Debe trabajarse:
- Despertar en el momento del sueño en que uno lo desee.
- Dormir en cualquier circunstancia y a la hora que uno lo exija.
- En despertar a la hora que uno quiera.
- En dirigir las imágenes y crear los propios argumentos.
- En lograr la no-mente y el reposo absoluto del Yo (este es el objetivo final del trabajo sobre la mente en el sueño.
Hemos dicho que el estilo ha de lograrse a través del trabajo realizado durante el sueño y aquellos hechos en estado de vigilia.
Instante tras instante, las dificultades al principio son enormes, pero al pasar un tiempo empieza a lograrse la separación de la conciencia de aquellos mecanismos que ésta observa o dicho en otras palabras, comienza a despertarse dos centros de atención. Uno que corresponde a la periferia y que configura el estado de conciencia habitual humano y el otro que corresponde a la profundidad y que configura el Yo permanente, siempre despierto y jamás afectado por las circunstancias.
El Yo permanente, vive en sí mismo y no está adherido al mundo sensorial sino que lo observa a través de los datos que registra la conciencia periférica. El Yo permanente se va despertando gradualmente en la medida en que se des-adhiera de la posición fenoménica.
No debe creerse, sin embargo, que el yo habitual periférico y el Yo permanente obedecen a principios psicológicos distintos, sino que se trata de una trasuntación energética, en la que el yo habitual va quedando como residuo.
Lógicamente el mundo del Yo permanente, difiere mucho del mundo cotidiano del modo en que el Yo, difiere del residual. En ese mismo sentido, no hay diferentes mundos sin configuraciones graduales de menor densidad o de mayor espiritualidad, como dirían los antiguos.
De todas maneras, el problema del Yo y de los “mundos”, se verá más detenidamente en el Capítulo VI (referente a doctrina A el crocosmos).
Comprendido los trabajos sobre el sueño, es necesario exponer ahora las técnicas con que ha de operarse en estado de vigilia.