31 Octubre 1975
La forma pura desde el punto de vista psicológico
01:07:32

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Transcripción:
Esther Vázquez (Parc Òdena – Barcelona)
Convenciones utilizadas:
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[…] que pienso se puede desarrollar completamente en una o dos reuniones más.

Antes de terminar con esto de la psicología descriptiva, entonces, como para cerrar el tema, consideremos la estructura del psiquismo en general, no en el caso del funcionamiento de sus aparatos particulares. No, sino la estructura del psiquismo en general lanzada hacia objetos.

No podría ser de otro modo que la estructura total del psiquismo estuviera lanzada hacia objetos por cuanto su naturaleza es estructuradora. Se trate de objetos internos a la conciencia, se trate de objetos externos. La dinámica de la conciencia es, en cualquier caso de objetos que se trate, es siempre estructuradora con ellos, es siempre estructuradora.

Es claro que en ocasiones, estos actos de conciencia no se completan en un objeto, porque a veces sucede que el objeto no se lo encuentra, a ese objeto no se lo encuentra. Entonces queda una línea de tensión tendida.

Afortunadamente, por otra parte. Gracias a que la conciencia no está completa es que la conciencia es dinámica. Gracias a que no está detenida la conciencia, completada en un objeto, es que la conciencia puede poner en marcha sus distintos mecanismos.

Imaginen ustedes que la conciencia estuviera estructurada totalmente en un objeto, se acabaría tal tensión, se acabaría tal mecánica dinámica de búsqueda de objetos.

No podría haber por ejemplo sucesión de ideas. No podría haberlas. No podría haber fenómenos de evocación porque estaría completada la evocación, un objeto evocado. Tampoco se podría explicar cómo se desplaza la conciencia, en tal caso, de un objeto a otro si ese objeto cumple, cubre y completa totalmente a la conciencia.

De manera que afortunadamente, gracias a que la conciencia no está completada, a que la conciencia, por decirlo así, no está terminada en su proceso, es gracias a eso que la conciencia tiene dinámica y tiene también progreso.

Y con esto la conciencia cumple con las mismas leyes de la vida. La conciencia no es una entidad separada de la vida y en la vida observamos esto también. Observamos que ningún organismo está completado, sino que es un sistema en desequilibrio que trata de establecer con el medio un circuito de bio-feedback, de retroalimentación en donde alteraciones que ocurren en uno de los medios, sea externo o interno, a esas alteraciones corresponden respuestas equilibrantes del resto del circuitos.

Claro, en los seres más elementales, en la célula misma, hay algún punto de “centro de gravedad” o de “llave” de este circuito. En esos casos podemos decir que el que dirige las operaciones de adaptación es el núcleo, supongamos, en el caso de estas células.

Y en el caso del hombre decimos que el núcleo de esas actividades, el núcleo de la regulación de esas actividades está en el psiquismo. Pero es que esto del psiquismo en el hombre es algo bastante vasto.

Psiquismo también son los sentidos. No es psiquismo sólo lo que nosotros atribuimos a coordinador ¿no es cierto? Psiquismo es memoria, psiquismo también es la movilización de la respuesta. Es muy amplio esto
del psiquismo, si definimos psiquismo por la función con que cumple y decimos que su función es la de estructurar relaciones, equilibrar relaciones, desequilibrios entre medios.

Así que bueno, acá nos vamos encontrando con que este psiquismo a veces encuentra su objeto y a veces no lo encuentra.

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Y parece que hay un caso máximo de tensión del psiquismo hacia un objeto total. Ya no se trata del psiquismo frente a un objeto, sino que ya se trata de toda la estructura del psiquismo.

Este es el último punto que nos va a importar estudiar ahora. De cómo toda la estructura del psiquismo se orienta hacia un “objeto total”. Ese es nuestro punto.

La conciencia en su transcurrir observa el transcurrir. Observa que las cosas pasan, observa su propia modificación, observa la modificación de su medio, observa el paso de las cosas.

También la conciencia adquiere sentido de limitación. La conciencia adquiere sentido de su limitación en cuanto observa su propio cuerpo. El niño comienza a limitar su Yo en la medida en que va diferenciando poco a poco aquello que no está ligado directamente a su cuerpo.

Al comienzo todo es su cuerpo. Al comienzo todo es su Yo. Es un Yo general y difundido ¿dónde empieza y dónde termina el Yo de un niño? Imposible saberlo. Si en su juguete, en su mamá o en el medio que le rodea.

Pero a medida que va pasando el tiempo, por diferencia con el mundo que le rodea, por limitación de sus operaciones corporales, allí hasta donde llega mi objeto, mi cuerpo; allí está también mi cuerpo. Pero a donde no llega mi cuerpo ya no está mi cuerpo.

De tal manera que poco a poco, este niño a medida que va equilibrando su sistema, a medida que va perfeccionando sus reflejos, a medida que va cotejándose con los objetos que no son él. A medida que los objetos que no son él le ofrecen resistencia; en esa medida se va configurando el Yo.

Y esta es una verdad que ya descubrió en su momento un señor Fichte. El descubrió en su momento que el Yo se configuraba por diferencia con el no Yo. Se configuraba por aquello que no era él mismo. No surgía el Yo de pronto, porque sí y estratosféricamente sino que por resistencia frente al medio, por diferencia frente a las cosas se iba configurando esto, separado, distinto de aquello que no es Yo.

Esas primeras consideraciones de Fichte en su momento, por supuesto tuvieron grandes consecuencias. Comprendan ustedes que no es lo mismo, incluso a nivel ideológico o a nivel doctrinario, no es lo mismo de ninguna manera, comprender la estructuración del Yo como dado y definitivo y estático, a comprender la estructuración del Yo en dinámica y por diferencia con el medio. Una diferencia muy grande y que lleva a consecuencias también muy diferentes según se tome una línea u otra. ¿No es cierto?

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Pero como nosotros sabemos que este psiquismo está básicamente instalado en el hombre o surge en el hombre como en todo ser vivo, para estructurar relaciones de medios y estos medios son tan dinámicos.

Uno puede en ocasiones configurar su “Yo” de acuerdo a las diferencias con las circunstancias dadas, pero resulta que como estas circunstancias dadas son siempre variables; los medios externos e internos varían, la articulación del Yo mismo es también variable.

De manera que en ocasiones se percibe al Yo o se percibe a la conciencia de un modo y a veces se lo percibe de otro modo. Y ustedes reconocerán que hay gran diferencia entre hablar del Yo, discurrir sobre el Yo o experimentar el Yo.

Discurrir sobre la conciencia como algo separado, un film del que uno habla, a hablar de cuando uno tienen conciencia de uno mismo, por ejemplo. Son experiencias bien distintas y son casos muy variables de la conciencia.

La conciencia en ocasiones puede referirse a sí misma y en ocasiones no se refiere a sí misma porque está ocupada de otros problemas o porque está distraída, por ejemplo.

