Hemos llegado por fin a este punto, aludido como “tono de vibración”, como “empañador del ojo de la mente” resulta infaltable en la conciencia ordinaria.

El ensueño es el eje en la conducta humana. Es quien ofrece un clima y un trasfondo mental que engloba al sujeto, el ensueño se expresa corporalmente como un “pathos” especial y con un “tempo” mental propio.

El ensueño se caracteriza por:

  1. Ser un clima y trasfondo mental, que tiene una importancia personal y una amplitud generacional; así toda una generación puede estar bajo un mismo núcleo de ensueño.
  2. Dar respuesta totalizadora a los estímulos internos y externos, organizando estructuralmente la sensación, la percepción y la grabación de datos.
  3. Dar un sentido personal a las ideas, a los valores y proyectos. También acepta las creencias de un modo particular, pudiéndole servir o no de base nutricia.
  4. Esta dirección que imprime puede estar en la dirección evolutiva del individuo y la especie, o puede no estarlo, sino que contrariamente se puede oponer diametralmente a cualquier avance progresivo.
  5. El ensueño se entiendo por la polaridad: carencia-compensación. El ensueño compensa carencias fundamentales y personales,de conducta y déficit de personalidad.
  6. El ensueño sirve al hombre común, para mantenerlo en el nivel evolutivo en que lo dejó la naturaleza, pero no sirve a quien está en vías de despertar; es decir, de ir más allá de la etapa hecha por la naturaleza.
  7. Del ensueño derivan los efectos colaterales descritos anteriormente, la identificación, la consideración, las tendencias, canalizadas por proyección, transferencia o compensación.
  8. El ensueño cuenta además con un fuerte poder sugestivo, con pérdida de reflexión, aumento de la frecuencia de imágenes y de sobrecarga emotiva.
  9. Los esfuerzos de la atención por eliminar el fantaseo demuestran la resistencia seria que ofrece, es decir que además del núcleo central hay ensueños secundarios en un fantaseo variable y frecuente.

La compensación está hecha tanto a nivel interno del sujeto, o de la generación en cuestión, como a nivel externo y en fricción con el medio en que vive. Es una compensación simultánea que va variando en el correr del tiempo y dándose lugar los procesos de etapas vitales, biográficas e históricas. Los ensueños tienen grados de densidad y sutilidad, así en esta última parte roza la conciencia de sí y en la densidad mayor, avanza hacia los estado penumbrales y oscuros de conciencia.

El ensueño perturba la atención y obstaculiza la retención y evocación de datos, es así que oficia como minimizador de atención y de memoria, amén de deformar la percepción dando lugar a la “percepción tendenciosa”, que es el hecho de predisponerse a percibir en la gama que admite e interesa al ensueño vigente.

Como se nos explica, los ensueños se desplazan o se fijan según las etapas vitales y las situaciones epocales, así por ej. no es igual un ensueño en la niñez y en épocas prósperas, que en la madurez y en épocas críticas, aunque en todos los casos actúe compensando las carencias internas y en el roce con el medio. Los ensueños pueden progresar con las edades, fijarse o regresar, haciendo una disritmia con el progreso evolutivo natural, tenemos así “los niños grandes”, “los jóvenes viejos”, etc. También los ensueños pueden anticiparse a la época, apareciendo como premoniciones englobando una interesante intuición, pero en tanto quede en ensueño nada ganamos.

En otro momento hablamos de forma y contenido en el ensueño; a veces el contenido puede ser muy positivo, pero en tanto conserve la “forma de ensueño”, nada ganamos, en esto ilustran las doctrinas simbolistas de variados expositores, pero no es suficiente ilustrar el símbolo del ensueño, sino cómo actúa y cómo sugestiona.

En el ensueño se puede distinguir el clima sicológico que propone y los temas que programa, siendo ambos del repertorio de determinaciones que se sufren. Temática y clima atraviesan por un proceso, lo que importa descubrir entonces es el momento en que se está, si de nacimiento, de apogeo, de caída, de reemplazo, de exaltación o de fracaso, este es el momento óptimo para hacer un trabajo de bombardeo en otra significación que la mecánica. El ensueño dispone de una energía muy positiva en cuanto tal, pero no en cuanto empleo y dirección, así lo interesante es rescatar esa energía con otros propósitos.

