PREGUNTA: «Hay quienes dicen que algunas drogas, entre ellas el LSD y la mescalina, posibilitan rozar estados similares a los que podríamos imaginar como propios al de conciencia objetiva, o que parecen al menos claramente diferenciados de los crepusculares. ¿Puede ser cierto esto en alguna medida? Por otra parte, considerando paralelamente que de hecho alteran la estructura de la conciencia, ¿sería legítimo inferir que bajo condiciones especiales resultarían útiles al proceso de evolución consciente?».
Drogas
Es una interesante pregunta. Ustedes saben que en algunos países del Asia hay algunas «escuelas», para dar un nombre, que hablan del uso de la droga a fin de provocar la apertura de la conciencia.
Ustedes conocerán también la tradición de muchos pueblos que habla de néctares, de jugos maravillosos, que hacen al hombre a imagen de los dioses… desde el soma hasta el alcohol en nuestros aborígenes americanos. Ustedes saben también que la mescalina, otros derivados del peyote y algunos hongos tóxicos, sirven para elaborar algunas sustancias alucinógenas. Estos alucinógenos, en estado más o menos puro, siempre han estado presentes en los pueblos a su modo, y han «servido» para que a nivel popular algún tipo de enseñanza fuera accesible por la similitud de estados que estas enseñanzas planteaban y que los individuos en la realidad podían experimentar.
Frente a dos problemas: uno, el de la moralina que hace a la gente espantarse ante la droga sin tener cabal conocimiento sobre el tema, y el otro problema, el de que determinadas drogas deterioran el sistema nervioso, vamos a eludirlos para responder estrictamente a la pregunta.
Sospecha del sentido
En el sistema doctrinario general que no hemos explicado acá (acá hemos explicado nada más que un punto lateral, que se refiere a la meditación trascendental y que es estrictamente para especialistas), hablamos de un posible nivel de conciencia superior: el nivel de conciencia objetivo. Hablamos de que existen localizaciones físicas que tienen que ver con los procesos mentales que no se dan en el aire, sino que se manifiestan sicosomáticamente. De este modo, cuando se produjera cierta movilización a nivel de este hipotético centro superior, el correlativo nivel de conciencia objetivo se pondría en marcha. Así es que a veces, por un simple accidente, este nivel se despertaría en gente muy común.
Yo no sé si ustedes habrán tenidos experiencias, por lo demás no muy raras, tales como el: «esto ya lo he vivido». ¿Reconocen esa experiencia? Van en el tren, por ejemplo, y de pronto les da la impresión de que esto ya ha sucedido otra vez del mismo modo. ¿Si o no? Ese es un tipo de experiencia paramnésica sobre la cual los sicólogos tienen buenas explicaciones, pero que no explican del todo el fenómeno. Hay otros casos en donde ya no se trata de reconocer un hecho nuevo como ya vivido sino a la inversa: un hecho visto cotidianamente, reconocerlo como si fuera la primera vez que se lo ve. ¿Comprenden la diferencia? Estoy viendo todos los días esa pared de mi casa, pero sucede que este día la veo por primera vez de un modo «distinto». ¿Reconocen ese otro fenómeno que es la inversa del anterior?
Veamos otro caso que también es frecuente. DE un modo inexplicable, en una situación cualquiera, experimentan en ustedes una gran sensación de alegría; una inundación de la conciencia; una expansión total que parece los identificara con las cosas y no hubiera diferencias entre ellas y ustedes. ¿Conocen ese estado? Es más o menos frecuente.
Hay otro tipo de fenómenos que ya no se refieren a esa suerte de síntesis entre conciencia-objeto sin diferencias, de comunicación de uno con las cosas, sino que va a otro nivel. Ya no se trata de esa expansión emotiva, se trata de que súbitamente, sin saber por qué, emerge una gran comprensión de las cosas, como si se entendiera todo de golpe. El sujeto no puede explicar bien de qué se trató, pero en ese «chisporroteo» de conciencia que duró muy corto tiempo, le pareció experimentar una comprensión profunda acerca de lo real. ¿Les ha pasado? No son fenómenos patológicos, no se asusten, eso le pasa a mucha gente. Hay explicación para esas cosas también. Incluso hay prácticas que se aplican para que el sujeto logre tales estados.
Procedimientos
Experiencias del tipo de los sufíes; danzas rituales; formas respiratorias especiales, etc., pueden provocar los fenómenos conocidos en algunas escuelas como «expansión de la conciencia», «comunicación con los objetos» y demás. Aquello se puede provocar artificialmente. Se puede provocar por acción directa sobre el cuerpo.
Ustedes deben reconocer que en la liturgia católica misma, en el ritual católico, hay una cantidad de prácticas que observadas con todo rigor permiten comprender cómo se coloca al creyente en una situación mental distinta y se provoca en él fenómenos de ese tipo. Vean qué sucede al creyente. En un profundo acto de devoción el fiel se para, se sienta, se arrodilla, se vuelve a parar, se vuelve a arrodillar y así siguiendo. Los estímulos penetran por todas sus vías de percepción simultáneamente, lo cual refuerza la impresión como hemos venido viendo. Es decir: por vía olfatoria el incienso; por vía auditiva los cánticos, las repeticiones, los sonidos monótonos de la oración; por vía visual las velas, la concentración en las luminarias y en el altar donde oficia el sacerdote, la fijación de la vista a mayor altura de la media visual (eso ya lo comprendió Braid que fue el primero en usar la palabra «hipnosis») Si ven ustedes que el estado devocional es reforzado por las sensaciones kinestésicas provocadas por ese contínuo movimiento del cuerpo en la genuflexión, en el levantarse y todo aquello; si ven ustedes que esas sensaciones kinestésicas y táctiles se van reforzando y ampliando con el ritmo que impone el sacrificio de la misa, nos está quedando libre solamente el sistema gustativo. Todos los sentidos han sido movilizados a percibir en la dirección de la ceremonia y aun el gustativo cuando se recibe la hostia, reforzando el sentimiento devocional.