Eso todos nosotros lo registramos, y algo más. Registramos además que esto que estamos hablando acerca de la configuración de la conciencia lo estamos hablando en un nivel de lenguaje propio a lo que llamamos “estado de vigilia”.

Pero en cuanto se nos modifique un poco ese estado y ya no estamos en vigilia, ¿dónde empieza y dónde termina nuestra conciencia? ¿dónde empieza y donde termina nuestro Yo?

La cosa se complica entonces bastante, no sólo por la movilidad de los medios externos e internos en la configuración de ese Yo, de esa conciencia sino también porque ese Yo y esa conciencia está sometida a variaciones de nivel de trabajo.

Así que tenemos, por lo menos, un doble juego dinámico. La dinámica propia de la variación de los medios internos y externos y digamos, la horizontal, para hacerlo a lo cartesiano con ordenadas y abscisas y las variaciones también de los niveles de trabajo de esa conciencia.

Así que ese punto que se anda moviendo entre variaciones de medios externos e internos y que se anda moviendo además por niveles de trabajos distintos, esto da a ese psiquismo, a esa conciencia y a ese Yo, su gran movilidad.

Para hablar de esto más ordenadamente vamos a tomar algún punto de referencia, porque si no como todo es tan móvil, pues no se puede hablar de esto.

Justamente como todo es tan móvil, nos vamos a fijar en este hecho. ¿Qué pasa con la conciencia donde todo es tan móvil?

Pasa algo muy curioso en la conciencia donde todo es tan móvil. Volvemos al esquema inicial y nos decimos: la conciencia busca referencias, la conciencia se estructura con un objeto que la complete.

¿Qué pasa entonces cuando la conciencia se encuentra en movimiento y se encuentra sin un objeto que la complete y se encuentra sin referencias?
Pasan cosas muy notables en la conciencia. La conciencia va a buscar, para comenzar, un punto de referencia, va a buscar un objeto que la complete.

(En cursiva texto que va leyendo)

Los diversos niveles de conciencia ponen, cada uno, su ámbito.

Su ámbito de trabajo. Ámbitos que reconocemos diferentes por la estructuración de los contenidos de conciencia, por la sucesión de las vivencias, por las formas en que se articulan todos estos fenómenos. Cada nivel pone su ámbito. Allí si cae un contenido en un ámbito procesa de modo diferente que si cae en otro.

En el sueño se encuentran actos de recuerdo y asociaciones exentos de crítica. En general, las asociaciones se multiplican a gran velocidad y las imágenes se funden o diferencian en secuencias imprevisibles. La secuencia del propio Yo está ausente y uno mismo aparece visto como desde afuera.

Ahora estamos viendo las cosas, digamos, desde adentro. Digamos que vemos las cosas allá y nosotros acá estamos, adentro. ¿No es cierto? Y no creemos que estas cosas seamos nosotros. Pero en el sueño parece que uno mismo se ve desde afuera ¿no es cierto? ¿Recuerdan los sueños de ustedes, cuando ustedes se ven haciendo cosas?

A veces ese Yo o esa conciencia está vista en otro: yo soy mi primo. O en lo otro: yo cuidaba una planta porque esa planta era yo. ¿Conocen esas rarezas del sueño?

La mecánica observable por, observada por algunas corrientes psicológicas es en el sueño bien comprobable. Ahí aparecen desplazamientos, dramatizaciones, elaboraciones secundarias, etc. El clima emotivo que se asocia a las representaciones no necesariamente coincide del mismo modo que en el estado de vigilia.

También lo sabemos.

Imágenes que en vigilia provocarían temor en el sueño resultan estimulantes y liberadoras o a la inversa. Palabras o hechos insignificantes cobran valor alegórico y poseen una carga emotiva desproporcionada con respecto a la mentación diaria.

También lo sabemos.

El poder hipnótico de las formas oníricas es exagerado.

Sabemos todo esto del bloqueo de los mecanismos de reversibilidad, sabemos lo del estrechamiento del campo atencional, etc.

A la estructura de ese nivel de conciencia corresponden vivencias que están ligadas a recuerdos y a sensaciones, tanto externas como del propio cuerpo. Las sensaciones internas se amplifican considerablemente y se asocian a representaciones y climas emotivos característicos.

Las formas de ese complejo “mundo” son las que emergen, no exentas en ocasiones de gran colorido, belleza y significado.

Las formas del sueño tienen real existencia psicológica.

Claro que la tienen. ¿Y quién va a dudar cuando sueña de que tienen realidad?

Desplazándose muchas de ellas a niveles más vigílicos aunque perdiendo su poder sugestivo y su ubicación central.

Ahora nuestro amigo despertó y entonces soñó, ahora nos cuenta, que soñó con tal y cual cosa. Claro no es la misma situación emotiva. Él ahora se da el lujo de decir que estuvo soñando semejantes cosas. Qué barbaridad ¿cómo pudo haberse preocupado si eso era un sueño?

En ese sentido no puede decirse que los sueños y sus formas sean irreales.

Y nosotros ponemos mucho acento siempre en esto, de que los contenidos psicológicos no son irreales sino que son reales. Ponemos mucho acento porque si nuestra óptica “realista externa” nos hace dividir así las cosas, como real es lo que vemos, irreal lo que soñamos; entonces claro, no podemos introducirnos en la interpretación de cosas muy importantes para la vida psíquica porque total, todas son irreales, entonces quien le va a dar importancia. ¿Comprenden?

Entonces nosotros enfatizamos, tal vez excesivamente, en esto de la realidad para la mente de los contenidos psíquicos. Del poder sugestivo que estos contenidos tienen para la mente, del valor que esas vivencias tienen para uno.

En ese sentido no puede decirse que los sueños y sus formas sean irreales, ocurriendo que su realidad no es menor, no es menor, que la de los contenidos de otros niveles de conciencia.

Efectivamente, la “realidad” de la percepción vigílica no es mayor que la de la realidad onírica. En todo caso, las formas que emergen de la conciencia, cualquiera sea su nivel de trabajo son, en todo caso, reales compensaciones estructuradoras frente al estímulo.

No decimos simplemente «respuestas al estímulo», de ninguna manera. Decimos compensaciones estructuradoras frente al estímulo.

Estímulo que en ocasiones viene por sensación, que en ocasiones viene por memoria. Venga por memoria o venga por recepción externa, para el caso son estímulos que exigen una estructuración de respuesta.

También el estímulo puede ser, claro, una sensación, como una representación, o un acto de raciocinio.

Quién de ustedes no se ha asombrado al estar discurriendo con ciertas ideas y decir, pero claro, que interesante que es esta cuestión y al descubrir que las propias ideas se convierten en estímulos de nuevos procesos internos. ¿No es cierto?

Hasta tanto no se tenga en claro que toda vivencia, no importa el nivel de trabajo de la conciencia, es una compensación estructuradora de estímulos, no se descubrirá la relación que puede existir entre una figura geométrica, racionalmente elaborada y una irracional forma alegorizante. Y la hay. Son igualmente importantes tales vivencias y lo son por su valor estructurador frente a estímulos.

