1.- El poema, realizado en Babilonia en base a material sumerio, fue encontrado luego en la biblioteca real de Assurbanipal (S. VII A.C.).
2.- Los once monstruos, más su jefe Qingu son las doce constelaciones zodiacales que como estatuas (imágenes fijas), colocará Marduk en el cielo.
3.- Referencia a la Tablilla I del Enuma Elish (Cuando en lo Alto) v. 147 a 157. Poema babilónico de la Creación. E. L. Peinado y M. G. Cordero. Ed. Nacional. Pág. 98. Madrid. 1981.
4.- Tablilla III v. 134 a 138. Tablilla IV v. 1 a 32.
5.- La planta asociada a Tiamat y Qingu puede haber sido de una especie acuática y de propiedades venenosas, que en pequeñas dosis resultaba curativa (la “sangre” de Qingu como dadora de vida). Tal idea, aparentemente contradictoria no es extraña. Así leemos en Pausanias VIII, 17, 6 ss. que el agua de la Estigia tenía propiedades perniciosas, quebrando el hierro, los metales y la cerámica. Inversamente, estas aguas poseían cualidades de elixir de la vida como en el caso de la invulnerabilidad de Aquiles obtenida por la inmersión del héroe en ellas. Recordemos en Hesíodo: “Tal juramento establecieron en verdad los dioses, por la antigua agua inmortal de la Estigia, que a través de una abrupta región corre”. (Teogonía. v.805).
6.- El zodíaco.
7.- El Sol.
8.- La estrella Sirio.
9.- El planeta Júpiter.
10.- Tablilla V. v. 14 a 22.
11.- Bab – El, significa “Puerta de Dios”.
12.- Tablilla VI. v. 5 a 10. Los Iggi y los Anunnaki, entidades respectivas de los cielos y de las profundidades infernales.
13.- Tablilla VI. v. 11 a 16.
14.- Tablilla VI. v. 29 a 37. El sacrificio de Qingu permite obtener su sangre. De ese modo quedan limpios de su culpa los dioses y se puede transmitir la vida a la humanidad. La frase: “Esta obra fue incomprensible”, tal vez revele la perplejidad del poeta babilónico, o la falta de indicios, frente a una explicación insatisfactoria que posiblemente en contexto más completo, haya obrado en poder de los sumerios (de quienes deriva este mito). En la tradición caldea fueron Marduk y Aruru los progenitores del hombre. Esta diosa, en el poema de Gilgamesh es la que crea al hombre y luego al doble del rey, a Enkidu, humedeciendo sus manos y modelándolo con arcilla. Otra versión (transmitida por el sacerdote Beroso), señala que la humanidad fue modelada con arcilla a la que se mezcló la sangre de un dios.
15.- Se trata de la pirámide trunca con gradas (zigurat), en cuya cúspide siempre había un templete que era también lugar de observación astronómica. El complejo de Esagila comprendía otras torres, residencias y murallas fortificadas. Las escaleras, frecuentemente eran sustituidas por rampas. En espacios subterráneos de la pirámide se encontraban cámaras funerarias o rituales en las que para la festividad de Año Nuevo (Akitu) «reposaba» o «moría» Marduk. Posteriormente éste era rescatado de «la montaña de la muerte» y tras complejas ceremonias se fijaban los destinos del Año Nuevo. Desde luego, el mito de la muerte y resurrección ya había tomado forma mucho tiempo antes en Súmer. Al respecto, comenta Schmökel: “Sabemos hoy que la problemática de vida, muerte y resurrección, expresada en el misterio de Inanna y Dumuzi, era una pregunta nuclear de la antigua religión sumeria… cabe preguntar si la sombría descripción del más allá en la epopeya de Gilgamesh no habrá de considerarse como una reacción contra esperanzas demasiado efusivas en ese sentido. Quien se entregara íntegramente a la fe en Inanna como dadora de toda vida y su amado Dumuzi, que anualmente en otoño bajaba al averno, acompañado por las lamentaciones de los hombres, siendo recibido con júbilo a su regreso en la primavera siguiente, podía participar tal vez en ese retorno, y devenir él mismo un eslabón en la eterna cadena del morir y nacer… Y ya hemos visto que, por lo menos en la primera dinastía de Ur, la creencia en el rey convertido en Dumuzi surtió los efectos más extraños: grupos enteros de hombres tomaban la cicuta en la tumba del extinto soberano o de la difunta sacerdotisa, para acompañar así a su dios y revivir junto con él. Pasemos por alto la cuestión acerca del grado de espontaneidad en cada caso; el hecho de que esos hombres y mujeres pusieran fin a sus vidas sin ninguna coacción visible, parece seguro” El país de los sumerios. O.C., pág. 211.
16.- Tablilla VI. v. 95 a 98. Parece tratarse de una referencia al Diluvio.
17.- Tablilla VI. v. 120 a 123. “Cabezas negras” es una designación de los seres humanos. Por otra parte, la reducción de numerosos nombres de dioses a Marduk, muestra la faz monoteísta de la religión babilónica luego que su divinidad local se expandió por la baja y alta Mesopotamia, el Asia Menor y el Mediterráneo oriental. Otro tanto harán los asirios con Assur.
18.- Tablilla VII. v. 161 a 162. Se refiere a las palabras finales del Enuma Elish.