Para nuestros intereses el cerco mental es un truco morfológico a usar en determinados momentos. Reduce mi mundo externo. Observamos que habitualmente se produce un cerco mental no propuesto, en el que la conciencia queda atrapada por el mundo, sin mediar intención por parte del sujeto. No es éste el tipo de cerco mental de que hablamos.
Si me propongo divagar dentro de los límites de esta habitación, por ejemplo, se produce un fenómeno curioso que tiene que ver con el espacio y el tiempo, fácilmente me salgo del aquí y del ahora que me propuse. He de divagar en presente. Divagar en presente me hace acordar de mí. Si me propongo divagar me doy cuenta de que divago, o sea que estoy en conciencia de mí.
Distingo entonces dos tipos de cerco mental (espacial y temporal). Distingo además la posibilidad de un cerco mental temático.
Está en la base de la conciencia el tomar referencias del ámbito en que está.
El estudio de los movimiento oculares de un automovilista, por ejemplo, nos pone en presencia de un continuo ir tomando referencias sobre puntos que nada tienen que ver con la ruta por la que va, pero que lo ubica de continuo. Aprovechamos este punto para nuestros intereses, usemos el cerco mental como una referencia que nos va situando de continuo.
¿Pero, cómo construyo un cerco mental?, ¿cómo lo mantengo?, ¿cómo lo cargo? (selectores, adhesores, elevadores).
Para armar el cerco mental debo tener en cuenta todos los factores que van a tender a destruirlo, de este modo le doy permanencia. En la medida en que puedo prevenir podré mantener luego el cerco mental. Debo conocer entonces el principal enemigo del cerco mental: el ensueño. Y para estudiarlo nada mejor que dejarlo actuar observándolo desde lejos, tomando nota de quienes son sus relaciones, sus horarios, a donde va, etc.
Intentaré entonces aprovechar su misma fuerza para devolvérsela, aprovecharé el péndulo para mis intereses.
Para construir los límites del cerco mental conviene hacerlo por rodeo, describiendo espiras cada vez más pequeñas hasta conformar el cerco con precisión exacta, delimito el sistema mayor y el sistema menor (Mundo, Argentina, Córdoba, El Mirador, esta habitación), lo mismo puedo realizar si lo que me interesa es la construcción de un cerco temporal, (límite máximo y límite mínimo) o de un cerco temático.
Es bueno además ir recambiando los elementos que se van gastando o ir reforzando a los elementos más progresivos al par que se van dejando de lado los más regresivos. Es interesante también el uso de un cerco mental para neutralizar estímulos externos que provocan en mí situaciones negativas.
CERCO MENTAL
Si nos proponemos divagar dentro de los límites de esta habitación, por ejemplo, se produce un fenómeno curioso que tiene que ver con el tiempo y el espacio. He de cortar el pasado y el futuro. He de divagar en presente. Divagar en presente me hace acordarme de mí. Es un truco.
Si me propongo divagar me doy cuenta de que divago o sea que estoy en conciencia de mí. Es un jugar con el péndulo como en el caso del relax gran tensión y luego puedo relajarme con mucha mayor facilidad. Puedo, por ejemplo, usar la esfera cotidiana, y haciendo división atencional con ella y lo que hago eso también puede ser usado como cerco mental.