Un mismo estímulo se traduce en formas distintas según respuestas estructuradoras de distintos niveles de conciencia. Siguiendo esta línea de pensamiento podemos afirmar que los diferentes niveles de conciencia cumplen con la función de compensar estructuradamente al mundo, entendiendo en este caso a “mundo”, como la suma de sensaciones, representaciones, etc. que provienen o han provenido desde el exterior por vía sensorial.

Entonces parece que esto de los niveles de trabajo, que fisiológicamente se lo puede pesquisar a estos niveles, como cumpliendo con funciones sumamente importantes, desde el punto de vista fisiológico. Psicológicamente hablando, en esto de las diferencias de niveles vemos también posturas, posturas, frente a la masa de estímulos, posturas diferentes de las vivencias, a ver si me siguen, a las cuales se las estructura de modos diferente. Barridos diferentes de la mente frente a las posibilidades que ofrece el estímulo.

¿No creerán ustedes que las respuestas que dan en vigilia son las únicas posibles que se pueden dar a un estímulo? ¿no? ¿No creerán ustedes que frente a lo que ven, con su organización perceptual se puede dar sólo esa estructuración de mundo que ven?.

Diferente es la estructuración que hace un físico cuando ve las cosas a nivel atómico, ¿no es cierto? Hay gran variabilidad en esto de la respuesta estructuradora frente a la presentación de “el objeto” ante los sentidos y así también hay gran variedad de respuestas estructuradoras que puede dar la conciencia por su movilidad de trabajo.

Respuestas muy insólitas, respuestas intuitivas, respuestas donde lo racional no está en juego, aciertos, frente a cosas que no se tiene como seguir adecuadamente ¿no es cierto?

Hay muchas formas de respuestas que no son estrictamente las racionales, por otra parte aparato recién adquirido hace unos pocos años en este proceso largo de la vida.

Existen actos de conciencia que no son originariamente completados por objetos. Esta suerte de actos en busca del objeto que los complete está en la base del recuerdo.

Esto está fundamentalmente puesto en la base del recuerdo.

Así es fácil reconocer el característico trabajo de evocación hasta que la conciencia encuentra el objeto evocado y se detiene la búsqueda al ser completado por la forma correspondiente.

Más ilustrativo puede resultar ese otro acto de evocación. Una persona sale de un lugar con la sensación de haber olvidado algo. Los actos evocantes se dirigen a distintos ámbitos mentales trabajando por descarte de las representaciones que surgen y se reconocen como inadecuadas.

El acto en busca de su objeto rechaza toda vivencia, toda forma, todo objeto mental que no corresponda a su propio ámbito. En este caso el sujeto reconoce la sensación de pérdida u olvido, por la falta de implesión del acto con un objeto y no cesa esa difusa tensión hasta que emerge la verdadera forma, el verdadero objeto del acto de compensación estructuradora.

¿Sí? se sigue esto, ¿no es cierto?

Son cosas comentadas en otro contexto, pero dichas ya.

Proyectando estas ideas en un ámbito mayor, se comprenderá como la mecánica total de la conciencia busca completarse en un objeto definitivo. Allí surgen las diversas formas de inmortalidad, por ejemplo, que jamás se cumplen, porque la conciencia no puede completarse totalmente en el transcurrir, en el tiempo. La inmortalidad está fuera del tiempo.

Como ustedes bien saben. La inmortalidad precisamente niega el tiempo profano, el tiempo de las cosas. Es un tiempo diferente, un tiempo quieto, un tiempo cristalizado. ¿No es cierto?

Es la forma de compensación estructuradora total de la dinámica de la conciencia.

No basta entonces con inferir ingenuamente que la búsqueda de la inmortalidad sea una fuga de la realidad cotidiana.

Porque todavía no nos hemos puesto de acuerdo acerca de lo que sea la realidad cotidiana en sí. De manera que, de comienzo, decimos que parece un poco tosco esto de que la búsqueda de la inmortalidad sea una fuga de la realidad cotidiana.

La búsqueda de la inmortalidad parece más bien, si lo estudiamos de cerca, que está en la estructura dinámica de la conciencia, que en su proceso y en su historia; ya no hablamos de la conciencia individual sino de la conciencia del Homo Sapiens en desarrollo, en su proceso y en su historia va completando sus pasos con dioses provisorios, con angustiosos arquetipos que se derrumban de edad en edad.

En numerosas leyendas se busca el don de la felicidad, se transita por desiertos, cavernas, montañas y mares; se consulta sabios y magos, se lucha contra fuerzas y monstruos para dar con ese imponderable, con ese imponderable que tiene el sabor de recuerdo.

¿Captan esa idea?

El mismo recuerdo de un paraíso perdido, el mismo sabor de extrañamiento y pena que se desliza en el corazón de los hombres grandes, semidioses caídos de su patria oscuramente recordada.

Toda la mecánica del tiempo en la conciencia, la estructuración de la conciencia, mecánica que dejamos esbozada en su momento y que es de suma importancia.

No porque nos importe particularmente el estudio de el tiempo mítico, no, no. Nos interesa el tiempo en la estructuración de la conciencia desde el punto de vista de la informática.

Estamos diciendo que según experiencias que conocemos “tiempo” para la conciencia es lo mismo que “información”. Cualquiera lo sabe. Se sienta en una estufa, qué largo se hace el tiempo, si la estufa está caliente. O bien, si las cosas están bien, ¿no es cierto? parece que el tiempo fuera corto, porque las cosas están divertidas, entonces el tiempo se nos acorta.

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El tiempo experimentado es muy relativo al sistema de bits de información con que trabaja la conciencia en ese momento dado, ustedes lo saben bien. Todo el mundo lo sabe. Mucho dato, mucho tiempo. Poco dato, poco tiempo.

Mucho estímulo que tengo que digerir, mucha cosa delante, el tiempo se me hace corto. Hay mucha cosa que hacer. En cambio, ahora cierro los ojos, los abro dentro de ocho horas, parece que no hubiera corrido el tiempo.

Es esto curioso, sobre todo sabiendo que cuando estoy trabajando con muchos bits de información lo que está sucediendo es que básicamente la frecuencia de corteza anda hasta los treinta ciclos segundo, entonces trabajando con semejante cantidad de impulsos, ¿no es cierto? allá en beta, diferente a cuando estoy trabajando en sueño sin ensueño que lo que estoy registrando es un ciclaje muy bajo, donde no hay movimiento onírico, donde no hay bits de información. Allí donde no hay bits de información, allí el tiempo desaparece. Allí donde hay mucho bit el tiempo se alarga.

De manera que si bien hablamos de los semidioses por un lado por otro lado hablamos de los bits de información, ligados directamente al problema de la experiencia interna del tiempo.

Aquellos que leyeron alegórica esta noche, algunos trabajos nos pusieron en presencia de uno de los fenómenos más importantes, llevado claro, tratado de ser comprendido a través de alegorizaciones como es el caso de la tragedia griega. Este punto de suma importancia. El punto de la estructuración de los tiempos en la conciencia.

