PREGUNTA: «¿Cómo es la mejor forma de manejarse económicamente en esta sociedad de explotación?»
En esta sociedad de explotación, todo el mundo está comprometido por este sistema, le guste o no le guste. Por el chantaje del hambre que hace el mismo sistema. De manera que no hay puros en el sistema. Pero si hay un modo, más o menos razonable, de atender a las propias necesidades sin hacer el juego a todo lo que el sistema exige, por una parte. Por otra parte, ya que el mismo sistema chantajea con el hambre, con la orfandad humana en ese sentido, también uno puede liberarse de la mala fe que el sistema impone, aprovechándolo a él mismo para llevar adelante la propia revolución interna y la revolución social. Si lo que se desea es el derrumbe de las actuales estructuras de explotación y la transformación del hombre internamente, también este mismo sistema puede ser aprovechado. Pero cada uno verá cual es la mejor forma de hacerlo. Es interesante de todos modos tener en cuenta este aspecto del sistema y del dinero del sistema y de la compra y del chantaje, para referirnos a un aspecto a mi ver muy importante. Y es acerca de las cosas que no deben ser tocadas por la infección del dinero del sistema.
Para ser prácticos e inmediatos, pongamos un ejemplo aquí y ahora. Si en este ciclo, en el que se cobra entrada, se tocara un solo dinero de lo recaudado para uso personal del conferencista, estaríamos no solo mercantilizando una determinada doctrina, sino algo mucho más grave, estaríamos sometidos y condicionados por la exigencia que impondría cada uno de los que asisten al poner su dinero. De manera que, en estas conferencias, lo que se recauda paga este local, me parece muy bien. Con lo que sobra, verán los organizadores qué hacen: si difunden material o lo que sea. Pero si se aceptara un solo penique para uso personal, estaríamos condicionados a la buena o mala voluntad de ustedes. Con el tiempo tenderíamos a buscar público con mayores posibilidades económicas, de tal manera que el dinero tendería a imponerse sobre nosotros y nosotros a adaptar nuestro punto de vista de acuerdo a las exigencias de nuestro público. Entraríamos directamente en el juego del sistema. Mientras que de este modo, podemos darnos el gusto y el lujo de decir lo que se nos dé la gana y nos plantee nuestra doctrina como verdadero. Así como estamos, ni yo debo a ustedes, ni ustedes a mí.
Creo que toda enseñanza o toda doctrina o todo punto de vista, que se dé desconociendo este problema tan importante de la cuestión material, cae fácilmente en el condicionamiento del sistema. Cuando una doctrina es remunerada para ser recibida, pienso que hay que investigarla muy bien en su transfondo y hay que darse cuenta que ahí hay condicionamiento.