PREGUNTA: «¿Los fracasados y los pobres de espíritu son uno y lo mismo?».
Puede ser que sean lo mismo, o puede ser que no. Lo cierto es que hasta tanto alguien tenga sus ensueños fuertemente disparados en una dirección, tenga sus ilusiones dirigidas en un sentido, es imposible ir a hablarle de estas cosas. Entonces, enhorabuena los fracasados. ¿Por qué? Porque podemos empezar a entendernos tomando un cafecito… (RISAS). ¿Me explico?
Lo que realmente nos importa es que si no hay existencial y profundamente la sensación de fracaso (y no de resentimiento), difícilmente deseemos empezar las cosas en otro sentido.