Es muy importante porque según se tenga también una idea del tiempo se va a configurar incluso la ideología de esta persona, su comportamiento en la vida.

Ustedes reconocen que una teoría reencarnacionista o una teoría lineal temporal o una teoría en donde el tiempo no existe nos va a llevar a comportamientos diferentes, nos va a llevar a formas de proceder también diferentes.

Es muy importante esto de la estructuración de los tiempos. Y para nosotros “tiempo”, en cuanto a “experiencia”, es lo mismo que “información” y allí donde no hay información para la conciencia no hay tiempo.

Distinguimos desde luego no sólo como los que hablaron de alegoría esta noche, sino como lo hizo Agustín en su momento, allá por el siglo quinto de esta era, distinguimos entre un tiempo experimentado y un tiempo pensado. Y notamos ya la radical diferencia que hay entre esto de sentir el paso del tiempo en uno. ¿Por qué?

Y bueno, porque a uno le corren las tripas, por ejemplo. Porque uno ahora ya tiene más sueño que antes, tiene sentimiento, entre comillas, uno experimenta el correr, el transcurrir del tiempo. Uno ve cosas que van pasando y una pasa antes y otra pasa después.

Recuerden como en la caverna de Platón donde iba pasando primero una sombra después otra de todos modos había, sensación del tiempo, de que las cosas transcurrían. Diferente a cuando me pongo a pensar en el tiempo. Traten de hacerlo.

Observen que curioso lo que pasa en la mente. Ahora uno puede estar vagamente, así sintiendo que el tiempo pasa, porque ve pasar las cosas, ve pasar las imágenes, los pensamientos. Ahora uno se pregunta de pronto y qué es esto del que pasen las cosas, qué es esto del tiempo en la conciencia. Ahí se nos detiene el tiempo.

Y claro, se nos detiene el transcurrir, se nos detiene la experiencia porque estamos haciendo concepto de la experiencia. Y ustedes diferencian bien entre lo que es experimentar y lo que es conceptualizar.

Parece que la función del concepto es abstraer y al abstraer, sacar las características esenciales y al hacerlo detener el flujo del pensar.

Por eso es que observábamos en simbólica como al sacar los elementos esenciales de cosas que había alrededor nuestro, al hacer tal cosa quedaban esas figuras como geométricas, como permanentes, como cristalizadas, como eternas, ¿no es cierto?

Y en cambio, es esta cosa asociatoria, sucesiva, alegórica ahí teníamos la experiencia de lo temporal, la experiencia del transcurrir.

Importante diferencia hay en esto de la experiencia simbólica y la experiencia alegórica. Estas experiencias en donde el tiempo también, para la conciencia, se nos aparece como detenido en un caso, cristalizado, porque, abstraído, porque es concepto de tiempo, no es tiempo. Es concepto de tiempo. Diferente a esto de que siento que las cosas pasan.

Ahí se encontró Agustín con este problema. Agustín era un célebre pensador y de gran profundidad. Se encontró con ese problema que ha sido uno de los más graves problemas de occidente. El problema de cómo están casi dialécticamente puestos los tiempos experimentados con los tiempos pensados. Y dijo: allí donde puedo sentir el tiempo, no puedo pensarlo. Y allí donde lo pienso cesa, deja de transcurrir.

Este mismo problema de Agustín es retomado luego por Descartes en su día y últimamente por Husserl. Y algunos que quisieron hacer algunos avances en la relación entre el ser y el tiempo, entre el concepto acerca de la cosa o la abstracción de la cosa y el transcurrir de la cosa, se quedaron únicamente con la primera parte.

Se mandaron todo un gran escrito acerca del ser y el tiempo quedó archivado. Eso le paso a Heidegger que no terminó nunca su Ser y Tiempo y se quedó con toda una descripción antológica acerca del ser, pero el tiempo, claro, se le escapó.

Ahí ha quedado hasta estos momentos el problema presentado dialécticamente entre tiempo como experiencia y tiempo como pensamiento. Bien, es un problema interesante.

La conciencia se encuentra con el transcurrir, la conciencia se encuentra con que las cosas varían, la propia mente cambia y entonces ¿qué es lo permanente de la mente?

La mente también trata de guardar unidad, la mente trata de mantener estructura. A la mente no le interesa desintegrarse, perderse, morirse o desaparecer. No. De ninguna manera.

La mente trabaja como la vida misma y la mente humana, que tiene sentido de la previsión, calcula. Un poco antes, un poco después pero esto se acaba . De tal manera que frente a tales previsiones y tales experiencias a la mente le interesa bastante ese problema del transcurrir y ese problema del pervivir.

Y claro, ustedes advertirán que seres religiosos sólo hay a nivel de Homo Sapiens, de ahí para arriba, pero no de ahí para abajo. Ustedes reconocerán que en los primates no hay religión. Por ejemplo. Claro, tampoco hay técnica ni lenguaje, desde luego, pero es que el problema de la religión estará emparentado también con este problema de la finitud, con este problema de la pérdida de la estructura, con este problema de la posible desintegración. ¿No es cierto?

Ustedes dirán, bueno pero en las religiones primitivas no se hacían planteos por el tiempo o sí se los hacían. Pero, dejando de lado eso, no se habrán hecho problema por la estructura del tiempo pero si por esto de que van a cesar de funcionar. Se va a parar la maquinaria. Sí se hacían este problema, claro que sí.

No es extraño encontrar entonces en muchas teorías de futuro ultramundano, de futuro fuera de esta vida la idea del “recuerdo”. La idea del “reencuentro” con el pasado.

Ideas tales como que la mente o el espíritu o el alma, o como quieran ustedes se origina en un punto, transita y regresa a él, volviendo como describiendo un círculo.

Algunos estudiosos de las comparaciones religiosas y demás como Mircea Elíade encuentran en mitos sugestivos como en el del eterno retorno estas cualidades del trabajo de la mente con respecto al tiempo. Esta curva que hace en los mitos el tiempo. Esto de que nace de un alfa, se aleja de ese alfa y vuelve nuevamente ese alfa que en ese momento está considerado ya como omega, como terminación. Pero es un partir de y volver a él, ¿no es cierto?

En los mitos platónicos, los mitos griegos en general, está también esa idea del eterno retorno de algún modo o de tiempo circular, o de aquello que se aleja de un punto, hace su proceso y vuelve a ese punto.

De aquello que sí es tránsito, pero en definitiva, siendo comienzo y siendo también fin, queda como cristalizado para la conciencia, porque no es un transcurrir a lo tonto en donde se tira una piedra y esa sigue infinitamente en su camino.

