De todos los Ases, Thor es el más fuerte. En su reino está la morada más grande que se conoce. El dios se desplaza en su carro tirado por dos grandes chivos y lleva consigo sus tres poderes: el martillo Mjöllnir, que es como el trueno y que bien conocen los cráneos de los trols del hielo y de los gigantes de los montes. Su otro poder reside en el cinturón con el que acrecienta su fuerza cuando se lo ciñe. Por último, con el poder de sus guantes de hierro toma su martillo y gracias a ellos no se le escapa el mango cuando da sus furibundos golpes. Tremendo es el empuje de Thor, mas él no está solo en los campos de guerra. Cuando comienza la batalla las valkirias cabalgan y eligen a los que están destinados a morir con valor. Ellas arrebatan a los héroes y los hacen llegar hasta el Valhala, (15) donde se encuentran las enormes puertas y las salas construídas con escudos; allí están las mesas y las jarras, allí comen el jabalí sagrado.

Al amanecer los guerreros saltan de sus lechos, toman las armas y se lanzan a los campos. En singular combate chocan y pelean derribándose unos a otros. Ese es el mejor entretenimiento para el día de los héroes. Al anochecer vuelven al Valhala en sus caballos y pasando las gigantescas puertas se acomodan en la sala. Enlazan sus brazos en larga cadena y como movidos por el viento del cielo o las olas del mar, se agitan a derecha e izquierda mientras cantan con estruendo. Después, amigos entre ellos, beben.(16)