Mientras los Formadores trabajaban, pensaron que cuando se hiciera la claridad tenía que aparecer un ser que los invocara y para ello debía saber hablar, nombrar. Y habría de comer, beber y respirar. Para el futuro ser crearon un mundo adecuado que tenía tierra, agua, aire, plantas y animales. Y estando terminada la creación, dijeron a los animales: “¡Hablad y alabadnos!” Pero no se logró que hablaran. Cada uno de los animales chilló de modo diferente y el Creador y el Formador se dijeron: “No hemos conseguido que los animales hablen e invoquen nuestro nombre. Esto no está bien. Vuestras carnes serán trituradas. Y los animales sirvieron para alimento unos de otros.
Al acercarse la aurora se dijeron que debían apurarse y realizar otro intento. Con lodo hicieron al hombre pero este no movía la cabeza ni los miembros. Al comienzo hablaba pero no tenía ningun entendimiento. Primero se endureció pero luego se humedeció en el agua y ya no se pudo sostener en pie.Entonces deshicieron su obra y discutieron en consejo.
Decidieron hacer un hombre de madera y procedieron. Fueron hechos los hombres– muñeco. Hablaban y se arrastraban por la tierra. Tuvieron hijos que eran muñecos de palo. Sin sangre sus manos y sus pies estaban secos. Ante el fracaso de los muñecos, los Formadores mandaron una gran lluvia. Se formó un Diluvio que comenzó a caer desde lo profundo del Cielo. Todos los seres se rebelaron contra los hombres de palo. Los animales grandes y chicos, las piedras, los platos, las tinajas, las ollas, todos se alzaron y comenzaron a gritar: “¡nos quemábais y ahora nosotros os vamos a quemar, nos golpeábais y a hora nosotros os golpearemos!”.Sin saber a dónde ir los hombres de madera subían a las casas pero estas los arrojaban desde sus techos; se escondían en las cuevas pero estas se cerraban y los trituraban. Así fueron aniquilados. Hay quienes dicen que su descendencia se conserva en los monos de las selvas. Estos seres son parecidos al hombre pero en realidad son los sucesores de aquellos muñecos.
Los Formadores platicaron y decidieron poner alimento y bebida saludable en el interior del ser humano, por ello de maíz blanco y amarillo formaron su carne y prepararon líquidos con los que hicieron su sangre, produciendo su gordura y vigor. Como parecían hombres terminaron siendo hombres. Fueron buenos y bellos, fueron dotados de inteligencia. Miraron y prontamente su vista se alargó alcanzando a ver todo lo que hay en el mundo. Prontamente dieron gracias al Creador y al Formador. Dijeron: “hablamos, pensamos, sentimos y conocemos lo que está lejos y cerca, vemos lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra”. Pero al Formador y al Creador no les gustó lo que escucharon de sus criaturas. “No está bien lo que dicen nuestras obras, ¿serán más que criaturas y acaso dioses como nosotros?– dijeron los Primeros Padres. Luego se reunieron en Consejo y discutieron el futuro de sus criaturas porque tenían temor a que no se multiplicaran, a que no se reprodujeran cuando comenzara la era de la salida del sol. Por todo ello los dioses discutieron una y otra vez hasta que decidieron infundir el sueño y velar los ojos humanos permitiendo que vieran solamente lo que estaba a corta distancia. Así fue suprimida la sabiduría del origen de la raza Quiché. El Creador y el Formador crearon a las mujeres y cuando los hombres despertaron de su sueño se alegraron sus corazones a causa de sus esposas.(4)