…¡No estoy haciendo mofa de esto! Estoy tratando de estudiar procedimientos que desde afuera pueden inducir, ¿no es cierto? Les relato el caso de la liturgia católica porque es, en general, más cercano a todos los presentes. Digo que casi todos los sistemas rituales, variaciones más o menos, tienen su acción sobre el indivíduo. ¿Sobre qué están actuando esos sistemas rituales?, ¿sobre el aire, sobre un cuerpo astral? No, están trabajando sobre el cuerpo físico. Y si esto provoca cambios emotivos (provoca a veces las sensaciones que he descrito, más o menos como normales al comienzo de nuestra charla), ¿por qué no con otros procedimientos se va a poder lograr eso mismo?
Nosotros decimos que a la modificación de la estructura de la conciencia ocurre la modificación de las percepciones. La mescalina, el peyote, el LSD, etc., efectívamente nos pueden poner en contacto con fenómenos de ese tipo, del mismo modo que ejercitaciones y prácticas que desde el cuerpo modifican la estructura de la conciencia.
Ahora bien, nosotros reconocemos la diferencia entre lo crepuscular y lo consciente, o más allá de lo consciente, precisamente en eso que pone la palabra «conciencia». Tengo conocimiento y cons-ciencia de lo que a mi me sucede y puedo controlarlo, o a mí me sucede no se qué cosa es y no lo puedo controlar. Cuando rozo por alguna de estas causas que hemos enunciado, esos fenómenos de tipo paranormal, fuera de lo normal (no digo que están arriba o abajo, digo que están al costado de lo normal); cuando por algunas de esas experiencias, rozo fenómenos de tipo paranormal, debo preguntarme si ellos entran dentro del ámbito de mi conciencia, si yo los gobierno, si yo los entiendo, o si a mi me pasan. Si a mi me suceden y yo no tengo control alguno sobre ellos, digo que esos fenómenos tienden al campo de lo crepuscular. Si por el contrario yo los manejo, los desarrollo, los oriento, los controlo, digo que pertenecen al ámbito de mi conciencia y por encima de mi conciencia. Simplemente en eso establezco diferencias.
Fíjense ustedes que en cultos muy primitivos (por algunos escritos que se rescatan) se leen allí verdades muy profundas y parece que hubiera en ellos un conocimiento propio de la meditación trascendental, o de trabajos muy intensos. Sin embargo, algunos pueden haber logrado esa percepción profunda, poniéndose en estado de éxtasis o dando vueltas alrededor de un fuego. Sucede que en efecto se producen esos fenómenos, que valen no sólo para la percepción de las cosas, sino también para la aparición de otros muy discutidos pero existentes, conocidos como fenómenos «psi». Estos sujetos pueden lograr el contacto con esas cuestiones ¿pero tienen dominio de aquello, o les pasa todo aquello?
Les digo (y ahora si tiene que ver esto que habíamos advertido al comienzo sobre la moralina y sobre si las drogas deterioran o no el sistema nervioso) que el problema mayor de este asunto radica en la facilidad que hay para ponerse en contacto con cierto tipo de fenómenos. Con la droga o la autohipnosis es tan módico llegar a ellos, cuesta tan poco trabajo, que me parece advertir por esa vía mayor facilidad que por la vía del conocimiento, la vía del esfuerzo… la vía ascendente por así decir. Si tuvieran que elegir, cien personas normales preocupadas por ampliar su conciencia, entre estas historias de meditación o cosas por el estilo y una pildorita, imaginan ustedes que a favor de nuestros planteos no ganaríamos más del 10 %. No hay duda en la elección. Pero esa mayoría, ¿lograría el manejo y evolución de la conciencia o quedaría estancada en chisporroteos y a merced del fenómeno? Les digo «a merced del fenómeno», no porque una mano peluda los vaya desde el inconsciente a meter dentro de una bolsa… (RISAS)…, sino porque ese tipo de experiencia, aparte del hábito físico que puede provocar, habitúa sicológicamente por los beneficios que se reciben frente al escaso esfuerzo que se hace. De ese modo, se desvincula el sujeto de toda otra posibilidad. ¿Qué trabajo se va a tomar en otra búsqueda si ya tiene todo esto a mano? Por esa vía no se progresa, es lo que quiero decirles. Por esa vía se limita, aunque haya contacto.
Observen que en muchas religiones y sectas cuando se llega a esos niveles por vía crepuscular, los sujetos hablan de haber sido tomados por «espíritus». ¿Comprenden el significado que tiene esa idea de haber sido tomado, en lugar de tomar? ¿Se fijan que sucede en esos fenómenos con aquello de entrar en trance, «ser manejado por», «depender de»? ¡Eso es ir hacia el huevo, hacia el autismo y no expandir como es la función de la vida! La vida expande, la vida es crecimiento, la vida es desarrollo. ¿Creen que el encerramiento, el autismo, la esquizofrenia, lo crepuscular es expansión?
En fin, la pregunta es interesante, no la respondo del todo, pero dejo algunos hitos que pueden servir de referencia al que preguntó.