Como podemos comprender, no basta con poner cuidado en los alimentos “comida”, “aire” e “impresiones”, no basta con las técnicas y disciplinas de las escuelas impuras. Es necesario saber transmutar esa materia prima y no solamente dejarla como alimento; para esto contamos con la energía fundamental, para bombardear las Funciones y producir aceleraciones de vibración y lograr luego el salto de nivel; es decir, que con esta energía se acelera a todas las funciones, dinamizando los procesos de asimilación y eliminación de alimentos y transmutando la maquinaria completa.
Por otra parte se trabaja en las funciones mismas con ejercicios tales que posibilitan las domesticación de cada centro y función. Esta domesticación se comprueba con la puesta en marcha de cada centro y el detenimiento de los mismos en la frecuencia, ritmo y duración que se deseé. O sea, que cuando se conocen los centros, se los controla y no se “disparan solos”, esto permite voluntariamente movilizarlos o detenerlos según el caso.
Esto es una diferencia básica entre un centro domesticado y un centro en bruto. Este último se suelta, se dispara a su manera sin tener control sobre él, más bien la estructura toda depende de ellos, de su inestabilidad y de sus reacciones, reacciones que se producen por roces situacionales o movilizaciones internas de la máquina, pero en todos los casos prima la accidentalidad. El centro domesticado “obedece” al operador y es éste quien dirige la actividad de los mismos.
Este caso de la domesticación se conecta con aquello del “Centro de Gravedad” y a otro nivel con lo del “Yo-Permanente”. ¿Por qué? Sencillamente porque cuando el yo está atomizado, las diferentes funciones lo están también, y como eje de acción se tienen diferentes elementos, o las circunstancias, o una emoción predominante, o un movimiento, etc., mientras que la armonización de las funciones ha producido una “magnetización” si se quiere, que desprende a la estructura del acondicionamiento circunstancial y cuenta con dinámica propia, “con cuerda propia”; tiene fuerza por sí misma, sin depender de estímulos extraños a ella misma.
Como ejemplo puede ponerse un trozo de hierro dulce; se lo arma como solenoide y merced a la corriente eléctrica ocasional se imanta, pero cuando no pasa la corriente no es imán sino que permanece en su estado habitual. Mientras que si se utilizan otros procedimientos, el hierro en cuestión se puede imantar paso a paso, hasta que esta propiedad quede en él permanente. Aquí ha habido un salto de nivel, de hierro común ha pasado a hierro-imán en un estado permanente y no ocasional. Aunque el ejemplo ilustra medianamente a nuestro tema, la idea de permanencia queda entendida. Así, en el hombre, con procedimientos adecuados y paso a paso podemos transferirle esas cualidades que interesan de modo definitivo y no ocasional, lo permanente en este caso será el estado de alerta, los centros domesticados, la autoobservación, etc.
Tampoco debe considerarse esto de la Permanencia como una cosa rara o difícil. Así como se encuentran experiencias habituales en la actividad del Centro Superior, en los fenómenos llamados parasicológicos o en otros más simples como f”esto ya lo he vivido”, el Yo-Permanente está a modo de germen en frases como: “me doy cuenta que Yo soy así o asá”, o “sé lo que quiero”, etc., que manifiestamente indican una permanencia en una dirección positiva; claro está que en ambos casos se registran como latencia y a modo natural, cosa que, obviamente, no es completa.
Para terminar este punto del desarrollo veremos con más exactitud lo referente a los shocks, o dinamización de energía consciente.
Nos ayudaremos de una máquina que ya fue explicada en Occidente aunque de modo incompleto.
Utilizaremos el eneagrama. No veremos esta vez la máquina en sí ya que sería tema de Morfología General y no cabe en estos desarrollos elementales (1). Nos basta con saber que el eneagrama sirve para comprender en forma relacionada elementos diversos que de otro modo aparecen aisladamente. En pocas palabras, esta máquina, como su nombre indica, sirve para relacionar 9 elementos (hay diagramas, pentagramas, exagramas, etc.), 3 de estos elementos están referidos a aspectos básicos, infaltables, esenciales si se quiere, los que se unen con el triángulo; y los otros 6 están referidos a elementos constitutivos que se marcan en el círculo; finalmente aparece una línea interna que une lso puntos 14 28 57, que nos muestran conexiones internas entre los elementos en juego.
Montada la figura resulta:
Y “cargándola” con los datos que interesan, que no son otros que las 6 funciones mencionadas y los shocks conscientes posibles.
Las 6 funciones son los elementos constitutivos, y en las puntas del triángulo tenderemos los shocks que interesan.
(1) Ver Poética Menor, de H. van Doren. Edit. Transmutación.
Así:
Veamos ahora lentamente este diseño, a fin de que nos explique y no nos confunda. Las funciones colocadas sucesivamente en los puntos 1-2-4-6-8, dejan libres los puntos 3, 6 y 9, allí tenemos oportunidad de dinamizar la máquina.
El punto 3 está entre Motricidad y Emoción, en él podemos aplicar choques energéticos pero no conscientes, es decir, que todavía jo hay atención en el proceso, pero de todos modos se producen energetizaciones en la maquinaria que se expresarán casi en fenómenos paranormales. Tenemos por ej. un intenso ejercicio físico e intensas emociones que llevan la maquinaria a otro nivel, pero no definitivo sino ocasional, ya que falta la conciencia; es decir, que se pueden estar haciendo considerables superesfuerzos pero divagando o simplemente sin atender al estado de conciencia. Aquí trabajan numerosas disciplinas que van desde ascetismo diversos, líneas devocionales, místicas variadas, y también los que trabajan con danzas especiales como macumbas, misas raras, etc. Si se quiere tener idea de esto puede ensayarse en ejercicios motrices intensos y exaltación emotiva y se verá cómo hay un pequeño salto cualitativo del que más tarde se decae.
Es interesante destacar al pasar, que cualquier esfuerzo que se haga y más un sobre-esfuerzo, afianza el estado de conciencia que se mantiene; así que si se ensueña de lo lindo y se hace sobre-esfuerzo, el ensueño se afianza, aunque en algún momento se sobrepase. Esto es muy importante.
I Shock consciente
Comienza cuando pongo atención en lo que hago, sigue con la división atencional y la autoobservación ulterior. Simplemente esto. De tal modo que entre Intelecto y Función energética hay un espacio a ocupar por la Autoobservación que es la que concientiza los procedimientos y actividades de la maquinaria. Es decir, que si se hace un ejercicio intelectual intenso y no hay autoobservación se está todavía en lo mecánico; y si movilizo energías fuertes sin autoobservación tampoco se hace un trabajo consciente.
II Shock consciente
Es el Recuerdo de sí, la Conciencia de sí.
Una vez que la autoobservación se ha hecho trabajo común, se ha afirmado, aquello del “Yo-Profundo”, de la memoria profunda, se hace muy tangible, porque sencillamente el sujeto no se olvida de él, sino que se recuerda, se mantiene reintegrado con lo que fue, con lo que es y será. O sea, que la estructura mental, la “forma mentis” ha variado de mecánica a consciente, lo que ya es decir bastante.