Este problema de los círculos temporales o del tiempo como progresión, terminó de hacer explosión hace unos cincuenta años en occidente y lo hizo sin resolverse cuando se hicieron por un lado, en una misma cabeza y eso es inconciliable, planteos evolucionistas y planteos cíclicos. Entonces salió un señor que dijo que la cosa iba siempre en evolución, pero por otro lado y al mismo tiempo dijo que todo era un eterno retorno. Y claro, le explotó la cabeza

De manera que esta cosa incompatible, que esta cosa inconciliable de considerar los tiempos cíclicos volviendo sobre sí o los tiempos como progreso, y claro, han correspondido a distintos momentos culturales, aún dentro del mismo occidente y ha correspondido a tomas de postura bien dialécticas, que han resultado incluso en confrontaciones en el mundo de lo profano.

Pero dejando las consecuencias de tales teorías el hecho es que la conciencia se orienta en ocasiones hacia esos tiempos cíclicos, en donde las cosas vuelven, se repiten, en donde uno desciende de un origen y vuelve a ese origen. O bien esto de que nada, uno va evolucionando, va progresando sin límite.

Y esto del “sin límite” suena a pérdida también. Tiene que haber algún límite porque si no ¿cómo es esta cosa?

Problema de límites nos encontramos en toda Teogonía. En el principio explotó el hidrógeno, perfecto. ¿En el principio de qué y qué había antes del principio?

Al final todo se va a congelar, muy bien ¿y después del final, qué? Y siempre están con esa historia de que al principio algo y al final después, aunque la cosa sea evolucionista de todos modos. ¿No es cierto?

Siempre está la conciencia preocupada por esas cosas. Lo hace sobre todo cuando se le muere algún familiar, no lo hace en todo momento, claro está. <risas>

Volviendo a nuestro cauce, y ya en un nuevo nivel de conciencia vemos emerger nuevas formas. En el semisueño, formas propias del estado anterior pueden ser racionalizadas y pierden su poder sugestivo salvo en algunas ilusiones y alucinaciones fugaces.

En el nivel de vigilia ordinario las formas oníricas no desaparecen completamente, pero dejan de ocupar totalmente la conciencia y surgen amortiguadas sin ocupar la posición central de la mentación.

Los ensueños secundarios propios de este nivel se manifiestan con sus formas típicas como resultado de la compensación estructuradora frente a estímulos cotidianos.

Lo leemos rápido y vamos así porque son cosas que en su momento se han ido viendo.

En vigilia nuevas formas denotan el cambio de nivel de trabajo. Las vivencias mismas se relacionan con mayor lógica. Los símbolos pueden ser racionalizados y atraer largas cadenas de ideas.

Surgen objetos abstractos de tipo matemático y estas expresiones poseen significado más o menos fijo. Esto permite que las ciencias tengan su orden en expresión y significado, que el lenguaje sea un sistema de signos para la transmisión ordenada de ideas y que los gestos, en sentido amplio sean factor de comunicación entre las personas.

De manera que estamos relatando un poco lo que va pasando con estos objetos, según los emplacemos en los niveles de sueño profundo, vayamos al semisueño o vayamos a la vigilia.

Van tomando abstracción. Estos objetos se van haciendo cada vez más abstractos y se los puede convertir en operativos como en el caso sígnico. Pero no son estos objetos que vemos en la vida cotidiana, cuando la funciones abstractas está trabajando. Bien.

Hay para la conciencia objetos no representables.

No representables, es decir que han perdido su base de representación material.

Se acuerdan de lo dicho cuando hablamos de la imaginación, por ejemplo. La imaginación trabajaba con actos y objetos de conciencia que eran representados, pero en abstracto en general, no en lo abstracto formalizado en pizarra o en dibujo sino en el pensar abstracto.

¿Ustedes conocen eso de pensar abstractamente sin objetos de base material?

Hay personas que les resulta un poco más difícil. Hay personas que siempre tienen una base material de representación, pero los que piensen así consideren que hay otros que piensan, en algunas ocasiones, piensan sin imagen. Sin imagen, abstractamente.

Eso no dice nada a favor de uno u otro, <risas> no tiene nada que ver. Pero hay una forma del pensar que es una forma de trabajo de la mente sin objetos concretos, sin objetos de base material.

Son objetos de todos modos para la mente, como los conceptos, ya que el acto del pensar se refiere a ellos. Son objetos. Uno está refiriéndose a ellos, lo que pasa que uno no ve los objetos, no ve su encendedor en la mente, pero son objetos de todos modos.

Así que para la mente hay formas no representables. Hay formas no representables. Y hay también formas, como posibles, objetos como posibles para la conciencia, tampoco representables porque son los que la completan totalmente.

Ahí, en ese punto del trabajo de la conciencia, buscando objetos, representables o no, pero que la completen totalmente, ahí es donde encontramos nosotros la base de sostén ideológico, la base de sostén de los grandes monumentos religiosos. Al hablar de “monumentos”, hablo de monumento en sentido amplio, no de construcción monumental.

De manera que […]

<salto de cinta>

[…] en realidad allí nos vamos a encontrar con la raíz del pensamiento religioso. Nos vamos a encontrar con que en el problema de la finitud, en el problema de la desaparición y todo aquello está el tiempo y que hay un objeto allí, que tiene esa aptitud, esa capacidad para que la mente se complete totalmente y para que la mente deje de transcurrir.

De manera que, así como la…, así como este coordinador se va encontrando con distintos aspectos provisorios. A veces toma uno, otro se desplaza, realiza distintas operaciones, cambios de objetos; así también toda la estructuración, de este armatoste, tiende a un objeto que lo complete totalmente.

Y a este objeto no se lo encuentra y no se lo puede encontrar. No se lo puede encontrar porque se detendría la conciencia. Pero hay una tensión registrable en el ser humano, hay una tensión a la búsqueda de este objeto.

Ustedes saben lo que pasa con todo acto de conciencia cuando busca un objeto, crea tensión y en toda la mente humana hay una tensión a cierto objeto que la complete.

De manera que unos dan una solución, otros dan otra solución. Unos lo explican por el tiempo que se curva y vuelve a lo mismo, otros por una cosa progresiva pero que viene con trampa porque al final todo queda allá detenido.

Cada uno hace su estructuración de acuerdo a sus gustos, pero en todos los caso tenemos una misma tensión que hace que el ser humano se mueva.

Así que parece que esta articulación de la conciencia, en búsqueda de un objeto que la detenga, que la haga permanecer y que la haga trascender fuera de este tiempo en que vivimos, parece que esta tensión hace al hombre moverse en muchas direcciones.

Y si cortáramos este tiempo nos encontraríamos con que la conciencia en el hombre se detendría.

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Algunas escuelas han tratado de solucionar este problema. No buscando un objeto que complete a la conciencia, sino buscando el método o buscando el recurso adecuado para detener a la conciencia.

¿Comprenden ustedes ese original giro?

Fíjense que original y qué inteligente y qué profundo. Está ese problema de la finitud, ese problema de la existencia que va cambiando, va mutando continuamente. Fíjense que original y que curioso ese giro que introduce el Buda por ejemplo ante esto.

El Buda no se ocupa entonces por qué ese objeto sea Dios. El Buda parte de la realidad existente del ser humano en donde las cosas le salen bien y le salen mal, en donde las cosas le crean placer y también le crean dolor.

