PREGUNTA: «¿Debe pensarse que todo sistema de prácticas como la concentración y la incorrecta meditación llevan, necesariamente, a la autohipnosis?» Y en segundo lugar: «¿El trabajo de la concentración de la mente en distintos puntos del cuerpo, no puede activarlo positivamente?»

Por acá hay dos preguntas en una: no necesariamente todo trabajo de concentración, ni todo trabajo de la vulgarmente llamada meditación, lleva a la autohipnosis. Ustedes se dan cuenta que por el tipo de exposición que estamos llevando, también caemos en cierto esquematismo, no puede ser de otro modo. En general decimos hacia dónde van esas prácticas. Trabajando con ciertos recursos de concentración, moderadamente, podemos lograr una mediana educación de la atención, incluso una ampliación de la memoria. Pero claro, éstos son beneficios prácticos más o menos inmediatos, que no hacen a la liberación de los conflictos internos.

No necesariamente los trabajos de concentración llevan a la autohipnosis. Ya explicamos ayer que la gente afortunadamente, era tan poco persistente en sus prácticas que no había tal peligro. Al poco tiempo, pues, quien empieza a practicar aquello se cansa, no obtiene resultados y la cosa no pasa a mayores. Hablábamos de algunos casos, muy especiales, de gente que insistía y volvía sobre lo mismo, y claro, iba logrando su punto mental o lo que eligiera. Y al ir logrando ese punto mental y con el pasar del tiempo, comenzaba a comprobar que la mente se aquietaba, comenzaba a experimentar que las tensiones desaparecían y que incluso en la vida cotidiana ya se observaban algunos beneficios de relajación, de lasitud. Decíamos que ulteriormente lograban la laxitud de la mente… y el embotamiento de la mente. De manera que sobre este punto no creo que haya mayores complicaciones.

En la misma pregunta hay una segunda parte, en donde se considera la posibilidad de que ciertos trabajos de concentración o de la vulgarmente llamada meditación, puedan beneficiar al cuerpo mismo, puedan activar algunas funciones.

Hay algunas experiencias en este sentido que demuestran que algunos sonidos o algunos colores, concentrados con mucha atención y mucha persistencia en determinados puntos del cuerpo, pueden efectívamente activarlo. La acción de la mente sobre el cuerpo es innegable. En la vida cotidiana, ustedes reconocen la acción de las emociones sobre el sistema corporal. Posiblemente acá, entre los presentes mismos, hay alguien que sufre de úlcera, o cosa semejante, y sabe muy bien que el estado de ánimo, el estado nervioso, el estado de las emociones, actúa directamente sobre el soma y termina materializándose en ese tipo de afección. Así es que ¿cómo vamos a negar que la mente trabajando negativamente, produzca resultados negativos y también pueda positivizar en algunos sentidos algunas funciones que estén deficientes? Eso es también muy verdadero, pero estamos en 1972. Para eso están trabajando los laboratorios, hay mucha farmacopea en movimiento, la medicina oficial se desarrolla… La ciencia en suma, puede solucionarnos con una pildorita mucho más velozmente esos problemas, que lo que podemos hacer con nuestro pesado trabajo mentando un sonido, mentando un punto sobre alguna zona del cuerpo que tengamos deficiente. De manera que, como decíamos también ayer, si la ciencia con su avance puede ir solucionando nuestros problemas corporales (nuestro sufrimiento físico), pues dejemos a ella y contribuyamos a que ella también se desarrolle. Unicamente la ciencia no llega a la solución de los conflictos mentales profundos. Donde la ciencia no llega a resolver los conflictos profundos, entonces es necesario que apelemos a nosotros mismos.

Esto de la acción de la mente sobre el cuerpo es cosa de todos los días y es cosa también de algunos casos no muy frecuentes, pero que nos sirven de ilustración.

Ustedes saben que en estados de hipnosis se puede inducir al sujeto, aplicando un objeto frío en su mano, por ejemplo (y sugiriendo que este objeto está ardiente), se lo puede inducir a que se produzcan reacciones en su piel. Las mismas reacciones que se producen justamente cuando se aplica un objeto caliente; los mismos síntomas, las mismas llagas. Así es que ¿cómo vamos a ignorar y cómo vamos a negar eso? Hay casos en los que algunos «místicos», por llamarlos así, se posesionan tanto de su objeto de adoración, tal es la expectativa por él, que terminan reproduciendo físicamente las llagas en el costado o en las manos, propias del señor Jesús, por ejemplo. Y todo esto no obra por milagro, obra por el enorme poder de la mente sobre el cuerpo.

En este sentido, hay también disciplinas, como las disciplinas yogas, que pueden ser positivas a los efectos de la salud corporal. También es buena la gimnasia sueca, la danesa, la gimnasia en grandes aparatos ¿no es cierto? Son buenas formas gimnásticas y sirven al cuerpo y también sirve una adecuada gimnasia respiratoria. Acá poco importa que se llame «yoga». Si la utilizamos porque se llama «yoga», entonces, tal vez, haya otro tipo de implicancias de corte místico… no sé si me voy explicando. Si a esa gimnasia la consideramos como a cualquier otra y la llevamos a la práctica, pues seguramente obtendremos de ella sus beneficios. De manera que, sobre el punto, no creo que haya mayores dificultades.