esa sería otra conversación.
-Pero a lo mejor Sáenz no supo canalizar lo que era “el movimiento” tomando características de políticos tradicionales…
-¡Ah! bueno. Pero también creo que era la forma con la que había que actuar.
-Se ha dicho que los humanistas son comunistas encubiertos ¿Cuál es la diferencia que ve entre el PH y el PC?
-Nuestros amigos (del PH) aceptan la palabra izquierda siempre y cuando se le aditamente lo de “nueva”. Pero no aceptan que se los encasille como partido de “izquierda” porque detrás de esa expresión hay un significado histórico que viene arrastrando cosas y que termina en una gran confusión. Si tal vez los calificaran de centro-izquierda podrían aceptar, pero decirles que son izquierda significa llevarlos al concepto tradicional cuyo monopolio lo tiene el marxismo.
-Han pasado 20 años desde que comenzó su movimiento en Punta de Vacas ¿Han variado sus convicciones?
-Creo que sí. Ha variado la situación mundial y en Latinoamérica y, desde luego, mi experiencia personal. En la década del 70 yo le hubiera dicho “la situación está por estallar, el conflicto bélico está a la vuelta de la esquina”. Ahora mi visión es positiva. Veo que la cosa va para mejor.
-Cuando comenzó “el movimiento” se dijo que se impulsó a muchos jóvenes a una vida de libertinaje y drogadicción… ¿Qué pasó realmente?
-Eso es lo que yo quisiera saber, qué es lo que pasó con toda esa cosa que se dijo y luego a la hora de aparecer esos jóvenes deshechos, delincuentes sociales ¿Dónde están? Porque no se los encuentra ni debajo de una lupa. ¿No habrá sido un problema de información mal manejada o interesada? Ahora hay más información y ya no se cuentan cuentos…
-¿Era sólo un cuento?
-¡Y a usted le cabe duda! No sólo es un cuento sino también un cuento de hadas.
“Era la época del 60, una generación muy contestaria. Algunos fueron a la droga, otros al misticismo, otros al guerrillerismo. Porque estaban plenamente vigente esos fenómenos”.
-¿Usted cayó en algo de eso?
-Tengo la impresión de ser una persona no muy dotada intelectualmente, pero no me parece tener una inteligencia adormecida como la de los drogadictos.
“Lo que pasa es que a cualquier fenómeno nuevo que surgiera, como la drogadicción, decían “¡Ah! tiene que ver con eso!” (La Comunidad). Pero si hubiera sido así, tal como desaparecieron esos fenómenos habría desaparecido nuestra comunidad, nuestra gente, pero nada de eso ocurrió”.
“Humanizar la Tierra” recoge escritos realizados por Silo hace años. El primero, y más antiguo es “La Mirada Interna”, un conjunto de reflexiones sobre la interioridad y que -según confiesa el propio Silo- tiene una lectura difícil por la abundancia de símbolos.
-Es ahí donde usted señala que “Dios es algo no seguro”.
-Sí, es una reflexión que muestra muy claramente la duda de una persona, para la cual los signos de lo divino no aparecen claros. Dios es algo no probado.
-¿No tiene usted creencias religiosas?
-Creo en principios reguladores de la actividad del universo.
El segundo escrito se llama “El Paisaje Interno”, y según él aborda materias relacionadas con el contexto social, pero que afectan al individuo internamente. El tercero -dice Silo- “ya acomete con instituciones y valores que se suponían estaban definitivamente aceptados”.