El ensueño es un tema tratado desde antiguo, porque desde entonces se reconoce su poder perturbador de la visión profunda, por ej. hay una vieja historia que relata a un hombre meditando y en esas ocasiones ve unos monstruos extraños que le perturban la mente, debido a esto no se le ocurre mejor cosa que matarlos, para esto consulta a un amigo quien le aconseja que antes de hacer nada, los marque con pintura a fin de que no se le escapen y para no errar luego; así lo hace y después el mismo amigo le pide que se mire en un pequeño lago, allí ve su imagen reflejada, pero esta vez pintarrajeada por todas partes. Así comprobó que tales monstruos no tenían existencia material aislada, sino que sólo existían para él en su alevosa imaginación descontrolada; su amigo le aconsejó esta vez que en efecto podía “matarlos”, pero únicamente con la espada de la atención.

Estas pequeñas leyendas ilustran más que bien, y pueden encontrarse muchas más. El hombre cuando se fue desarrollando en la especie, desde sus cavernas y otros modos de vida primitiva, no contaba con la conciencia de semi-vigilia de hoy, sino que eran más penumbrales, su estado era crepuscular; allí las imágenes hacían buena presencia y señorío, hasta considerarlas como reales, y por su rara “presencia” indefinida y volátil, las calificó de deidades o de demonios, pero no existían más que en su imaginación; en este sentido el hombre ha avanzado enormemente, y tanto ayer como anteayer y hoy, la conciencia rozó ocasionalmente estados superiores y de tales estados devinieron obras que por ser hechas con mayor conciencia tuvieron mayor significación y perdurabilidad; de allí que haya historia de la conciencia crepuscular y de la conciencia superior. Nuestros relatores no reparan a menudo en este detalle, y nos transmiten una mezcla de hechos y héroes que no nos ilustra demasiado. Si en cambio se organizara una historia de los estados de conciencia, sus avances y sus caídas, y su extensión social, comprenderíamos mejor a las religiones, los mitos las filosofías y las ciencias, y lo que es más: comprenderíamos mejor la Presencia de la Escuela en todas sus acciones históricas y en todos sus aportes.

También lo que hizo con ella el hombre desgradador, cuando cae en la penumbra a ritualizar y a incomprender… Hay posibilidad de hacer una historia y otra, la que se escriba más allá del ensueño; o bien desde la conciencia de sí o desde la conciencia objetiva; tal vez por esto nos digan: “… hacer un corte en la prehistoria y entrar en la Historia verdadera y cálidamente humana” (1) o tal vez una historia de la conciencia trascendental. Evidentemente que si la Escuela estuvo presente en el mundo, no se empezará desde cero esta vez, sino que se contará con los elementos más progresivos logrados en cada oportunidad, y el cómo se pasen y recompongan esos datos será cosa de la gente de Escuela y para nosotros será tan raro como la telegrafía sin hilos lo fue en su momento u hoy la televisión trasmitida de satélites y otras maravillas de la comunicación moderna; pero de todos modos podemos teorizar diciendo que tal reconstrucción de aportes pasados y futuros trabajos, es posible únicamente desde la estructura y estado mental de quienes hicieron tal cosa y no de quienes estamos acondicionados hasta para ensoñar.

Todo esto difícil de probar como sabemos, pero únicamente después de intentarlo repetidas veces y corroborando logros se podrá afirmar o negar estas consideraciones; pero que el ensueño ¡obstaculiza! Y si no se cree hágase un pequeño ejercicio: póngase la mano delante de los ojos por un tiempo, ¿obstaculiza o no la visión?, empáñense los vidrios de las gafas y véase si deforma o no la vista sensible. Ambos casos ilustran la interrupción a l visión del sentido ocular; algo parecido pero a otro nivel ocurre con el “lente empañado del ojo de la mente”. No por nada Silo termina su primera conferencia: “… tal vez Vd., pueda aprender a ver por encima del ensueño” (2).

Si esto es posible, sin duda alguna las mentes practicantes ofrecerán la experiencia nueva a sus semejantes y darán a luz un Arte y una Ciencia Nueva, ambas salidas de la experiencia de la Meditación Trascendental, esa experiencia que se eleva por encima del ensueño con un número infatigable de nuevas posibilidades.


(1) Ver Manual del Poder Joven de H. van Doren. Edit. Trasmutación.

(2) Ver “Meditación Trascendental” de H. van doren Edit. Trasmutación.