Antes de comenzar el entrenamiento, es necesario decir algunas palabras sobre los ejercicios que se pondrán en práctica. La Catarsis exige un doloroso esfuerzo de sinceridad. Cuanto mayor sea ese esfuerzo, más grande y rápido será el cambio interior que experimenten los coetáneos. Esta práctica conmueve los cimientos de la conciencia al destruir las barreras interiores que la oprimen. Se trata de reconocer con valentía que en uno todo es enfermedad y absurdo. Desde luego, cada cual puede mentir, o bien encubrir los verdaderos problemas trasladando la catarsis hacia cuestiones secundarias. En tal caso, no habrá mejoría sino una enfermedad peor que estallará en crisis. Esa crisis provocará el alienamiento del coetáneo con una profunda sensación de fracaso.
Además de la práctica de Catarsis, existen los ejercicios de concentración. Estos exigen el dominio de ciertas leyes de relajamiento muscular y de control mental que serán explicadas enseguida. La concentración obre como fuente de energía que da poder y fuerza. Es el alimento interior que prepara la conciencia para nuevos ascensos que el humano común está lejos de sospechar.
Como tercer ejercicio se practican “Operativos”. Se realizan con el objeto de agilizar y sincronizar el movimiento físico y mental. Tratan de coordinar a los coetáneos como si fueran un solo cuerpo. Los operativos son individuales, aunque su ejecución responde al movimiento coordinado de toda la Cripta. De este modo, los individuos adquieren conciencia del conjunto en acción. Finalmente, existen los ejercicios de tonicidad. Están organizados de tal modo, que al irlos practicando, vayan desarrollando su capacidad extrasensorial. Resumiendo: Este Primer Ciclo de seis reuniones, está articulado por la práctica de catarsis, concentración, operativos y tonicidad.