Entonces el Buda ve que allí donde hay placer al poco rato, bueno pues, viene el dolor y si hay dolor siempre estamos mal. Pero supongamos que ese hombre promedio va ciclando entre el placer y el dolor.

Entonces claro, si se deja tomar por la idea de Dios va a seguir de todos modos, aunque busque a Dios, va a seguir moviéndose en la búsqueda de ese Dios, como lo haría cualquier persona que busca un objeto, digamos un carro último modelo.

El sujeto lo podrá lograr o no podrá lograr en su vida, pero de todos modos, mientras busca su carro último modelo, va ciclando y hoy se siente bien, mañana mal a veces cree que se sacó la lotería, después cree que se lo van a prestar un rato y ahí se va a quedar con él, en fin, todo esto… ¿No es cierto?

O bien cree que con su trabajo sostenido en este tipo de sociedad competitiva y un jefe le va a sonreír y él va a conseguir, ¡un forma, no! , en donde este hombre va tratando de conseguir su objeto, pero esto le crea problemas.

Y si finalmente después de veinte años consigue el carro último modelo, claro, ya es un carro inactual . Así que siempre va a tener que conseguir un último modelo y va a estar detrás de esas cosas.

Así como hay objetos que pueden satisfacer provisoriamente a la mente y objetos que le traen problemas a cada rato, así también observó el Buda que pasaba en la búsqueda misma de Dios, por eso es que el sistema budista es básicamente ateo.

No vayan a creer ustedes lo que dicen los mal informados en la materia. El sistema budista no es religioso, en el sentido clásico, considerando como cúlmine de sus operaciones a Dios. No.

El Buda es eminentemente ateo, es decir, no pone a Dios. Esto parece que no está muy conocido por ahí, bueno, pero sí, así es la cosa. El Buda no explica cómo hacer las cuestiones para llegar a fundirse con Dios, ¡de ninguna manera!

El Buda parte de esa realidad existencial en donde la gente donde hoy se siente bien y mañana mal, hoy siente placer mañana dolor, y ahí está el Buda como un existencialista de Montmartre. Hoy bien, mañana mal ¿y qué hacemos con esto? Dos mil quinientos años antes que estos de Montmartre. Y está bien, sí, bien, mal, bueno… vinacho..

De ahí parte nuestro amigo. Dice, si pongo un carro último modelo o pongo a Dios, la cosa es la misma, porque si yo creo en Dios, la cosa va a andar bien. Pero mañana dejo de creer en Dios y pasado empiezo a creer de nuevo. Y un poquito y me veréis y otro poquito y no me veréis .

Y así con esto de que me veréis y no me veréis y con esto de que hoy creo y mañana no creo, y… la cosa se complica un poco. A veces cuando estoy muy mal este tipo de fe me reconforta pero a veces cuando no creo ¿Qué pasa con esto? No me reconforto.

Ya con un fort tenemos mucho y con un reconfort ¡imaginen ustedes! .

De manera que ahí está el Buda viendo pasar las cosas delante de su gran televisor. Nacen, mueren, nacen, mueren, ahí van todos con sus dolores, sus cosas. Estos creían, ahora no creen… ¡vaya, vaya!

Entonces él observa en muchos amigos de él, gente religiosa, gente de extracción bramánica, [mental, todo aquello], firme, sólida, orientada desde pequeña, armados a puro reflejo condicionado .

El observa a sus compinches y ve a uno que hoy está muy bien y mañana el hombre vacila y tiene una crisis de fe. Él tiene crisis de fe y se le viene abajo el mundo y ha perdido [fundamento].

Entonces el observa a los grandes prohombres de la fe y observa que todos siempre andan con la historia de la crisis de fe, en ocasiones aflojan la mano. Dudan de la cosa según esté planificada y quieren hacer su propia voluntad, después se dan cuenta y dicen: No, bueno, no se hará mi voluntad sino la tuya <risas>. De todas manera los muchachos tienen su… y si las mentes cumbre del pensamiento religioso tienen esas flaquezas ¿Qué quedará para nosotros, pobres hormigas? <risas>

Sí. Porque no son ningunos tontos, se darán cuenta que son computadoras bastante desarrolladas en su modelo. De manera que si esos tipos tienen esos problemas, ¿qué queda para nosotros?

El Buda dice, por acá no viene la mano <risas>. Esta cosa no se soluciona poniendo algo que a veces está, a veces no está. Se puede decir que el Dios brilla por su ausencia, ese tampoco aclara mucho la situación.

Eso le pasó a Hegel que dijo que Dios se experimentaba como vacío. <risas>

Hay gente muy curiosa en esto, pero el Buda introduce ese giro característico que da que pensar.

Él nos dice: el problema entonces está en que dios complete a la conciencia o que un último modelo complete a la conciencia, no, no. El problema está precisamente en la búsqueda que la conciencia hace del objeto.

Lo dice a su modo, de un modo muy parecido a como estamos diciendo las cosas hoy. El problema está en la búsqueda de los objetos. Entonces la mente va hacia los objetos, a veces los toma, y si los toma y se completa al poco tiempo se desgastó.

La cosa se invierte. Esto resultaba bien hasta este momento y ahora esto, que había sido un motivo de mi búsqueda durante tanto tiempo, ahora se desgastó y empieza a serme fastidioso.

Si uno lo sabe eso. Les ha pasado con un traje, con una ropa. Les ha pasado con un objeto, les ha pasado con personas y así siguiendo.

Entonces el Buda que observa eso ya saca a Dios, ya fuera con ese problema. Ahora el problema está en la mente. Entonces ve el sufrimiento alrededor de él. La gente sufre. La gente sufre porque quiere gozar. La gente busca el placer y si busca el placer entonces entra en la rueda de las determinaciones. Busca el placer y por tanto, sufre.

Si busca el placer y no lo encuentra, sufre. Y si buscando el placer lo encuentra, al poco tiempo deja de resultarle placentero. Esto es sabido. Lo conocemos como ley del estímulo constante decreciente. ¿No es cierto?.

Todos sabemos muy bien que la ropa la sentimos un rato pero si nos quedamos quietos un rato, claro, el estímulo constante termina decreciendo y desaparece la sensación de ropa. ¿No es cierto?

Entonces hay gente pues, que a veces busca ese placer se encuentra con él y ¿después qué? Y después desapareció como estímulo, entonces encontramos hastío y todo aquello.

Si estudiamos por otra parte la estructura misma del placer y el dolor vamos a ver que esto está movido por sistemas de tensiones y descargas de tensiones. La cosa puede ser placentera mientras va en un sistema de carga, eh, y esta carga llega a un punto, como la risa ¿se acuerdan? que de pronto se descarga y provoca esa sensación de distensión, de placer.

También a veces se experimenta placer cuando hay sensaciones dolorosas y se retira ese dolor ¿no es cierto?. Así que el placer a veces se experimenta porque se logra una tensión y luego la descarga de esta tensión y a veces se experimenta el placer porque a un dolor se lo retira.

