El primer tema lo introdujo alguien que con aire flamenco y guitarra, se acompasó al recitar en broma algunas frases del Zarathústra, las risas y palabras que siguieron se compaginaron en lo que transcribimos: “A decir verdad nadie acepta con rigor la imagen del superhombre nietzchano, sin embargo queda en el ambiente la posibilidad de ese arquetipo de hombre, que visto de donde fuere, resulta francamente superior al que conocemos, superioridad que no estriba en esa degradada versión que se le ha dado en ciertos ámbitos; más que nada parece referirse al índice mayor de libertad como desacondicionamiento que pueda obtener.

Hoy este arquetipo está referido a eso del Hombre Nuevo; el Ché Guevara habla de él y también las campañas publicitarias lo mencionan. así que hay que delimitar conceptos. Si el Zarathustra estaba o no en lo cierto. no es cosa nuestra por ahora; para nosotros la posibilidad de efectivizar un tipo de hombre distinto, comienza cuando uno se descubre en la mecánica situación de la vida ordinaria, se horroriza de ella por su mediocridad y decide -en un acto querido tornarse diferente.Hasta tanto esto no suceda nos quedamos en imaginaciones de ideales lejanos.

Las primeras autoobservacioncs en este sentido, nos pondrán en inmediato contacto con un tipo precisamente opuesto al esbozado, un hombre dividido internamente y con extensión análoga, ésto permite inferir. con algún rigor conceptual, que estamos en presencia del hombre atomizado en la faz de repulsión intema, que se expide en buenas dosis de tensiones insoportables que se extravierten yhacen del ambiente una fuente de conflictos inacabables.

Los sentimientos, actos e ideales, sueltos y meditaciones. no se conjugan en sentido único, y es entonces cuando estas «partículas». como en el átomo. se repelen y se disoclan. Situación que se agrava memorizándose y afianzándose, formando luego una noción de sí y del mundo fragmentada y difusa. En esta noción el tiempo es lineal (esto primero, esto después), los fenómenos diferenciados y en contradicción y sin relación ni estructura. A veces el hombre es un reflejo del contorno, y a veces el mundo es al ser pensando siempre dualidades, ambivalencias y dicotomías que desconciertan. Hasta que un día un shock conmueve y el resultado es trágico: sólo hay respuestas parciales y desconectadas, encerramientos y tensiones; es decir, todo se conforma en un jeroglífico inexplicable. La realidad se aparece como un cuadriculado de parcelas incomunicadas, para mí y para los demás. Si se entiende algo de historia, se desconoce el sentido de la vida, si se conoce alguna ciencia se ignoran morfologías generales, si entiendo mi contorno, me desatiendo de mí, y así siguiendo en innumerables ejemplos.

Siempre la misma falta de relaciones globales, de comprensiones sintéticas que puedan permitir una cosmovisión lo suficientemente ámplia y lo suficientemente especializada como para ir circulando de lo menor a lo mayor, de lo íntimo a lo externo con idéntica confianza en resultados inequívocos.

Esta noción fragmentada de sí mismo es la misma que se tiene del mundo, hay una proporcionalidad que pudiera formularse en «así fuera como adentro». Esto indica que en la medida que profundizo en el mundo, profundizo en mí mismo y en los demás en una misma Comprensión, tal vez porque la estructura de la conciencia y del mundo sea la misma o tal vez por otros motivos, lo cierto es que se verifica con facilidad y frecuencia, o sea que un punto de vista parcializado puede dar lugar a otro llamado global, unificador y relacionante; siempre que se quiera.

Obsérvese que esta factibilidad de pasar de un punto de vista parcializado a otro sintético y relacionante, puede descubrirse desde otro ángulo, desde el águlo biológico-cultural: en nuestros días sucede que hay un proceso histórico que tiende a la síntesis, no a etapas anteriores de diferenciación. Las grandes transmigraciones populares, las mezclas biológicas, las combinaciones de razas en el acoplamiento de sexos, la expansión de datos de diversos orígenes en las redes de comunicación, la facilidad actual de viajar, de intercambiar vivencias, llevan a la manifestación de un nuevo tipo de hombre dado a llamarse «sintético» (1) en el que se dá el aprovechamiento del bagage cultural, la superación de la finitud étnica con la compaginación de un riquísimo compendio intelectual (sea científico o filosófico).

Este hombre sintético amalgamándose con el punto de vista global, puede dar lugar a un salto cualitativo, a varios niveles, cuya magnitud podré medirse en la reacción concomitante: grupos regresivos se opondrán, en sectarismos étnicos o políticos, religiosos o científicos. Se opondrán porque precisamente no toleran el tener que reconocer su extemporalidad, su estar fuera del proceso; cosa que no tiene ninguna importancia.

Quienes acusan con agrado la presencia de este hombre sintético y de este punto de vista relacionante, son los jóvenes que no canalizan su nuevas energías en los odres viejos y esta coyuntura les ofrece un mundo posible y factible de efectivizar. Es la dialéctica generacional y su presión, la que dinamiza esta síntesis de hombre nuevo y visión global, con respuestas totalizadoras para el origen del universo, el sentido de la Vida y la importancia de la Historia.

