- Los mitos americanos son numerosos, existiendo brillantes producciones como podemos verificar en El Libro de los Libros de Chilam Balam, gran monumento literario de la cultura maya de Yucatán. Por nuestra parte, nos hemos ocupado de El libro de los Quichés de Guatemala que ha sido traducido con distintos nombres: “Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché”, para A. Recinos (publicado por F. C. E. México. En nuestras manos, la sexta reimpresión de 1970, aunque fue escrito en 1947); “Popol Vuh o Libro del Consejo de los Indios Quichés”, para M. Asturias y J. M. González de Mendoza (publicado por Losada, Buenos Aires. En nuestras manos la segunda edición de 1969, aunque fue escrito en 1927); “Pop Wuj. Poema Mito-histórico Kí-ché”, para Adrián. I. Chávez (publicado por Centro Editorial Vile, Quetzaltenango, Guatemala. En nuestras manos la primera edición de 1981, aunque fue escrito en 1979). La traducción de Recinos se basó en el manuscrito intitulado Arte de las Tres Lenguas, compuesto a principios del siglo XVIII por Fray Franzisco Ximénez. El documento fuente pasó a la colección Brasseur y luego a manos de A. Pinart, quien a su vez lo vendió a E. Aller y de ahí llegó a la Biblioteca Newberry, de la que Recinos hizo copia fotostática. El trabajo de Arciniegas fue traducido al castellano desde la versión francesa de P. Reynaud titulada Les dieux, les héros, et les hommes de l’ ancien Guatemala d’aprés le Livre du Conseil. Reynaud utilizó el manuscrito Ximénez. Por último, la traducción de Chávez también se basó en el manuscrito Ximénez aunque con el recaudo de considerar las dos columnas que el fraile había compuesto. Ximénez puso en la primera, la transcripción quiché aunque castellanizada y en la segunda, la traducción al castellano. Chávez reactualizó el original Quiché transcripto por Ximénez y ese material fue el que volcó al castellano. En 1927 se publicó en Guatemala una traducción hecha por Villacorta y Rodas en base al texto francés de Brasseur, pero el libro no ha llegado hasta nosotros. Lo mismo ha ocurrido con otra traducción de Brasseur debida a J. Arriola y publicada en Guatemala en 1972. En todos los casos, el documento fuente es el de Ximénez. Entre 1701 y 1703 llegó a sus manos, en el real patronato del pueblo de Santo Tomás (hoy Chichicastenango), un manuscrito redactado en lengua quiché pero representado en caracteres latinos. El documento databa aproximadamente de la mitad del siglo XVI. Desafortunadamente, el original se extravió pero Ximénez tuvo el cuidado de copiarlo aunque con algunas alteraciones.
- Chávez considera que esa frase alude al paso de los pobladores del norte de América desde el Asia, es decir, desde el oeste para ellos.
- Chávez afirma que las “pinturas” eran verdaderos libros o tablillas unidas en forma plegadiza y no simplemente grabados aislados impresos en piedra, hueso y madera. Sosteniendo su punto de vista, cita la Relación de las cosas de Yucatán del fraile Diego de Landa en el que ese autor dice: “Hallámosles gran número de libros de éstas, sus letras, y porque no tenían cosa que no hubiese superstición y falsedad del demonio, se los quemamos todos, lo cual sintieron a maravilla y les dio mucha pena”.
- Adaptación de la traducción de Resinos (Op. Cit).
- Desde aquí y hasta el final, hemos hecho las adaptaciones en base a la traducción de Arciniegas (Op. Cit).
- Chávez opina que se trata de una suerte de aceite debido a un cataclismo cósmico. Pero tal vez pueda deberse a la expulsión de petróleo encendido por ruptura de alguna napa cuando la explosión de un volcán.
- Alude a un largo peregrinar “descendiendo” desde regiones muy frías hasta llegar a lugares de asentamiento más permanentes.