1.- La doctrina del Tao es muy anterior a Lao Tse y Confucio (ambos vivieron en el s. VI a. C.). Existen rudimentos de estas ideas en el origen de la cultura Hoang Ho. Por otra parte, en el I Ching o Libro de las Transformaciones (posiblemente anterior al siglo X a.C), se recoge aquellos elementos que luego serán un antecedente importante en la elaboración del Confucianismo y el Tao Te. Se deba el I Ching al legendario Fu Jtsi o a Vem, antecesor de la dinastía Chou, o a una sucesión de autores y correctores, lo cierto es que su influencia ha sido grande en la formación de numerosas escuelas de pensamiento, dando lugar también a una serie de técnicas adivinatorias y otras supersticiones que llegan hasta nuestros días.
2.- Referencia al Tao Te Ching.
3.- Alusión al C. XI del Tao Te Ching. Lao Tse. Andrómeda. Buenos Aires, 1976. En la traducción que hace Lin Yutang del chino al inglés (y de ahí se vuelca al castellano por obra de A. Whitelow), se lee: “Treinta costillas se unen circundando la nave; de su no existencia surge la utilidad de la rueda”. (?). Sabiduría China. pág. 35. Nueva, Buenos Aires, 1945.
4.- La Profundidad, en el taoísmo, es considerada como “lo infinitamente pequeño” y la Profundidad de la Profundidad como “la infinita pequeñez de lo infinitamente pequeño”.
5.- En esta versión libre, la vuelta al sueño quiere significar la contracción o el enfriamiento de todas las cosas luego de la primera expansión. El gran torbellino sigue ampliándose, según el taoísmo, pero en cada cosa comienza la contracción que equilibra a la oleada universal.
6.- Se ha interpretado al Yin como una fuerza pasiva, complementaria del Yang. Pero el Yang, aparece como fuerza posterior al Yin. Esto ha suscitado no pocas discusiones antropológicas en las que, asociándose el Yin a lo femenino y el Yang a lo masculino, se ha pretendido que la anterioridad de aquella fuerza es histórica y no conceptual. La conclusión que ha derivado, es que se trata de la primacía femenina en la época matriarcal, luego desplazada por el patriarcado en el que el Yang impone su actividad, tal como aparece en el Emperador Dragón (Yang) y en la Emperatriz Feng (Yin).
7.- Alusión a los mitos de ultratumba. En el fragmento que acompañamos más abajo se reflejan algunas de estas creencias populares aunque de distintas épocas, como el caso de los Ocho Inmortales que aparecen recién en el siglo XIII d.C. (durante la dinastía Yüan), al lado de figuras temidas o veneradas en los siglos XI a II a.C. (período clásico de la dinastía Chou). De todas formas, se trata de un trabajo meritorio que también da ciertas pautas rituales. “-¿Sabes lo que harán de ti? -preguntóle Tcheng-Kuang mirándolo atentamente-. Te despellejarán vivo, te arrancarán las uñas, los dientes y los ojos, te quitarán la carne a tiras y se la echarán a los buitres. Después los perros roerán tus huesos. Y cuando transcurran los ciento cinco días del solsticio de Yin, tus familiares no podrán ir a tu tumba a ofrecerte sacrificios en la fiesta de la muerte. Los muchachos de tu aldea lanzarán al aire sus cometas, ilustradas con las leyendas de los ocho Sabios Inmortales, y colgarán de ellas sus campanillas y sus linternas. Millones de linternas se encenderán ese día en China, pero ninguna de ellas alumbrará por ti… Ni quemarás azufre ni hojas de artemisa en medio del patio para expulsar a los demonios. Ching, el gran demonio que lleva el registro de la Vida y de la Muerte, habrá inscrito ya tu nombre a la puerta del Infierno, sobre el Magno Océano, en el camino que conduce a la Fuentes Amarillas, donde habitan los muertos… Sung-Ti, la Majestad Infernal que habita en la Estancia de las Cuerdas Negras, y el Señor de los Cinco Sentidos, y el temible Yen-Lo y el implacable Ping-Tang, Señor de los Infiernos, te harán recorrer, una a una, sus cámaras de tortura en una infinita rueda de suplicios. No irás al Paraíso Kwng Sung, donde la Reina Madre del Oeste pasea entre sus durazneros, ni verás más al sol, Padre Yang, bello Cuervo de Oro, recorrer el cielo en su carro de llamas”. La Flor del Tao. A. Quiroga. Cárcamo, pp. 13 y ss. de la edición bilingüe. Madrid. 1982.
8.- I Ching. Disertación de Ta Chuan. Traducción de A. Martínez B. Ed. Tao. Quindio. Colombia. 1974.
9.- Tao Te Ching. Op. Cit. LXXI.