Sea que uno quiera retirar el dolor o sea que uno busque un objeto que en crecimiento vaya estimulando al sujeto para luego descargarse, en cualquiera de las dos circunstancias la conciencia no puede detenerse en el placer. La conciencia va encadenada de placer en dolor. Esto nos dice el Buda.

Esa es una verdad psicológica. Y ¿cómo hacemos entonces para romper la rueda de esas mutuas determinaciones?

En aquella época al feedback le llamaban Rueda <risas>. Entonces el Buda va explicando cómo, cómo según uno haga una cosa, eso actúa sobre uno, eh. Otros lo llamaban Karma, según uno hace unas cosas le rebota, claro. Tenía mucha metafísica todavía, eh, mucha flor de loto, mucho bosque ¿no es cierto? entonces el Karma tenía que ver con las vidas sucesivas y todo aquello pero a nivel de circuito electrónico la cosa es un poco así. Según hace este el otro opera en contra y va produciéndose ese circuito cerrado.

Bueno, y ¿qué hacemos con ese feedback? dice el Buda. ¿Qué hacemos con esa retroalimentación? ¿Qué hacemos con este problema de que la mente queda encadenada al objeto? A veces se goza pero si sucede eso entonces el displacer sobreviene. La verdad está en ¿cómo hacemos para atacar este problema?.

Entonces el Buda propone una suerte de ascética. A su modo es una ascética, es una forma de ascetismo, es una forma de depuración interna, ¿no es cierto?, de elevación interna. ¿Y cómo es que hacemos esto entonces?

Y lo hacemos tratando de eliminar el placer, porque si en el placer vamos a encontrar la otra parte de la Rueda, si en el placer vamos a encontrar el encadenamiento del dolor, entonces todo aquel que busque placer, necesariamente se encadena al dolor, ergo, y en esto procede con una lógica rigurosísima, buscar el placer lleva al dolor. Buscar al placer encadena.

Entonces esto se trata de no buscar el placer ¿y cómo hace la mente para no buscar el placer? Problema. Ahí es donde nace realmente la ascética de él. ¿Cómo hace la mente para no buscar el placer?

Problemático, porque la mente es dinámica. La mente busca cosas, busca estructurarse con objetos ¿cómo hace la mente para no buscar placer, para no buscar objetos?

Lo hace por una técnica que él o los traductores posteriores pueden llamar del “desapego” ¿cómo hace la mente para desapegarse de los objetos?

Yo quiero mi encendedor y ¿ahora qué hago frente a él? frente al encendedor que quiero, que hago, ¿no quererlo? Nos crea problema. Parece que hay toda una cosa interna que yo puedo hacer para dejar de adherir al encendedor, de apegarme al encendedor.

Ahí, en esa forma búdica de pensar, ahí se inspiran numerosísimas corrientes, manifiestas o encubiertas, y que circulan mucho actualmente. Manifiestas o encubiertas, ahí en esa ascética budista, ahí, se inspiran muchísimas fuentes que luego van a aparecer como pequeñas religioncitas, religionzotas, pseudoreligiones, etc., grupos, grupetes, ocultistas, ocultachos, etc. ), en esa cuestión del desapego. Hay que desprenderse, ¿no es cierto? Hay que desprenderse de las cosas porque de ese modo la conciencia se libera.

Y ¿cómo hace la conciencia para liberarse de sí misma? Supongamos que hubiéramos logrado liberarnos de los objetos, desprendernos de los objetos y ¿cómo hace la mente para despegarse de sí misma? La mente también busca estructurarse. Si le sacamos los objetos va a buscar estructuración en sí misma. ¿Cómo hacemos para que la mente deje de buscarse a sí misma, deje de pensar?

Podemos detener el pensamiento, podemos lograr otro nivel de “ser” que es el nivel de “iluminación”, en donde la mente transciende a la mente misma, explica el Buda.

¡Complicado!, sólo para los intelectualetes de la época

Y claro que luego eso al pasar de capa en capa termina agrupando a millones de personas. Pero comprenden ustedes que el planteo del Buda es básicamente una psicología, no es una religión.

Es un estudio acerca de las condiciones de la mente y acerca de cómo esta mente se orienta en un sentido o se orienta en otro o cómo puede manejarse la propia mente. Ese es en realidad el planteo budista. Es un planteo psicológico no es un planteo religioso. Observen ustedes qué nivel y qué profundidad en los planteos de este señor.

Bueno, parece entonces que nos encontramos en última instancia, comenzamos con esto de desprendernos de las cosas, de desprendernos del mundo profano. Pero a medida que vamos haciendo esto nos vamos encontrando con que la mente sigue apegada, por ejemplo.

El Buda lo sabe y explica que la mente puede estar no apegada a objetos presentes, pero la mente puede estar apegada a los recuerdos. Entonces este buen ricacho que aparece y dice bueno, yo ya dejé a mis amigos, dejé esto, dejé lo otro… ¿y ahora qué hacemos? Y… ahora hay que desprenderse de todo, ahora hay que desprenderse de todas las cosas que uno tiene, incluso de las propias condiciones de la mente y seguir para delante. ¿Y cómo hace la mente para desprenderse de sus condiciones?

No puede. Es como tirarse para arriba de los propios pelos. ¿Cómo hace la mente para dejar los recuerdos?

Sacamos los sentidos, es decir, sacamos los objetos y ahora ¿qué le pedimos a la mente?, que se olvide, que se olvide de la vida pasada incluso. Eso es muy difícil. Eso nos propone el Buda.

Parece entonces que el “liberado viviente”, está liberado no sólo de la búsqueda de los objetos que se presentan delante de él por vía sensorial, sino que también está liberado de aquello que está archivado en memoria. Está liberado de los recuerdos.

De manera que el Buda va proponiendo liberarse no sólo de los sentidos sino también de los recuerdos. Esto psicológicamente ya no es tan sencillo.

El Buda dice que aunque me desprenda de los objetos presentes, ante los ojos, ante los sentidos; sigo atrapado por los objetos recordados. Entonces puedo estar ahora sin objeto y empezar a decirme, por ejemplo ¿y por qué habré dejado los objetos? <risas> Sería interesante poder ver los objetos que dejé, a ver cómo han cambiado, a ver qué tal les ha ido seguramente han sufrido <risas>

De manera que claro, no está liberado aquel que se haya desprendido simplemente de los objetos. Puede ser un asceta, puede ser un faquir que está en su cueva, puede ser un monje muy devoto que no tiene nada encima salvo aquello para cumplir con sus necesidades mínimas. Una calabaza para pedir arroz y no mucho más, ¿no es cierto?, lo mínimo.

Bueno, y sin embargo ese santo varón puede estar recordando cosas, puede estar haciendo cotejo de tiempo de situaciones anteriores con este, y no…, entonces sigue sometido a la rueda.

