El punto decisivo para un miembro de La Comunidad, se refiere a cómo ubi­ca a ésta entre sus diversos intereses personales. Si considera a La Comunidad como un objeto permu­table por otros, seguramente obtendrá resultados anec­dóticos. Si, en cambio, utiliza a La Comunidad como refe­rencia de vida, sus diversos intereses personales se or­denarán de acuerdo a prioridades y obtendrán coheren­cia. Utilizar una referencia en un mundo personal y so­cial en continuo cambio en lugar de limitar posibilidades da sentido, concentra fuerzas dispersas e impulsa el de­sarrollo. Ubicar a La Comunidad como una referencia, ayuda a superar la desorientación.

Algunas personas pueden entender las experiencias que se realizan en la Comunidad, bajo una faz terapéu­tica. Si reflexionan correctamente, comprenderán que su equilibrio y desarrollo personal no es cosa que pueda lo­grar una terapia sino que es una cuestión más profunda referida al sentido de la vida, a referencias claras y al compromiso con actividades que trascienden lo personal. Nadie soluciona sus problemas por pensar continua­mente en ellos. Es la actividad bien orientada, la que ter­mina superando a los problemas. Pero esto no es tan fá­cil de efectuar en base a simples propuestas individuales. Debe haber una actividad organizada que sirva de re­ferencia a las actividades particulares y eso puede hacer­lo La Comunidad.