Es esta amalgama entre sfntesis y nuevas visiones, la que hace cercano al hombre nuevo con una posibilidad a veces ausente, la de accionar por la evolución del ser humano en general.

Antes se mencioné, la necesidad de conocer la mecánica manera de la vida ordinaria, ahora es preciso mencionar otra necesidad: la de reconocer el fracaso de esa falsa manera de entender el murido y de estar en él. Hasta tanto esté deslartalamiento no se produzca (de esquemas, conceptos, creencias, sentimientos, etc.) resulta vano que «el ave Fénix resurja» en un vuelo superior.

Es a partir del desplome de todo el mamotreto de soportes montado, que se puede emprender otro camino. Camino que no necesariamente lleva a la liberación, puesto que la falta de inteligencia puede llevar a situación de bloque, de encerramiento, de círculo vicioso de triunfos y fracasos parciales; es decir que sin una actitud decididamente libertaria de por medio, el fracaso puede no pasar a mayores; esta actitud va como sombra de su propósito, ese encerramiento latente que puede darse a fin de soportar mejor los embates de la existencia, en un refugio más o menos frágil, pero de transitorios resultados. Este refugio anula toda trascendencia y corta la intersubjetividad, es decir, que comunicación y desarrollo quedan paralizados. El para-sí y el para-el-otro, se desligan aumentando el abismo, hasta que el refugio desaparece en la insignificación.

La vía libertaria comienza después de este reconocimiento en la afirmación del yo y en la intensidad de la conciencia, con esto se produce la reconciliación del sí mismo, del mundo y de la intersubjetividad. Asunto que se comprueba, al sentirse con seguridad, más allá del éxito y del fracaso, ya que ambos son, a pesar de todo, sueño, ilusión, estupidez. El placer y el dolor, el triunfo y el fracaso, son los dos extremos del péndulo, que acondicionan nuestra existencia de un modo más profundo que lo que suponemos.

Si en efecto traspasamos este plano bipolar, solo la presencia de la humildad será testimonio de la comprensión profunda realizada.

El fracaso deja la puerta abierta a un salto liberatorio, salto que al principio se siente como «salto al vacío».

Una profunda toma de conciencia implica permanecer en una situación nueva, dificil por lo inhabitual y con significado de revaloración radical en urgencias de fondo. No se trata de modificacines parciales ni consideraciones periféricas, ni fórmulas paleativas; se trata; se trata de que se cambia o no se cambia. Se trata de hacer un corte biográfico pasando a otra gama de sucesos que difiere de la anterior por el grado de conciencia que mantienen; situación en que afortunadamente los ensueños se tambalean seriamente pudiéndose desprender de ellos en aras de reorganizarse en otro sentido.

Saltar al vacío quiere decir abandonar una forma mecánica de ser y renunciar a los apoyos que se adoptan para sobrevivir. Es también un punto preciso para distinguir las superficie de la esencia en una decisión.

Para quien esté antes del salto será una cuestión de dudas y de valor, para otros será necesidad y para otros será una mera continuación de lo emprendido. Pero para todos es un paso decisivo, un momento sin el cual no se hará nada con significado, y en todo caso una experienciabásica que no admite justificaciones o largas teorías.

La ruptura de largos acondicionamientos es una situación dura a superar, pero también es una apertura a zonas no exploradas en la relidad.

Desde aquí a la construcción de un Centro de gravedad, único, no atomizado y con sentido coherente, hay un paso. Importa destacar que en el plano individual, estos precesos se verifican como realidades personales profundas y no procesos eidéticos o sicológicos; por eso se insiste en eso de la «experiencia» y no simplemente a título de comentario.

Hay un español (2) que menciona un criterio semejante a esto del centro gravitatorio, como ámbito energético y significativo, habla de ese «fondo insobornable», desde el cual puede vivirse. En efecto se trata también de eso, de no dejarse sobornar en los proyectos de fondo, peo para eso hace falta una torre de lanzamiento y de control más o menos sólida.

Nótese como la actividad humana y social, tiende a girar alrededor de un tema central, que puede ser esencial o de superficie, tiende a girar alrededor de las cosas, de los prestigios, de los demás, de ambiciones, etc., este tema central tiene como representante interno al núcleo de ensueño, es decir, hay un centro, pero de calidad e implicancias no muy deseables, aquí se produce el vacío y se rota con él hasta el momento de un complemento o una correspondencia lo suficientemente esencial como para no salir fuera-de-sí, es decir, que suponga auténtica gravedad, y con esto impedir la transferencia frecuente, que lleva a la alteración acentuada.

Cuando alguien siente uina fuerza especial en el pecho, que se afirma y se expande, afirmándose con soberanía y como señor (casi en sentido bíblico) ante sí y el mundo, el palabrerío se encoje en beneficio de la experiencia y de la comprensión profunda»..

Así termina esta charla, que de la juerga pasó a la gravedad temática y retornó a la fiesta:

eah!, que siga la cuerda brotando y a cantar…

«Anda jaleo, jaleo»

«ya se acabó el alboroto»

«y ahora comienza el vapuleo…»

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(1) Ver: hombre sintético en Vocabulario del Siloísmo H. van Doren.

(2) Hace referencia a Ortega y Gasset

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