Con los sondeos transferenciales (así como con los sondeos catárticos), puede trabajarse en numerosas situaciones de la vida diaria, sin que el sujeto necesite de conocimientos especiales.
Cuando se quiere realizar transferencias profundas, las cosas cambian ya que el sujeto debe tener suficientes datos sobre estos temas. El motivo principal radica en que toda sesión transferencial profunda se cierra con una discusión vigílica entre guía y sujeto, siendo este último quien, en definitiva, interpreta y ordena su propio proceso.
La discusión vigílica exige especiales conocimientos por parte del sujeto, ya que de otro modo las interpretaciones del guía concluirán en la proyección de sus propios contenidos. Además, ocurre un fenómeno posterior: el de la elaboración postransferencial, en el cual el sujeto integra verdaderamente los contenidos movilizados en el trabajo anterior. En esa elaboración, el sujeto debe contar con recursos como para disponer de ellos sin ayuda del guía.
¿En qué casos se apela a la transferencia profunda?
Cuando interesa comprender mecanismos complejos de conciencia. Cuando se desea superar problemas biográficos que continúan presionando sin resolverse en la situación actual.
Cuando se quiere provocar desplazamientos e integraciones de importancia.
¿En qué casos no se apela a la transferencia profunda?
Cuando el sujeto muestra síntomas de anormalidad síquica.
Cuando el sujeto considera al trabajo como un sistema terapéutico.
Cuando el sujeto pretende resolver problemas que deberían estar superados por el ejercicio de prácticas anteriores.
Cuando el sujeto se encuentra en la situación previa de resolver problemas catárticamente.