febrero de 1996
Entrevista a Silo realizada por un responsable de la editorial Multimage

 

Multimage: ¿Para qué escribir en un mundo en que parece que los libros hayan perdido su capacidad de dar orientación.

Silo: No sé si se puede contestar en términos de utilidad. Igualmente la gente escribe por motivos muy diferentes; así que muchos lo hacen sin considerar si los libros tengan aún alguna influencia.

Me parece que la actual crisis del libro es un poco parecida a la que ocurrió al final del siglo pasado en el campo pictórico: la fotografía creó algunos problemas al retratismo y a la pintura realista, pero de todos modos esto incentivó nuevas formas de creatividad plástica.

Hoy el libro, en su forma clásica, está experimentando algunos cambios, muchas obras son realizadas en cassette de audio, vídeo y, hasta CD ROM.

En todo caso, se trate de una obra de teatro, televisiva o cinematográfica, son necesarios guiones y esenografías para la puesta en escena. Por otra parte, los libros de texto y formación profesional siguen desarrollando su tarea con mucha eficacia, aunque cuando se leen en una pantalla de un computer.

Todos saben que cada día son escritos y vendidos toneladas de cuentos y otros pasatiempos literarios. Además, los puntos de distribución del libro han aumentado y esto, a veces, da la impresión que el libro desaparezca porque hoy las antiguas librerías son reemplazadas por los quioskos, por los expositores en los supermercados y de los escaparates de los aeropuertos y las estaciones.

En fin, ya casi la mitad de los libros hoy se venden por catálogo postal y no pocos ejemplares son incluidos como «regalo» personal en las revistas y en los diarios. Esta diversificación en la distribución del libro crea una crisis en la percepción clásica del punto de venta estático del libro. En base a lo dicho anteriormente, creo que el libro se vende hoy más que nunca, aunque en formas diferentes y con nuevos medios de distribución.

Respecto a lo específico de la pregunta, sobre la disminución de la capacidad de los libros de dar orientación en el mundo actual, creo que no se pueda separar este hecho de fenómenos más globales, quiero decir que en ningún campo hay una verdadera capacidad de orientación. Esta crisis se observa muy claramente cuando se empieza a estudiar a los «opinionistas» profesionales del periodismo, los leaders políticos y sindicales, los hombres de negocio, etc… todos parecen inmersos en la desorientación general.

Y, por cuánto me concierne, cuando escribo algo no lo pienso bajo la forma de libro, sino como materia prima remodelable bajo formas diferentes. Pues no me resulta extraña la idea de una obra proyectada hológraficamente, en CD ROM, sobre revistas electrónicas o sobre páginas Web en las redes informáticas. Respecto al hecho de que mis obras puedan cumplir con un rol de orientación, esto lo dirá solamente el tiempo, aunque no excluyo que, actualmente, mis producciones están circulando cada vez más, aunque en un modo muy poco tradicional. No son obras que son impuestas a través de la publicidad, sino más bien, obras que son buscadas en diversos modos y por diversos motivos.

M.: Nos repiten que las ideologías han muerto; ¿verdad? Por otra parte parece que la ideología del dinero no haya muerto todavía. ¿Cómo saldrá el ser humano de la dictadura del dinero?

S.: Efectivamente, pienso que las ideologías del siglo XIX han muerto, incluida la ideología de la «muerte» de las ideologías. Desdichadamente así fue, de modo que hoy el campo, más que nunca, está libre para nuevas experiencias en el campo ideológico. Es una buena bocanada de aire fresco el hecho que la grosera Inquisición racionalista haya perdido peso y que todo aquél que antes era “permitido» o «no permitido” pensar y exponer, esté sin control. Sólo queda una estúpida auto censura como obstáculo de aquella Inquisición.

En cuánto a la ideología del dinero, ella posee connotaciones más religiosas que racionales. Esta fe está sufriendo una gran transformación no logrando solucionar los problemas del mundo de hoy. Pero los pueblos necesitan un tiempo para cada cosa y éstos son tiempos de cambios muy veloces. Creo que veremos alteraciones importante respeto a esta concepción, en el poco tiempo que queda de aquí al final del siglo.

M.: En tus «Cartas» hablas de una nueva sensibilidad que está surgiendo. ¿Puedes darnos algunos ejemplos?

S.: Basta con observar el total descrédito en que han caído algunos líderes, para comprender la otra cara de la moneda. Todos se dan cuenta de esta pérdida de referencias y este descrédito, pero se debe pensar que esto sucede porque la gente ya no quiere más lo de antes. No sabe bien que cosa quiere, pero sabe que cosa no quiere. Esto muestra un cambio importante.

En cuanto a las pequeñas diversiones representadas por los nuevos objetos electrónicos, del nuevo modelo de automóvil y de otras tonterías de ese tipo, la gente empieza a cansarse de los espejitos de colores y esto, tal vez, concomitante con el agotamiento de la producción industrial del abuso insostenible.

Difusamente, se empieza a aspirar a otro tipo de mundo. Pero las características de aquel nuevo mundo y aquel nuevo estilo de vida están en gestación desde hace poco tiempo. Esta en las nuevas generaciones que cualquiera puede rastrear el nacimiento de esta nueva sensibilidad.

M.: En tu obra literaria se observan estilos diferentes; ¿cuál nuevo aspecto en la literatura de Silo podemos esperarnos en el futuro próximo?

S.: Quizás publique algunas obras de teatro y alguno cuento de amplio respiro, cosa que marcará un nuevo cambio en el estilo de mi producción literaria. Por cuánto concierne a otras obras en preparación, se encuadran en el campo de la temática filosófica y en el campo de la temática sicosocial.