Las «recetas» sociales que se han aplicado en la modernidad no dejan de ser racionales, como he dicho. Incluso las dictaduras, de izquierdas y de derechas, no carecieron de razones que las justificaban. Todas ellas tienen fundamentos producto de la inteligencia humana. Es claro que, a lo largo de unos 80 anos, se ha estado experimentando con la sociedad humana, en diversos ámbitos territoriales y. casi siempre, con escaso éxito.
Sin embargo, en todos los casos, eras «recetas» sociales, hipótesis en definitiva, hubieran requerido un control experimental previo antes de generalizar su aplicación. ,;Quien decidiría fabricar, por ejemplo. un millón de coches, sin mas que el diseño teórico de un ingeniero, sin fabricar previamente prototipos con los que experimentar? Solo un insensato, carente de racionalidad lo hubiera hecho así. Sin embargo, esto es lo que se ha venido haciendo con los modelos sociales, que experimentan con seres humanos, pero con el agravante de que, a veces, esos modelos fueron producto de un simple, de un sencillo «juego intelectual». Este fue el caso del Manifiesto Comunista, como veremos.
El resultado de estos apresurados «ensayos», hechos sin consentimiento de los afectados. han sido millones de muertos y sufrimientos indecibles a gran parte de la humanidad. Dentro de su aparente «racionalidad», el desarrollo de las «soluciones» políticos, incluidas las políticos Económicas, ha estado, pues, lleno de irracionalidad.
En todo esto subyace algo inadmisible, que he señalado mas arriba : se han hecho, y se siguen haciendo, ensayos con personas, sin su consentimiento, cuando todos sabemos que no se puede, que no se debe, experimentar con personas de esa manera. Todos sabemos lo que se debe hacer, por ejemplo, en medicina : tener una buena y Bien estudiada teoría, experimentar previamente con animales, si es posible cercanos genéticamente al hombre y, finalmente, proponer a personas concretas realizar con ellas los experimentos definitivos. Solo podrían hacerse estos si se contase con su expreso, libre y responsable consentimiento, y los ensayos se verificarían, en todo caso. con especiales controles y vigilancias de modo que el riesgo que habría que correr se redujese al mínimo.
Estoy, pues, hablando de ética, pero no de una ética sectorial, sino de una ética de aceptación generalizada, de tal modo que la casi totalidad de los seres humanos aceptaría este planteamiento ético. En suma, estoy hablando de un valor vivencial generalizado en el que, de momento, casi todos concordamos. Si este control vivencial se hubiese intentado verificarlo en las «recetas» políticas, nada de estos arbitrarios y sangrientos ensayos hubieran tenido lugar. Se podría argüir que «como podría efectuarse entonces el progreso», a lo que cabria contestar, preguntando a su vez, de que clase de progreso se esta hablando.
En suma, se ha podido ver como un concepto ético, de ámbito subjetivo, puede tener valor científico de control, si se trata de un valor vivencial generalizado.
Estos valores vivenciales son numerosos y tienen la peculiaridad de que su aceptación no procede de razonamiento alguno, aunque lo pueda haber, sino que se asume por la generalidad de las personas tras la mera enunciación de la idea. Ejemplo de valores vivenciales, además de los que llevo ya expuestos, pudieran ser: «la intimidad de las personas debe ser respetada», «no debe haber dominaciones entre personas», «el trabajo del ser humano no puede ser mercancía que se compra y se vende según oferta y demanda», «el ser humano es un ser libre».
Cualquier teoría sobre problemas humanos ha de ser coherente con todos los valores vivenciales señalados porque, en caso contrario, su aplicación provocaría, con casi toda seguridad, un rechazo generalizado. Esto seria un simple control previo, que evite ensayos indebidos y perdidas de tiempo. Algunas teorías políticas se podrían haber desacreditado en media hora «de laboratorio», sin esperar su descrédito real en decenas de años. Si el control vivencial fuese positivo, eso dada una cierta garantía previa para hacer ensayos limitados con personas voluntarias. La experiencia diría en que medida se podrían generalizar esos ensayos sin riesgos sociales de entidad.
Al final, el control experimental seria decisivo, y lo que se habría hecho es, ampliándola, aplicar la metodología científica al campo del hombre cosa que, hasta ahora, no se sabía hacer. Toda la teoría que estoy empezando a exponer se ha elaborado con esta metodología.
En suma, y como ya apunte al principio, se trata de elaborar un pensamiento universal que nos permita liberarnos de nuestra propia cultura y revisarla en la medida en que hiciera falta.
El condicionamiento de cualquier modo de pensar a la cultura del sujeto pensante es bien sabida. Por ejemplo, para la filosofía occidental. Kant es la cumbre o, al menos, una de las cumbres. Sin embargo para algunas filosofías orientales Kant es una mera curiosidad, no tiene especial valor.
Este ejemplo muestra la necesidad de elaborar un pensamiento universal sobre el ser humano. ¿Como hacerlo? Pues buscando un concepto universal del hombre puesto de manifiesto por su aceptación subjetiva y generalizada. Estos son precisamente los que vengo 11amando «valores vivenciales». Con ellos, habría que elaborar una especie de «catálogo», abierto a nuevas aportaciones, y con el cual habría que contrastar cualquier cultura y, como consecuencia de este contraste, proceder a su revisión.
Esta es la razón, según pienso, por la que yo he podido contestar las bases de mi propia cultura, de nuestra cultura, o sea, la propiedad, el poder de las mayorías, las estructuras de poder, … y proponer alternativas. Y lo mismo puede hacerse con cualquier otra cultura que, para ser humanamente asumible. requeriría su adecuación al propio ser humano definido por esa especie de catálogo de valores vivenciales que he mencionado más arriba.