Nos preguntamos por qué a Medicina Natural y a Fitoterapia en especial se las considera Oficios de Escuela. Si recordamos que para nosotros Oficios son todas las actividades humanas que no pertenecen a una época especial, es decir a aquellos que podemos rastrear en todos los momentos del hombre, queda claro que Medicina Natural queda encuadrado en esta categoría. Es conocido el hecho de que el hombre debió recurrir, en todos los tiempos a la Naturaleza, específicamente a sus reinos, para obtener las sustancias que actuarían remediando sus enfermedades. Esos reinos, animal, vegetal o mineral, conforman, según se trabaje con sustancias de algunos de ellos, las diferentes líneas que asumió la Medicina Natural.
Nos interesamos aquí por la Fitoterapia, es decir, por la obtención de preparados a partir de sustancias del reino vegetal, con toda la amplitud que eso comporta, desde las bacterias y líquenes hasta los grandes representantes de la especie.
Para operar en esta línea debemos recurrir a la tradición, lo que nos brinda la oportunidad de rastrear los diferentes usos que se dio a cada substancia, atentos a la distorsión que sufrieron con el tiempo. Por ejemplo, la belladona, usada en algún momento por las mujeres para embellecerse (agrandamiento de la pupila por acción de la atropina) se usó posteriormente por sus propiedades vasodilatantes y asténicas. Agregamos a lo anterior, que al igual que en otros oficios, aquí nos importa esa métrica interna que va obteniendo el operador, sin proponérselo, con la simple experimentación y manejo de las substancias.
Podríamos ver, en el proceso general del oficio, como tres momentos definidos. Un primer momento en que el oficiante prepara su ámbito, toma contacto y conoce las posibilidades de su instrumental y adquiere conocimiento de las substancias con las que va a operar. Un segundo momento en donde inicia trabajos de conjunto, es decir estructura todos esos conocimientos diferenciados y un tercer momento que se refiere específicamente a la producción. Pero debemos recordar que esos pasos hacen al proceso general y que el oficiante se mueve con elementos de todos, no importa en que momento se encuentre. Es decir que no es un proceso lineal (primero una cosa y luego otra). Se va teniendo manejo y experiencia en todo el espectro.
A) PULCRITUD:
Decimos que hay pulcritud cuando el oficiante y el ámbito están asépticos, para lo cual se usa el agua con jabón como elemento más idóneo pudiéndose agregar también el uso de alcohol etílico puro. Otro elemento moderno y que brinda buenos resultados es el detergente (Ultrapon).
El instrumental debe estar esterilizado, para lo cual usamos el autoclave, pero por razones de economía puede reemplazarse por una olla a presión, o por el simple tratado con agua hirviendo a más de 100 grados durante unos 5 minutos. Luego de cada trabajo debe aislarse la prueba realizada en un lugar adecuado. Debe existir un orden en el lugar de trabajo, no importa cual sea este. Es evidente, también, la necesidad del rotulado para clasificar cada substancia.
B) PERMANENCIA:
No se refiere este punto a los «sostenidos» que se pueden dar en el trabajo. Se atiende, en cambio, a la elaboración de un plan de trabajo que no debe ser alterado por las sugerencias que se vayan produciendo (esas sugerencias podrían ser anotadas y desarrolladas en un nuevo plan). Por ejemplo dentro del plan contemplo la decocción de una substancia, y al encarar la tarea pienso en la utilidad de realizar otras decocciones debido a que estoy usando el instrumental apropiado. Eso es falta de permanencia y desvío del plan.
Lo antedicho me esclarece en la posibilidad de contemplar en el plan diario diversas operaciones, recordando que no se puede pasar a otra producción antes de haber concluido las iniciadas.
C) TONO:
Hay tono cuando se trabaja según medida y proporción. Decimos que se trabaja con medida cuando se observa siempre la misma unidad de medida, por ejemplo en líquidos el centímetro cúbico (c.c.) o milímetro (ml) y en sólidos el gramo(g) no debiéndose recurrir, necesariamente a estas convenciones, pudiendo el operador tener las propias siempre y cuando, claro está, no las varíe.
Hay proporción cuando se trabaja con el eneagrama (nuestro apoyo para proporcionar). Debemos tener en cuenta que la medida y proporción no se aplica solamente a la substancia, sino que es extensiva a la actividad del operador en el Oficio. Así, leemos en el cuadernillo nº 8 que la investigación y la experimentación son posibles sólo dentro de la medida y proporción. Por ejemplo, habíamos hablado sobre el rastreo de datos sobre las substancias en el tiempo como elemento válido, pero aquí agreguemos que si esa investigación es exagerada impedirá la experimentación, que no se iniciaría en la espera del «dato último».