En la lección anterior surgió la pregunta: «¿qué pasa cuando los impulsos se bloquean antes de llegar a los centros?» Supongamos el caso de una anestesia intracorporal. El sujeto explica que no siente tensión en el sexo, apareciendo síntomas de impotencia. Supongamos otro caso, en el que una fuerte situación conflictiva, en lugar de integrarse o descargarse catárticamente, queda olvidada. Supongamos, por último, el caso de un estado depresivo continuo en el que el sujeto no experimenta tensiones que pueda corregir mediante relax o abreacciones catárticas.

Son los casos mencionados, y otros de mayor complejidad, los que invitan a encarar trabajos más difíciles conocidos como «transferencias».

Las transferencias tiene como objeto la integración de contenidos. No proceden como la catarsis, descargando tensiones hacia la periferia, sino trasladando cargas de unos contenidos a otros, a fin de equilibrar un sistema de ideación, una «escena» mental.

En realidad, la conciencia trabaja transfiriendo cargas de unos contenidos a otros, continuamente. Sucede, sin embargo, que por algún motivo ciertos contenidos quedan aislados produciendose disociaciones…

La vida humana, desde el punto de vista sicológico, debería ser una progresiva integración de contenidos. En ese sentido, la transferencia como técnica pretende que se cumpla el proceso normal, afectado por disociaciones accidentales.

Así como existen expresiones catárticas naturales, también existen operaciones transferenciales cumplidas durante los sueños, en los ensueños, en el ejercicio artístico, amoroso y religioso.

No estamos aquí definiendo a esas actividades por la transferencia, sino explicando que, en ellas, ocurren transferencias.

En el sueño paradojal (o sueño con imágenes) se producen transferencias (integraciones, ordenamientos de contenidos), pero además se reordenan en memoria los datos del día. También se alivian las tensiones y el cuerpo descansa. El sueño, pues, cumple con numerosas funciones, una de ellas es la transferencial.

Muchos fenómenos catárticos, al aliviar sobrecargas, permiten transferencias. A la inversa, fenómenos transferenciales liberan remanentes de sobrecargas que se expresan catárticamente. Si bien se trata de funciones distintas, actúan a menudo concomitantemente.

Ya se verá más adelante, que en los casos de excesiva tensión habrá que provocar descargas catárticas antes de comenzar un trabajo transferencial. También se comprenderá en qué circunstancia una abreacción será inoportuna porque despojará de carga a los contenidos que deseamos integrar.