El guía pide al sujeto que responda a cada palabra que le sugiera, con otra diferente; si fuera el caso de varias palabras, en la respuesta también debe haberlas. Por último, si el guía estimula con frases, el sujeto debe responder también con frases.
El guía pide al sujeto que responda inmediatamente, sin prejuicios y sin racionalizar.
De inmediato, el guía lanza una palabra al azar…, el sujeto responde y el guía, tomando la respuesta del sujeto, se la vuelve a lanzar, resultando de esto que el mismo sujeto va desenvolviendo una especie de argumento catártico hasta llegar al relato en el que sólo habla él.