Pero esto último no es posible hacerlo sin un mínimo de democracia Económica, ya que el poder político se nutre, en gran medida, de un hecho: el problema económico está sin resolver. Esta democracia Económica, de que hablo, implica la democratización de la empresa y de sus derivaciones económico- sociales.

Siendo la democracia un valor universalmente admitido, cabe la afirmación de que si alguien piensa que la empresa va a seguir manteniendo cerradas sus puertas a la democracia, ya puede pensar también en arrojar esa idea al bail de las cosas obsoletas.

Me parece oportuno adelantar, en este momento, que la democracia es lo que llamo un «valor vivencial«, es decir, un valor subjetivo de aceptación generalizada y que, por esto mismo, hay que realizar. Veremos esto más adelante y en aras a conseguir un pensamiento universal.

Digo, pues, que la empresa se democratizará porque esa es aspiración general de los seres humanos que desean no verse obligados a vivir en estructuras antidemocráticas, no ya la mitad de su vida activa, pero ni siquiera una hora de su jornada, ni un minuto…

Este problema, que no es otro que el de la cooperación entre capital y trabajo, está sin resolver pese a que ya se planteo en los mismos orígenes de la modernidad. Recordemos de pasada a Fourier, Owen y Saint Simon entre otros pioneros de la cooperación que, en la empresa, no seria sino la asociación entre los que invierten y los que trabajan.

La humanidad sabe, desde luego, asociar a los que aportan trabajo activo, de modo que los trabajadores cooperen en la empresa asi creada. Sabe, por tanto, asociar a lo que se puede llamar trabajo de hoy.

Los hombres también saben asociar a los que aportan trabajo pasivo, es decir, trabajo procedente del ahorro, que ese es el origen normal del capital. Saben, piles, asociar al trabajo de ayer. Pero, pregunto, ipor que no se puede asociar el «trabajo de ayer» con el «trabajo de boy», el «trabajo activo» con el «trabajo pasivo » ?. ¿Por que, repito, si todo es trabajo en la empresa ?

No deja de ser corriente que los hombres se hayan encontrado con casos como este, en los que un problema, que debería tener solución, no la tiene o, al menos, no se encuentra. En estas ocasiones ocurre a veces que la causa de esta incapacidad deriva de algún concepto erróneo, pero de aceptación común, que esta en la base del problema, de modo que condiciona su solución.

Nada tiene que ver con la verdad -con la verdad científica, con la verdad eficaz- el hecho de que «todo el mundo acepte ese concepto». Por muy aceptado que este. por muy «vivencial» que sea, puede ser erróneo. Nada en la Ciencia es definitivamente cierto o irrevisable. Pues bien, en casos como el que comento, hasta que ese concepto supuestamente erróneo se revise, la rama afectada de la Ciencia no podrá hacer avances decisivos, porque tiene una limitación radical.

El hecho de que la ciencia lleve ya mas de 200 anos sin resolver el problema de la asociación Capital/Trabajo, supone una anomalía, como diría THOMAS KUHN (1990) que dura demasiado tiempo como para no tener ya la casi certeza de que no cabe solución con los conceptos vigentes.