El clamor de Zarathustra.(1)
Cuando Zarathustra cumplió treinta años, abandonó su tierra y fue a un lugar lejano.(2) Allí vivió en su caverna por mucho tiempo. Solamente se alimentaba con un queso que nunca disminuía y tomaba el agua pura de la montaña. En la noche el fuego le hablaba y así comprendió el rumbo de las estrellas. En el día el sol le hablaba y así comprendió el significado de la luz.(3) Pero una mañana muy temprano, llegó hasta su cueva el clamor de los animales de la tierra… Porque las vacas y los rebaños tienen un alma, Zarathustra escuchó a esa alma grande, a Kine, pedir a Dios sus bendiciones. Elevando su lamento, que era como un gran mugido, Kine dijo: “Mi alma padece, Ahura Mazda.(4) ¿Para quién me creaste? ¿A imagen de quién me modelaste? Otórgame el bien, impide que las tribus salteadoras lleven el ganado a su muerte. Siento que estoy rodeada por la ira, la violencia, el azote de la desolación, una insolencia audaz y un empuje arrebatador. Salva a mis animales, oh Ahura Mazda, tú que proporcionas los verdes pastos”.
Entonces Zarathustra, en la boca de su caverna miró al día y pidió a Ahura Mazda: “Permite que la Buena Mente de Zarathustra guíe a los que trabajan la tierra para que ésta dé buenos pastos y fortalezca a los rebaños; para que las vacas den leche y la leche queso y el queso nutra a los hombres que labran; para que nunca más el saqueador arruine al pueblo y en cambio se convierta en el amigo que aprende a trabajar y compartir. Así quiero agradecer tus enseñanzas y el alimento que me has brindado. Recuerdo mis preguntas iniciales, cuando en total candidez las formulara hace ya mucho tiempo y tú, benevolente, me fuiste respondiendo. Así yo te decía: “¿Quién hizo nacer todo, quien marcó los caminos del sol, la luna y las estrellas,(5) quién mantiene la Tierra desde abajo y las nubes desde arriba para que no se caigan, quién hizo las aguas, los vientos y las plantas, quién inspira los buenos pensamientos,(6) quién ha creado el sueño y el deleite, quién hizo nacer el amanecer, el día y la noche para que fueran monitores del deber(7), quién creó a Kine sin la cual nuestra vida sería miserable?”(8)
Y con infinita paciencia, Señor de la Luz, tú me explicaste como fue el primer padre Yima(9). Así dijiste: ”Yo, Ahura Mazda, te pido que medites y lleves mi ley. Pero Yima respondió que no podía meditar, enseñar y llevar la ley. Entonces le encargué que cuidara de mis mundos para que fueran fértiles, le llevé las armas de la victoria y le hice enderezar el paso hacia la madre Tierra que llevaba en su seno a los animales y los hombres. Porque Yima había hecho fértil con su lanza de oro a Spenta Amaiti, la madre Tierra. Sobre ese mundo nuevo se multiplicó el ganado, los animales y los hombres.(10) Y los hombres celebraron el vasto imperio de Mithra,(11) combatieron a Indra(12) y no dieron el Haoma purificado a los impuros,(13) así como comprendieron que es el primer pecado usar palabras despectivas con un hombre puro”.(14)
“Yo pregunté y tú respondiste a todas mis preguntas”, dijo Zarathustra. “Porque el padre Yima no quiso dar sabiduría, sino cuidar y extender tus dominios, es hora que yo haga lo que corresponde a tu enseñanza”.