Ptah y la creación.(1)

Sólo había un mar infinito sin vida y en absoluto silencio. Entonces llegó Ptah con las formas de los abismos y las distancias, de las soledades y de las fuerzas. Por ello Ptah veía y oía, olía y percibía la existencia en su corazón. Pero lo que percibía lo había ideado antes en su interior. Así tomó la forma de Atum y devorando su propia semilla, parió al viento y la humedad a quienes expulsó de su boca creando a Nut, el cielo y a Geb, la tierra. Atum, el no-existente, fue una manifestación de Ptah. Así, inexistentes fueron las nueve formas fundamentales y el universo con todos los seres que Ptah concibió dentro de sí y con su sola palabra puso en la existencia. Después de haber creado todo de su boca, descansó. Por esto, hasta el fin de los tiempos serás invocado: “Ser inmenso, creador de los mundos. Llama a la vida a quienes no han nacido pero están dentro de ti. Llama a la vida a quienes ya murieron pero estan dentro de ti”.(2)

Las formas de los dioses son formas de Ptah y solamente por la conveniencia humana Ptah es adorado con muchos nombres y sus nombres mudan y se olvidan; nuevos dioses siguen a los antiguos pero Ptah permanece ajeno a esto. Él creó el cielo como conductor y a la tierra la circundó de mar; también creó el tártaro para que se apaciguaran los muertos. Fijó su rumbo a Ra de horizonte a horizonte en los cielos, e hizo que el hombre tuviera su tiempo y su dominio; así hizo también con el faraón y con cada reino.

Ra, en su camino por los cielos reformó lo establecido y apaciguó a los dioses que estaban descontentos. Amaba a la creación y dio amor a los animales para que estuvieran felices, luchando contra el caos que hacía peligrar su vida. Dio límites a la noche y al día y fijó las estaciones. Puso ritmo al Nilo para que anegara el territorio y luego se replegara para que todos pudieran vivir del fruto de sus aguas. Él sometió a las fuerzas de la obscuridad. Por ser quien trajo la luz fue llamado Amon-Ra por quienes creyeron que Amon nació de un huevo que al romperse en un destello dio lugar a las estrellas y otras luminarias.

Pero la genealogía de los dioses comienza en Atum que es el padre-madre de los dioses. Él engendró a Shu (el viento) y Tefnut (la humedad) y de ambos nacieron Nut (el cielo) y Geb (la tierra). Estos hermanos se unieron y procrearon a Osiris, Seth, Neftis e Isis. Ésta es la Enéada divina de la que deriva todo.