PREGUNTA: «¿Cuáles son las diferencias entre ensueño y núcleo de ensueño?».

Hay una diferencia dinámica, básicamente. Digamos en general que el ensueño es móvil y el núcleo es fijo. En principio. Sabemos que con el tiempo el núcleo también se va moviendo. El ensueño se manifiesta como respuesta a cualquier estímulo de percepción. Ejemplo: voy en un colectivo y entonces pasa un coche por el costado. Ese estímulo es recibido, se interpreta rápidamente, se activa, se codifica y suscita internamente una serie de asociaciones. Estas asociaciones han sido clasificadas como: asociaciones por similitud, por contigüidad y por contraste. Es discutible, pero digámoslo así. Entones pues, por similitud: si me dicen roca pienso en foca. Por contigüidad: si me dicen cuchara pienso en tenedor. Si me dicen puerta pienso en ventana. Por contraste; si me dicen blanco, negro; alto, bajo; gordo, flaco. Pues bien el coche que pasa cerca mío cuando yo voy en el colectivo, se «mete» en mi conciencia como estímulo. Con ese estímulo hago mi elaboración interna y se produce una respuesta y esa respuesta no necesariamente la manifiesto, pero se produce una respuesta interna a este estímulo. Una respuesta que ha ido en la cadena de la contigüidad, de la similitud o del contraste. Se suelta una cadena subjetiva. Entonces, me olvido de todo lo que me rodea; pasó el coche, se soltó la cadena y empiezo a fantasear, a ensoñar. -Se sueltan una cantidad de mecanismos.

Estos mecanismos pueden tener secuencias que se pueden seguir muy bien, o puede haber otro tipo de fenómenos como los que se revelan en los test de asociaciones libres. Por ejemplo, en el test de Jung, se van lanzando palabras-estímulo y se van recogiendo respuestas. Muchas de ellas corresponden más o menos al nivel de las palabras estímulo, pero hay otras que no tienen nada que ver. De manera que hay respuestas que van dentro de una secuencia más o menos ordenada, de las tres formas de asociación. Y hay otras que, aparentemente, no tienen nada que ver, pero que (como han descubierto nuestros sicólogos) tienen motivaciones más profundas.

Todas las respuestas que se dan a los estímulos tienen que ver con grabaciones anteriores, con la memoria. Ustedes saben que las percepciones se graban de muy distintos modos. Se graba no solo por canales perceptuales distintos, sino que se graba con distinta intensidad: según mecanismos de repetición, según mecanismos de reminiscencia, según se actúe sobre un sentido o se actúe sobre todos los sentidos simultáneamente. Se graba con muy distinta intensidad y muy distinta forma. Y además no sólo se graba una percepción dada, sino muchas otras que pueden andar por alrededor. De manera que a veces no sólo se graba una cosa, sino que se graba todo un clima.

¿Quién de ustedes no reconoce, al pasar por un zaguán por ejemplo, y por un olor que perciben, un clima de la juventud, de mucho tiempo atrás? A veces esos pequeños detalles suscitan no sólo asociaciones en la misma línea, sino toda una estructura de situación.

De manera que los ensueños, en principio, surgen como respuestas a los estímulos que han movilizado una cantidad de cadenas asociativas. Pero decimos de estas respuestas (que de alguna manera están en la memoria) que han sido grabadas de distintos modos. Y entonces, algunos estímulos tocan no solamente las cadenas, sino que tocan verdaderas constelaciones, verdaderas estructuras de situación.

Los estímulos que son lanzados en una situación deficiente, en una situación de dificultad, son respondidos de un modo estructural muy distinto al simple estímulo ocasional. En una palabra: si estoy con mucha hambre y mucha sed y pasan un buen plato y un buen vaso por delante, seguramente que la respuesta interna que voy a lanzar no va a ser la simple cadena asociativa, sino toda una respuesta estructural que va a responder a mis deficiencias personales, a la deficiencia de ese momento.

Desde el punto de vista que estamos estudiando, los ensueños, aparte de ser simples respuestas a estímulos de situación, aparte de eso, suelen ser respuestas estructuradas de compensación a las deficiencias que en ese momento se sufren.

Si interpretamos a los ensueños como respuestas de compensación a las deficiencias, nos vamos a entender mejor.

Sean que esas respuestas aparezcan compensando o como simple asociación todo fantaseo está ahí y ahí trabaja delante nuestro. Y se va modificando, según se van modificando las impresiones que vamos recibiendo.

Pero hay un cierto transfondo síquico que no se modifica a la velocidad en que se desplaza el ensueño. A veces, ese trasfondo surge como una imagen fija (casi obsesiva podría decirse) y se mantiene a lo largo del tiempo. Hay quienes elaboran suertes de arquetipos internos que se mantienen a lo largo de los años, que surgen en los sueños profundos, que surgen en la vida cotidiana. Pero esto no es lo frecuente, lo frecuente es un «tono» mental, un cierto trasfondo mental.

