Pueden ser: 1ª y 2ª niñez, 1ª y 2ª adolescencia, 1ª y 2ª juventud, 1ª y 2ª madurez, vejez y ancianidad. La energía vital de este proceso puede ir pasando de una a otra sucesivamente, complementándose en cada vez o también puede fijarse en una etapa a pesar de que los años pasan (esto de fijarse en una etapa puede entenderse como fijar ensueños de esa época, puede progresar o puede regresar (tener “grandes aniñados” por ej.), es decir, se regresa a etapas no vividas completamente, o adelantarse y ter los “niños grandes” de contextura grotesca, los que tendrán que volver a la niñez cuando sean grandes.

Una etapa se fija o regresa por problemas de huellas mnémicas, de grabaciones que “tiran” y no dejan el paso libre.

Adelantarse, retrasarse o fijarse es producir tensiones negativas, que no permiten construir con solidez, sino frágilmente el aparato síquico. En rigor son formas de fuga del presente a etapas supuestamente más felices o algo por el estilo.

Como se entiende, esto de la energía y sus posibilidades tiene relación directa con el grado de conciencia con que se vive. Desde este ángulo (tal vez el más importante) tal vez se pueda afirmar que siempre se está en pérdida cuando no haya autoconciencia.