1º Preparación.
Resuelto el interés del sujeto en torno a por qué desea acometer un proceso transferencial, el guía tomará nota de las fallas orgánicas y sensoriales del sujeto, a las que tendrá siempre en cuenta como posibles productoras de señales.
En un ambiente adecuado, guía y sujeto se sentarán cómodamente, uno al lado del otro. Será necesario que la iluminación sea suave y, en lo posible, difusa.
Se pedirá al sujeto un relax completo y profundo.
2º Entrada.
Se pedirá al sujeto que proponga un hecho biográfico, un sueño, o una imagen de su interés. Se recomendará la sensación de «caída» (propia de la entrada al sueño, a fin de eliminar las racionalizaciones y permitir el acceso al semisueño asociativo activo), siguiendo a la imagen propuesta.
3º Desarrollo.
El guía sugerirá las direcciones del caso, partiendo siempre desde el plano medio y en base a la imagen dada por el sujeto. Allí donde aparezcan resistencias, el guía ayudará a vencerlas del modo ya estudiado. En el desarrollo, seguramente se apelará a las tres técnicas conocidas de niveles, transformismos y expansiones. El guía tomará nota de aquellas resistencias que no han sido vencidas satisfactoriamente en la sesión, o bien que aparecen transformadas en diferentes escenas, mostrando su mismo origen.
4º Salida.
Habiendo llegado al punto inicial luego de desandar todos los recorridos del caso, el guía promoverá un clima de reconciliación del sujeto consigo mismo, apelando a imágenes agradables. A partir de ese momento, comenzará a racionalizar progresivamente, hasta que el sujeto recupere su nivel vigílico habitual.
5º Discusión vigílica.
Una vez recuperado el sujeto, comenzará la discusión en base al material recogido. El sujeto deberá reconsiderar todo el trabajo efectuado resumiendo las dificultades encontradas, las resistencias y los vencimientos producidos. Allí donde queden puntos olvidados, el guía los destacará.
Sujeto y guía efectuarán una reducción simbólica y una agrupación alegórica, intentando una síntesis interpretativa. Esta síntesis tendrá mayor éxito a lo largo de varias sesiones transferenciales, cuando se tenga material suficiente de todo un proceso. De cualquier manera, será conveniente al finalizar cada sesión, que se produzca la síntesis.
6º Elaboración postransferencial.
Terminada la sesión y habiendo acordado los detalles de la próxima, el sujeto quedará sin guía en ese lapso. Será conveniente, entonces, que tenga en cuenta sus sueños nocturnos, sus ensueños cotidianos, sus cambios de enfoque respecto de la problemática interna y sus cambios de conducta. Convendrá que vuelque sus observaciones a escrito y las lleve a las próximas sesiones como material complementario.
7º Conclusión del proceso transferencial.
No se puede fijar el número de sesiones necesarias para la conclusión de un proceso. Ello dependerá del tipo de interés manifestado al comienzo por el sujeto. De todas maneras, será evidente la terminación de un proceso cuando en las elaboraciones postransferenciales, el sujeto experimente registros de comprensión y «encaje» de contenidos, hasta ese momento no integrados. Un indicador decisivo será el cambio de conducta respecto de una situación concreta que se deseaba superar.