Dentro de nuestros materiales, en el cuaderno nº 9, tenemos la descripción más amplia acerca de N.Y.
Leamos ese material y comentémoslo.
a) Tanto en las prácticas cristianas, como en las musulmanas o en las sufíes por ej., vemos trabajo con energía. Aclaremos esto. Si observamos la postura clásica musulmana, encontramos que la misma postura corporal nos lleva a una respiración alta y a una concentración de sangre en la cabeza. Si a esto agregamos esfuerzo interno al orar lograremos energetizar esa parte del cuerpo al introducir allí mayor trabajo metabólico (mayor oxigenación).
Otro tanto ocurre en la gimnasia cristiana, en la misa o en prácticas de monasterio como las desarrolladas por S. Ignacio de Loyola.
En el caso de los sufíes se trabajo no solo con una postura corporal sino con ejercicios físicos complejos a los que se les agrega ejercicios mentales manteniendo una respiración constante. El ritmo se impone desde afuera. Al ser insuficiente la oxigenación frente al consumo provocado por la motricidad intensa se producen estados de anoxia y consecuentemente falsos estados de iluminación por shokeo.
Entendemos entonces que la postura corporal, respiración, etc. pueden tomarse como base para que la energía (metabolización) se dirija a un punto o a otro del cuerpo. Entendemos también que pueden tomarse como base para transformaciones energéticas.
Dentro del Yoga oriental, clásicamente ubicamos 4 formas. El Hatha Yoga trabaja en base a posturas corporales (asanas) y respiración. Ellos consideran que absorben el prana (energía primordial que está en todo lugar) del aire. Esta idea de la energía vital que hay que absorver y conservar la encontramos en el maná bíblico y se desliza también en el vegetarianismo.
El Karma Yoga es el de la acción sin apego. Trabaja con la no identificación.
El bakti Yoga o Yoga devocional tiende a bloquear otros centros en favor del centro emotivo, por medio de cuya energía se trata de conectar con la divinidad. Este Yoga lleva ala clausura y tiene gran similitud con las prácticas de monasterio cristianas.
Todas estas líneas en su trasfondo conectan con el problema de la energía y originalmente con el tantrismo.
Los misioneros hindúes llegaron al Tibet llevando el primitivo Tantra Yoga. Allí por el aislamiento geográfico se conservó bastante mientras que en la India el Tantrismo se confunde con otras corrientes dando lugar a diversos Yogas. De todos modos el Yoga Tibetano sufre su propio proceso y degenera.
b) Para los Tibetanos (y para Gurdjieff) la disposición de los centros (chacras o centros de fuerza) es la siguiente:
I.S. Supraconciencia
I. Conciencia.
E.S. Subconciencia.
E
M
S. y V.
La ubicación del E.S. entre intelecto y emoción tiene consecuencias muy distintas a su ubicación sobre el intelecto.
Según este esquema para pasar de la conciencia a la supraconciencia hay que pasar por la subconciencia, hay que bajar necesariamente a lo crepuscular.
Las prácticas consecuentemente se organizan para caer en trance. Lo característico de este trance será el bloqueo del intelecto, el bloqueo de la vigilia. Esta misma línea se ve también en las técnicas sufíes. Lo que no nos queda claro en todo esto es cómo de lo crepuscular, sin conciencia, pueden luego ascender a niveles superiores de conciencia.
Trataremos de entender desde otro punto de vista la estructura regresiva. Una rápida visión del eneagrama septenario puede ayudarnos. Comparemos la escala de colores, ubicándolos en ambos casos según la escala vibratoria externa:
No aparecen relacionados por las líneas internas los complementarios. Tres centros de gravedad o de control. Secuencia regresiva (1-4-2, rojo retrocede a amarillo y de allí a naranja). Necesita de shokeos para avanzar.
Colores complementarios relacionados. Un centro de gravedad (mayor operatividad). Secuencia progresiva y armónica (1-2-4). No necesita de shokeos, no tiene contradicciones.
En el primer caso, este eneagrama septenario al usarse como máquina de apoyo para trabajos internos, es reveladora de toda esa línea regresiva que estamos describiendo.
Esto de la caída a lo crepuscular se ve no solo en el pensamiento tibetano, gurdievo o sufí sino además por ej. en el esquema cabalístico (en el cual aparece siempre el descenso a los infiernos), en el freudiano (hacia lo subconsciente) y en el drogadicto. A su vez hacia allá tiende el racionalismo saturado o desilusionado, aunque sus elementos más progresivos pasen a nuestra línea.