14 de Noviembre de 1998
DIARIO LA CAPITAL – MAR DEL PLATA
SABADO 14 DE NOVIEMBRE DE 1998

 

 

Un Silo político continúa aferrado a sus ideas.

Todo está como era entonces…..

Silo aparece como entonces, como hace 30 años atrás: contestatario, defendiendo la misma ideología. El referente máximo del Partido Humanista traza una radiografía del movimiento, sumamente emparentado-ideológicamente- con la tradicional izquierda vernácula.

Aunque las circunstancias lo obligaron a un aggiornamiento, Mario Luis Rodriguez Cobos (Silo) continúa hoy, al igual que a los fines de la década del 60, sosteniendo los mismos ideales. Apareció en la escena nacional como un precursor del hippismo -un rara avis-, asegurando entonces que las transformaciónes del ser humano y de las condiciones sociales debían ser tomadas en su conjunto.

Hoy, Silo, autodefinido -«por imperio de las circunstancias»- como «un escritor», no solamente se muestra complacido porque «se admite un poco más» lo que se dijo entonces, sino que está decidido a brindar batalla desde una trinchera que antes desdeñaba: la política.

Propulsor del Partido Humanista, habla de sus propuestas -nada acordes con los tiempos que corren- y de sus notorios acercamientos hacia las más ortodoxas doctrinas socialistas. Aunque no desdeña del posmodernismo, resalta sus falencias.

-Silo ha sido, allá a finales de los ’60 y principio de los ’70, un personaje por demás enigmático. Tras ese «nuevo humanismo» se encolumnaron miles de jóvenes. A contramano de sus seguidores, muchos lo sindicaron como un personaje, medio siniestro, medio satánico. ¿Cómo se define hoy?

-Como un escritor. Porque a fin de cuentas, por imperio de las circunstancias, así me fueron encajonando. A fuerza de producir materiales, libros, y publicar en distintos idiomas, terminé siendo eso. No es algo buscado.

-Fue mentor de un movimiento juvenil. ¿Qué perseguía entonces?

-Acuérdese de la época en que nació, que era a fines del ’60, época muy confusa, muy compleja, muy difícil, sobre todo de grandes cambios en las corrientes juveniles en los distintos continentes.

En esa base generacional, el movimiento empezó a hacer sus estudios, a avanzar, a lanzar sus propuestas. Después, con el correr de los años, todos los movimientos que existieron -que hippies, que esto, que lo otro, que guerrillero, que buscadores de no sé qué verdades en Katmandú -desaparecieron. Y el movimiento no ha desaparecido.

¿Qué era ese movimiento?

-Aquel fue un movimiento preocupado por el cambio en el ser humano y el cambio en las condiciones sociales. Dicotomía que se establecía muy fuertemente, y en oposición en aquella época: o era el individuo o era lo social. Y ahí había una discusión enorme siempre con los distintos sectores.

Nosotros sosteníamos que esta cosa no es tan fácil de separar. Lo que va pasando con cada uno de nosotros, y lo que va pasando con el medio en el que estamos viviendo.

Hoy esto ya se admite mucho más. En aquella época era muy escandaloso hablar de esta simultaneidad de los cambios internos y externos; en el ser humano y en la sociedad. En eso seguimos.

El movimiento político

-En algún momento, ese movimiento pareció desaparecer o, por lo menos, disgregarse.

-Hoy, es ese mismo movimiento con bastantes transformaciónes. Transformaciónes propias del mismo discurso histórico, de los acontecimientos de los cambios políticos, pero es el mismo movimiento. Este movimiento, en un momento dado, se expresa políticamente en varias partes del mundo.

-Sin embargo, el Partido Humanista no tiene presencia en todos los países.

-Claro que en Haití, en la Dominicana, en Togo, no funciona el PH. En esos lugares funcionan, o clubes de la comunidad para el desarrollo humano, o centros de las culturas que se preocupan por el problema de la alfabetización de la gente, de la ayuda agrícola a quienes padecen malas condiciones de vida. Este fenómeno se va expresando de distintas maneras. Pero en otras partes sí. Desde hace poco más de 10 años ya ha tomado carácter de partido político.

Y acá, en estos menesteres que estamos nosotros, en la Argentina, estamos abocados ahora a dinamizarlo. Y creemos que va a hacer sus progresos.

-Pero en la actualidad tiene una muy escasa convocatoria.

-Sobre todo, tiene muy escasa difusión. Porque no hay medios para hacer tal difusión. Entonces, el universo de conocimiento que se tiene sobre el particular es muy poco. Y a un partido que no se lo conoce, nadie puede optar por él.

El partido progresista

-En este mundo tan globalizado, que reniega de las ideologías, ¿dónde ubicaría al humanismo?

-Por lo pronto, no lo ubicaríamos nunca en esto que se llama neoliberalismo. Esto ya se fue.

En la cosa concreta, uno puede hacer un pequeño esfuerzo y pensar si es de derecha o de izquierda, al afirmar que está en contra del pago de la deuda externa, de la Ley de Convertibilidad, que no hay que pagar al Fondo Monetario hasta tanto se aclare dónde están las deudas y quién las contrajo. O si se piensa que el partido está proponiendo el control de la banca, sobre todo el de la banca usuraria.

Sin dudas, de izquierda.

-Al ver ese tipo de planteo, uno diría que es un partido progresista.

Pero la cosa no es tan plana. Porque admite muchas otras variantes. Tiene una tónica muy fuertemente ecologista, y muchísimas preocupaciones más que están registradas en el «Libro Naranja»(texto que obsequió en el momento)

-Si tuviera que hacer un balance de su vida, revisando desde aquellos años juveniles hasta la actualidad. ¿Qué quedó en el tintero?

-Probablemente, en materia de errores no hayamos andado lo rápido que deberíamos haber andado. Porque muchas previsiones que hicimos -y eso se puede ver en los libros publicados en la época-han sido bastante aceptadas.

Esto que hoy se llama globalización y demás, que nosotros hablábamos hace mucho tiempo-mundialización de los procesos-, no fueron errores de análisis nuestros.

No nos hemos equivocado mucho en los análisis. En todo caso, hemos estadoun poco lentos en la implementación de nuestras actividades. Eso nos podríamos imputar.

Los huecos del posmodernismo

-¿Cómo visualiza a este creciente posmodernismo?

-Creo que el posmodernismo, ya en las líneas de Foucault, de los estructuralistas y todo aquello, está a mitad de camino. Nos parece muy bien que hablen de que se acabó el relato sobre el ser humano, sobre el siglo XIX, pero hay que ser consecuente y llevar eso a sus últimas instancias.

Se acabó también el relato de la ciencia del siglo XIX. El posmodernismo no ha tocado eso. Eso lo han hecho algunos epistemólogos, algunos filósofos de la ciencia, pero no los posmodernos.

Ellos se siguen aferrando a un concepto de ciencia, propio del siglo XIX, no lo discuten, no lo critican, y sí discuten toda la otra pata de esta realidad tan compleja que es el ser humano. El relato sobre el hombre, que no es lo que se pensaba, que es otra cosa, que es una especie de animal de laboratorio, que hay que estudiarlo.

Hay también que criticar qué pasa con la idea de ciencia que se tiene. Entonces, vamos a estar más completos, y creo que nos vamos a entender más con las corrientes posmodernas que hoy están resultando sumamente incompletas.

Tani Kessler