Horus, la venganza divina.(19)
Cuando Isis hubo colaborado en la resurrección de Osiris, dio a luz al hijo de ambos. Tomó al recién nacido y lo ocultó en los cañaverales del Nilo para protegerlo de la furia de Seth, de Min(20) y de los atacantes del desierto. Él fue el niño que apareció radiante en la flor de loto y que reverenciado como halcón puso su ojo en todos los rincones del mundo. Él fue, como Horus Haredontes, el vengador de su padre cuando llegó el tiempo. Él es Horus, dios de todas las tierras, hijo del amor y la resurrección.
El niño fue creciendo y su madre lo preparó para reclamar los dominios de los que se había apoderado Seth porque éste, a quien correspondían sólo en derecho los desiertos y los países extranjeros, se aventuraba por el Nilo. Osiris en su viaje al oeste, a las tierras de Amenti que ahora dominaba, dejó a Isis el mandato de recuperar todo el Nilo para su hijo. Por esto concurrieron ante la asamblea de la Enéada los contendientes. Horus dijo: “Un indigno fratricida usurpa los derechos que mi padre dejara, apoyado en una fuerza ciega que los dioses no consagran..”. Pero el discurso fue cortado por Seth quien en grito iracundo desestimó el pedido proveniente de un niño incapaz de ejercer tales demandas. Entonces, arrojando sus armas, en singular combate acometieron el uno contra el otro y en su lucha rodaron montes y las aguas espantadas salieron de sus cauces. Ochenta largos años duró tal disputa hasta que Seth arrancó los ojos a Horus y éste pulverizó las partes vitales de su contendor. Tanta furia llegó a su fin cuando desfallecientes ambos cayeron por los suelos. Entonces, Thoth curó sus heridas y restableció fragilmente la paz que el mundo, desatendido, reclamaba.
Ante los dioses se pidió el veredicto. Ra (siempre ayudado por Seth en su lucha contra la mortal Apofis(21), inclinaba la balanza contra Horus, mientras Isis con denuedo a su hijo defendía. Los dioses, por fin, restablecieron al niño en sus derechos, pero Ra murmurando airado se alejó de la asamblea. Así, los dioses fueron divididos en número y poder sin que aquella discusión tuviera fin. Isis entonces, con ardides, hizo que Seth pronunciara un discurso en el que la razón quedaba para aquél que impidiera al extranjero ocupar los tronos y por ese error el mismo Seth quedó como lejano a las tierras que pedía. Entonces Ra exigió una nueva prueba para que en ella se decidiera todo.
Transformados en fuertes hipopótamos recomenzaron la lucha, pero Isis desde la orilla de las aguas disparó un arpón que por error fue a dar en Horus. Éste vociferando se abalanzó sobre su madre a la que arrancó la cabeza.(22) Los dioses dieron en reemplazo una testa de vaca a Isis y ella puesta en batalla nuevamente con su arpón dio por fin en Seth que rugiendo salió de las aguas. Así es que nueva prueba se aconsejó, dejando al resto de los dioses ajenos al conflicto. En barcas de piedra debían ambos navegar. Seth en una roca talló la suya y se hundió, mas Horus solo en apariencia mostró su barca, conforme todos habían acordado, porque en madera cubierta con estuco presentó a su ingenio. Navegaba Horus reclamando el triunfo, pero Seth como nuevo hipopótamo lo hizo naufragar y así solo en la playa el merecido desquite tomó Horus descargando su maza sobre Seth y encadenando sus miembros. Así lo arrastró al tribunal donde los dioses esperaban. Y ante la amenaza de la muerte de Seth ante toda la asamblea, Ra prefirió dar la razón a Horus y los dioses regocijados coronaron como señor supremo al niño-halcón mientras éste pisaba la cerviz del vencido. Seth, prometiendo solemne obediencia, dio por terminada la contienda alejándose para siempre a sus dominios en los desiertos y entre los extranjeros. Thot, sabiamente organizó las nuevas responsabilidades y Horus ayudando a Ra destruyó a la pérfida serpiente Apofis que hasta ese momento hubo amenazado su radiante barca. Con la sangre de la bestia antigua se tiñen, a veces, de rojo los cielos y Ra navegando en su barca celeste despeja el oleaje que va hacia occidente.