Como en otras ocasiones, nuestro filosofo Ortega señaló donde estaba el problema, en este caso con toda precisión : «No sabemos lo que nos pasa, y esto es lo que nos pasa», frase que ha tenido eco periodístico, pero a la que no se le ha dado la importancia que realmente tiene.

Pues, en efecto, si no sabemos lo que nos pasa, solo podremos encontrar la solución por puro azar. Por tanto, tenemos que saber lo que nos pasa.

He dicho mas años que, a la vista del panorama social de hoy, se había cuestionado todo. Pero ¿todo?

Hay algo que no se ha cuestionado todavía: la propiedad. Pero ¿cómo se puede cambiar la propiedad?, se me podría preguntar. Este es precisamente el principal objeto de esta conferencia.

Para entrar en el tema, empezare diciendo que mientras no sea posible una empresa democrática, y me refiero a una empresa «normal» con inversores y trabajadores, y hasta tanto tal empresa se generalice, no habremos salido, en las democracias más avanzadas, de una «protodemocracia».

La razón es esta :

Por una parte, es claro que el ser humano esta inmerso, durante casi la mitad de su vida activa, en ámbitos empresariales que pueden calificarse de cualquier modo menos de democráticos. En suma, no hay democracia Económica.

Por otra, la democracia política deja mucho que desear desde el punto de vista humano. ¿Por que? Pues porque siendo el ser humano un ser libre y responsable, las dos cosas y no solo una de ellas, en la democracia actual usa la libertad para delegar la responsabilidad. Con lo cual evidentemente se mutila como tal ser humano, se deshumaniza.

Esto exige, de cara al futuro, cambiar ciertas tendencias políticas actuales, que procuran la creación y desarrollo de estructuras de poder, para conservarlo y, si fuese posible, acrecentar el poder que. con mas o menos legitimidad, ostentan los gobernantes.

El futuro democratico exige más bien la creación de estructuras decisorias para distribuir el poder y aproximarlo mas a las personas a quienes vayan a afectar las decisiones para que, al final, sean ellas las que fundamentalmente decidan. Todo ello con la finalidad de que la propia sociedad vaya asumiendo directamente sus responsabilidades, y el poder político actual vaya reduciendo paulatinamente sus contenidos a entidades más modestas y razonables.