Se fijan dónde plantea el problema el Buda. Que hay un gran nivel y una gran profundidad en la apreciación de todo esto. Pero lo primero que ha descubierto es Buda es como la mente fantasea y cómo la mente monta sus dioses provisorios y cómo busca escaparle a la rueda del placer y del dolor montando esos paraísos ultramundanos en donde la conciencia quede detenida y quede liberada.

Eso para el Buda no es una experiencia real, eso es una experiencia propia de la imaginación, va a explicar. Y que sea real o no real, de todos modos no se puede resolver en la mente misma, así que vamos, vamos, a lo que se puede resolver. ¿Y qué es lo que se puede resolver?

Se puede resolver esto inmediato que es: si me apego sufro. Muy Bien, hablemos del desapego. La memoria trae apego. Muy bien. Hablemos de la eliminación de los contenidos de memoria.

Y el Buda así lo va planteando y a su modo trata de darle solución.

¿Captan el problema que surge en el Buda y que es una respuesta diferente a la que presentan las religiones tradicionales en esto de completarse en un objeto en el futuro ultramundano? Es muy diferente.

Se podrá decir que también en el Buda hay un pensamiento de trasfondo de tipo religioso, cómo no, pero no está explicitado, explicitado en un Dios que complete a la estructura en su transcurrir.

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Así que nosotros que estamos hablando de psicología descriptiva y estamos estudiando este último punto de psicología descriptiva, ya no estamos hablando de sentidos, memoria, coordinador, aparatos, líneas que conectan a unos con otros, etcétera.

Ahora ya nos estamos refiriendo a la estructura total del psiquismo como que esta estructura total del psiquismo se orienta también hacia un objeto totalizador y lo resuelve a su modo. Y cada uno, a su modo, lo va resolviendo en su vida o no resolviendo.

En realidad lo va resolviendo provisoriamente. Algunos ponen a Dios, otros pueden poner un partido, otros pueden poner una pareja ideal, otros pueden poner…esas cosas que tienen carácter de cosa definitiva y cristalizada y que cuando se logra eso la cosa se va a detener y se va a lograr la felicidad por ejemplo.

Entonces ahí van las gentes en búsqueda de su ilusión, buscando los objetos que van [y quedan completos].

Bien, esto que sucede en todo ser humano, está dado por la estructura misma dinámica de la conciencia que necesita completarse en un objeto total y nada de cositas provisorias. Esto mientras tanto. Pero estamos buscando un objeto, una situación que detenga ese transcurrir, y que complete totalmente a la conciencia, donde no haya sufrimiento, donde todo esté de algún modo detenido. ¿Si?

Esto es tan curioso y refleja tanto las contradicciones del ser humano que incluso los que se imaginan la inmortalidad, es muy curioso, se imaginan la inmortalidad como una especie de proyección de esta propia conciencia profana.

Quiero decir, se imaginan ellos mismos pero viviendo eternamente. ¡Imaginen qué aburrimiento! ¡La misma conciencia y la misma estructura mental, pero siempre! <risas>

Esa sería la peor broma que podría haberle hecho la divinidad al ser humano si le hubiera concedido el don de la inmortalidad. Imagínense ustedes siempre con esta conciencia chata por toda la eternidad. ¡Un escándalo, un escándalo¡ <risas>

Y hay gente que parece que quiere trascender, así de este modo. Así con este mismo tipo de estructura, así tan falible, tan problemática. Trascender y quedarse ahí siempre flotando, no se sabe dónde. Ahí, en algún lugar. Tal vez sea el cielo, tal vez sea el cosmos… Depende del grado de abstracción que uno tenga.

Si es muy primitivo dirá que está a trescientos metros altura , si no podrá hacer una abstracción monumental y decir que se trata de las “N” dimensiones del tiempo, esas cositas, pero siempre es la conciencia, ¿no es cierto?, la que está trabajando en ese tiempo sin fin

Bien, de manera que no es para nosotros extraño esto del surgimiento de la necesidad en la conciencia humana, la necesidad de la conciencia humana, de lograr un objeto que pueda completar totalmente su proceso, totalmente su movilidad. No es extraño para nosotros comprender esto.

Y hemos visto como en algunos casos se resuelve con consideraciones especiales acerca del tiempo, que vuelve, que evoluciona en una línea o que en algunos casos se colocan dioses en el camino o que en otros casos, como con esta salida original del Buda, también se trata de que la mente deje de sufrir, sea completada de algún modo, pero eliminando cosas. Trabaja por descarte. Es algo de lo más singular.

Seguramente se inspiró también en su medio. Ahí había mucha gente que se dedicaba a dejar el cuerpo quieto, los ojos quietos, la mente quieta, todo quieto. Y al dejar todo quieto, claro, desaparecía el tiempo y ¿cómo no va a desaparecer el tiempo si disminuían los bits de información? Allí donde no hay información, no hay tiempo para la conciencia.

Entonces si estos señores imitan a un vegetal y se nos quedan ahí durante varios años y bueno… poco registro del paso del tiempo. Y terminan concluyendo: luego el tiempo no existe y claro, no existe información.

Bien. Así que este punto lo estamos tocando sólo para no dejar de lado un tema que puede ser de nuestro interés también, ¿por qué no?,¿por qué no? Si andamos hablando de las pestañas del ojo, ¿por qué no vamos a hablar de “la forma pura”? <risas>

Esto lo había tocado simplemente para considerar, en el conjunto de psicología descriptiva, ya que hemos hablado de aparatos, de memorias, de registros, archivos, conexión de líneas y todo aquello. Tocamos este punto en donde toda la estructura del psiquismo trata de completarse además.

Se completa a veces en sus actos en cosas provisorias pero también hay una tendencia en todo el psiquismo a ser completada por una cosa más interesante que detenga este proceso y te cambien los placeres y displaceres. ¿Sí?

Ese es el punto que debíamos agregar a nuestro desarrollo en torno al problema de psicología descriptiva, y no mucho más.

Esto de comprender que no se trata simplemente de una fuga de la realidad, porque eso de “la realidad” tenemos especiales formas de verlo. Esto de la búsqueda de la divinidad o de la búsqueda del cielo, o como quiera usted llamarle, la búsqueda mística, la búsqueda de la trascendencia…

Este es un punto que no debe extrañarnos a nosotros y es un punto que lo comprendemos como una necesidad radical de la conciencia humana, que uno la puede eludir en un momento u otro, pero es que la estructura misma de la conciencia busca este tipo de implesión, de completarse en algo que la detenga en su proceso.

Me imagino que no serán tan infantiles algunos en pensar que se da solución a este problema <risas>

Esto es como las tarjetas de Bertrand Rusell. Esto dice verdad y lo otro dice falsedad, le damos vuelta y… Eso decíamos, no se resuelve en el mismo nivel de lenguaje ¿no es cierto?

Muy bien así que, liquidado este último punto de la tendencia del aparato psíquico a la integración de un objeto que lo detenga, que le haga conservar eternamente su estructura, completado este punto, podemos pasar a cosas más interesantes, tales como lo que llamamos ya psicología del comportamiento.