Por una parte tenemos los centros, con su función específica, con energías y conexiones. Una de estas funciones y partes se destaca, dando lugar al biotipo; alrededor de éste, se irá construyendo la Personalidad que es la Periferia del aparato sicofísico; así, esta estructura al trabajar, al vivir, pierde energías y también las produce. Este movimiento entre estructura y energía registra una vibratoriedad, un tono y una frecuencia de vibración que se entiende también como tono vital y estado de conciencia. Esta vibración, en el estado ordinario, produce una frecuencia de onda que se expresa como sueño. A medida que se cualifica y dinamiza la estructura en cuestión y su energía fundamental, el tono vibratorio se acelera expresándose en otros estados de conciencia más sutiles, de mayor frecuencia y vibratoriedad, como es el caso de “vigilia verdadera” y más tarde de “conciencia de sí”.

Esta estructura está básicamente integrada por:

Aparato sicofísico (centros), Biotipo, Periferia (personalidad) y Ensueño (u otros posibles estado de conciencia).

Evidentemente, para comenzar a meter mano en todo esto, tenemos que encontrar un punto de apoyo, que nos sirva para comenzar y en la medida que avancemos podamos también prescindir de él.

Tal punto de apoyo solo puede provenir de los momentos de mayor conciencia que provienen de la simple fórmula: darse-cuenta-de, estos momentos de mayor vibratoriedad permitirán la observación-de y por ende permitirán crear la plataforma de observación constante de los procesos y de la constitución de la estructura en cuestión. En la medida en que se insiste y se acentúa esta observación surgirá lo que podemos llamar “Yo-Observador”. Este no solo se encargará de estudiar y conocer sino que devendrá en vigilante-de, produciéndose una metamorfosis de simple observador a un verdadero “Yo-Vigía”, que permite la auto-observación eficaz, la permanencia en su misión, y mantener alerta a la estructura, se verá más tarde en una modificación del estado de conciencia mismo.

Un breve diseño nos ilustra mejor:

Funciones del hombre

Para comprender el significado de las funciones en el hombre, se puede dar un rodeo y entender que el hombre en su aspecto periférico (existencial diríamos) es circunstancial e histórico y por consiguiente está en constante cambio.

Esta periferia se modifica constantemente y no existe en ella la tan mentada “naturaleza humana”. Además, la transformación de esta periferia y su contorno son concomitancias inseparables.

Ahora bien, como ya se dijo, existe un aparato sico-físico que también se transforma pero a ritmo distinto de su periferia. Este aparato pertenece a la especie Homo sapiens y se transforma a ritmo distinto de la periferia; mientras esta lo hace históricamente, culturalmente y en cada individuo biográficamente la especie lo hace evolutivamente y en su esencia específica. Estas dos transformaciones a ritmos distintos se interrelacionan influyéndose recíprocamente. Las modificaciones individuales pueden tocar las estructuras profundas de la especie, pero es ésta la que da el ritmo evolutivo de fondo. No se trata de dos fenómenos distintos sino de dos ritmos distintos de un mismo fenómeno: del fenómeno humano.

Para aclarar podemos comparar esta estructura con el Sistema Solar. La periferia hace las veces de Tierra, con sus transformaciones y rotando alrededor del Sol y éste a su vez tiene sus transformaciones y también se desplaza (hacia la Nebulosa de Andrómeda) llevando consigo a todo el sistema. Además las interrelaciones entre estos son evidentes. Finalmente, lo más periférico y cambiante del fenómeno estudiado es esa vibración que se expresa como ensueño, que puede muy bien hacer las veces de Luna rotando alrededor de la Tierra e interrelacionándose también. (1).

Hecho este rodeo, podemos comprender las posibilidades que abriga.


(1) N. del E.: Tal vez no sea nada descabellado eso de relacionar la Luna con el ensueño.