Si pudieran ustedes captar el trasfondo mental o el tono que está siempre trabajando como telón de fondo en la conciencia, advertirían, aproximadamente, lo que es el núcleo de ensueño. De manera que no traten de caracterizar a ese núcleo como una imagen más, tal cual se les han ido presentando las otras imágenes que se desplazan. Un poco tenemos el esquema atómico de Bohr: acá está el protón y acá están los electrones. Los electrones giran y el protón permanece. El núcleo de ensueño sería el protón y los ensueños se desplazarían. Está bien esa figura en principio, solo que en el caso del protón tenemos el 99% de la masa de todo el átomo y en este caso no tenemos una cosa tan sólida ni tan manifiesta, sino más bien un trasfondo, un clima.

Si ustedes investigan en profundidad la vocación o la tendencia general y ven como toda su vida se orienta para cumplir con esa vocación, con esa tendencia, con ese proyecto, con esa imagen y sienten con fortaleza esa tendencia, van a poder comprender (así por el costado) qué cosa es el núcleo de ensueño.

Ahora bien, este núcleo que parece una mala persona, nos tira y nos lleva por todos lados. Es, sin embargo, una de las grandes ayudas que tiene la conciencia para mantener su estructura. Gracias a cierta fijeza que existe en ese transfondo de la conciencia, el ser humano puede mantenerse en una línea, mantenerse en una dirección. Merced a los núcleos de ensueño, no sólo los individuos, sino pueblos y naciones enteras, van detrás de ideales, van detrás de una forma que no alcanzan nunca, pero que de todos modos los motiva y hace que las cosas vayan progresando.

El núcleo de ensueño es el que da dirección a la vida de los individuos y de los pueblos. Pero esto de hablar de un «ensueño colectivo» suena un poco extraño, así es que dejémoslo de lado. Nosotros para responder rápidamente a esta pregunta, explicamos al ensueño como la simple respuesta al estímulo que se nos presenta; respuesta que surge en forma de imagen, por así decir.

Al núcleo lo explicamos como un trasfondo que tiene cierta permanencia, que dura un buen tiempo.

Una cuestión más cercana es ésta: observen que, cuando en una persona se mantiene una misma actitud durante mucho tiempo, su quehacer está dirigido y tal vez el sujeto sea productivo. Pero cuando en ese sujeto se produce una ruptura y se orienta en otra dirección, todas sus actividades cesan, se desarticulan. Vuelvo sobre este asunto porque, muchos piensan, que simplemente se trataría en el trabajo interno de destruir ese núcleo y quedarse en el vacío, pero de un modo muy poco positivo.

Este núcleo tiene su duración, su ciclo, para dar una imagen. Este núcleo, con el correr del tiempo, se va desgastando. Y cuando termina por desgastarse otro viene, piadosamente, a llenar la conciencia que no puede quedar vacía y a orientar nuestras actividades en otra dirección.

Ayer decíamos que en las distintas etapas por las que pasa el hombre: la traslación de la infancia a la juventud, a la madurez, etc., es acompañada por transformaciones sicosomáticas. Hay distinto trabajo corporal y también distinto trabajo mental. El niño ya no querrá jugar a los pistoleros… ya quiere ir a fiestas. Luego, con el correr del tiempo y al producirse otras modificaciones sicofísicas, también varían sus intereses. Pero estos intereses no sólo varían por la educación que va recibiendo, sino que varían también por su transformación interna. Es como si existiera, para toda edad, un núcleo de ensueño característico que luego se fuera transformando en otro. Claro que en cada niño en particular hay modificaciones de este núcleo, pero es como si existiera un trasfondo propio de la edad. A veces se produce en muy corto tiempo una transformación de personalidad extraordinaria. Y hay en cambio sujetos que, no obstante el paso del tiempo, quedan como fijados en una etapa de su vida, como cristalizados ahí. Entonces tienen 40 o 50 años y un carácter infantil. Como si su núcleo hubiera permanecido en una etapa.

A veces se produce todo lo contrario a la evolución del ensueño, o a la cristalización del ensueño. Se producen verdaderas regresiones. Nuestros sicoanalistas han hablado de la fijación y de la regresión de la líbido. Muy bien, se aproxima perfectamente. Se producen entonces disociaciones de personalidad, regresiones a etapas infantiles e incluso el autismo.

Sin cambios de núcleo no habría cambios de personalidad. Si pudiéramos modificar el núcleo cambiaríamos la personalidad concomitantemente. Y esto es lo curioso.

Si encontramos a un amigo que no hemos visto durante mucho tiempo y no ha desgastado su ensueño le decimos: «¡Pero no has cambiado! ¡Estás en lo mismo! ¡Piensas del mismo modo!». Si encontramos a ese mismo amigo un año después y le decimos: «¡Pero cómo has cambiado!» es porque en él observamos un cambio profundo. Claro, depende en qué momento del ciclaje de su núcleo de ensueño lo encontremos. Y el ensueño se desgasta, se va modificando. Si queda fijado no varía. Si regresa cambia, pero de otro modo. No podemos ahora meternos a estudiar acerca de cómo se producen esos núcleos y su localización.