El principio de Dinámica que acusa la Física con sus ritmos y duraciones, por Ley de Simultaneidad universal, se expresa en el terreno humano. En una vida individual se expresa con ritmos biográficos y biorritmos funcionales. Tomando el momento histórico en que conviven muchos individuos de edades se observa la misma dinámica con ritmos y duraciones, expresada como generaciones que se reemplazan unas a otras en ocupar el ciimax de ese momento dado.

A veces las nuevas generaciones aceptan y continúan la obra de las mayores, pero otras veces esto no sucede, sino más bien lo contrario, desaceptan y no comulgan en absoluto, son pues tiempos de renovación y de imperativo creador; esta geneación renovadora se expresará en numerosas actividades, pero tendrán el mismo tinte revolucionario. Sin embargo hay tiempos mayores que engloban varias generaciones; estos tiempos pueden ser de “caida”, de “compás de espera”, de “espectativa» o de imperativo creador, etc, de todos modos es una generación precisa la que provocará la detonación del cambio fundamental.

Le ley de superación de lo viejo por lo nuevo, se imprime generacionalmente con particular vigor, y los mantenimientos y propósitos son hílvanados de manera diferente e los intereses de les facciones. Cuándo las nuevas generaciones se presentan al momento vigente traen enegías nuevas que los viejos circuitos no canalizan, produciéndose el desborde energético de consecuencias imprevisibles. Esta falta de acuerdo entre viejos circuitos y nuevas energías deviene en presión joven, en presión revolucionaria. El momento del desborde se ve acosado por lineas desviatorias que pretenden canalizar las energías en tareas superficiales a fin de desgastadas, llevándolas al terreno de la superficialidad, a la falta de soluciones profundas (1).

Este desvío puede comenzar al no reconocer la generación como unidad vital y cada uno sentirse sólo, cortándose entonces el nervio unificador y cayendo en desatender el destino histórico, fugándose hacia el paraíso de las mentiras.

Este desvío fragmentador se produce en beneficio único del enemigo del hombre: el opresor.

Es una generación la que asumiéndose como tal, favorece el corte biográfico y conecta con otra gama de sucesos francamente evolutivos. Es esta misma generación la que se autoelige y decide ser precisamente generadora de un nuevo estilo de vida.

Es decir, que si hubiera un dilema generacional, sería el asumir el destino de planteos radicales y beligerantes que le compete o desviarse de su destino en tareas in-signifieantes.

En qué momento comienza una acción evidentemente renovadora; en el preciso momento en que se comienza a bombardear el núcleo de engieño de toda una generación, produciendo un desplazo de éste hacia un camino revolucionario y al terreno de los efectos consecuentes.

En tanto el ensueño cualquiera que sea, conserve las propiedades de embriaguez, encantamiento y fascinación, no pasa nada de nada. excepto regresar a etapas de inconsciencia.

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(1) Ver «Dialéctica Generacional» y «Corrientes desviatorias» en el Manual de! Poder Joven, de H. van Doren. Edit. Transmutación.