27 Octubre 1975
Consideraciones sobre Simbólica
00:25:10
Transcripción:
Esther Vázquez (Parc Òdena – Barcelona)
Convenciones utilizadas:
<?> palabra ininteligible
<??> frase ininteligible
<???> fragmento ininteligible [texto] Dudoso. Audio poco claro
Bien. Vistas así las cosas podemos introducirnos en esta cuestión de otro mecanismo abstractivo. Es un mecanismo abstractivo que tiene que ver ahora con la clasificación y el ordenamiento de datos. Es el trabajo sígnico de la mente.
Un salto cualitativo de importancia se produce en la especie humana cuando por un elemental sistema géstico los seres humanos se comunican, sea por un mudra, sea por un gruñido, sea por la interpretación de un acto bélico.
En el momento en que dos seres humanos se comunican y se codifica un sistema elemental, un sistema sígnico de interpretación de los hechos del otro, tenemos ya los rudimentos de lenguaje.
De manera que esto que puede ser gesto o esto que puede ser gruñido es ya la exteriorización de una codificación sígnica. El signo en ese caso está cumpliendo con esta necesidad de comunicación.
Por supuesto que esa sígnica, esa codificación elemental se va a ir ampliando a medida que pase el tiempo, se van a articular rudimentos del lenguaje hablado. Importante. Esto siempre dentro de lo que venimos observando en el psiquismo del ahorro de energía y del plus de la energía disponible para ser aplicada a otras cosas como sucede en la célula misma ¿no es cierto?
Acá tenemos a un señor que ahora interpreta el gesto del otro. Ahora tenemos a un señor que transmite datos o transmite información de lo que él percibió. Ahora en un conjunto humano no tenemos necesidad de que todos repitan las mismas operaciones. Basta que una hormiga detecte para que pase el mensaje al resto ¿no es cierto?
En esos sistemas sígnicos elementales estamos pasando información de un lado a otro. Para eso necesitamos complejas operaciones de codificación y de clasificación. Pero es un salto importante en la especie el momento en que la sígnica empieza a trabajar, empiezan a codificarse datos.
Claro, la cosa va a ser mucho más interesante cuando esto de simple abecedario hablado, o de simple… de simple lenguaje hablado, pase ya a lenguaje codificado fijo, porque es muy interesante que las cosas se vayan pasando entre los congéneres de una organización. Es interesante también que los progenitores pasen a sus descendientes esta información ¿no es cierto?
La tradición que los padres van contando a los hijos y todo aquello. Van pasando información después de todo. Pero claro, al pasar esa información de boca a oreja y así siguiendo, se imaginarán ustedes el nivel de ruido cómo va aumentando y cómo se va distorsionando la información misma.
Entonces eso presenta muchos problemas que comienzan a solucionarse a veces por vía simbólica, cuando este símbolo toma carácter sígnico y aquello que fue un símbolo ahora empieza a tener cierto valor fijo interpretativo para otros. Entonces el símbolo está cumpliendo con otra función, función de signo.
Ahora resulta que ya se graba en piedra o se graba en materiales resistentes al paso del tiempo. Se graba esa información y entonces aparece otro e interpreta esa información. Ahí en ese momento en que el signo es grabado en un material de cierta perdurabilidad, ahí la información comienza a codificarse y no queda sólo entre conciencias sino que toma fijeza.
En el momento en que toma fijeza el signo y se convierte ahora en una entidad independiente y separada de la conciencia, puesto el signo fuera de la conciencia. Donde ese signo puede ser visualizado, percibido e interpretado por gentes que a lo mejor corresponden a distintas épocas, ya hay otro salto cualitativo de importancia.
El lenguaje hablado es un salto de suma importancia en base a él se va a poder organizar, por ejemplo, el trabajo social. Pero en el momento en que este signo hablado y comunicado entre personas, a ese signo se le da fijeza, aparece el grafismo, aparece el primer signo escrito, la cosa empieza a tomar entonces una velocidad mucho mayor.
Entonces ya los bits de información sobre el mundo o sobre las cosas, o sobre los acontecimientos dados ya empiezan a ser cada vez más veloz. Hay un salto cualitativo importante en la relación social en el momento en que el lenguaje hablado se convierte en lenguaje escrito. Y desde ese momento en adelante comienza a aumentar la cohesión social, comienza a repartirse el trabajo, comienzan a producirse diferenciaciones, especialidades por así decir y la información va y viene a gran velocidad.
00:05:48
Bien. Nosotros no nos vamos a preocupar por las implicancias que tiene esto de la sígnica. Por las implicancias sociales y de otro tipo que tiene, sin duda. La sígnica tiene gran importancia. Nos vamos a preocupar de la sígnica desde el punto de vista psicológico. Porque nosotros estamos estudiando los mecanismos que obran en conciencia.
Así como nos estamos preocupando de las operaciones de la mente cuando toma una vía abstractiva y entonces estas manifestaciones de esa vía abstractiva son los símbolos, ahora vamos a ver las manifestaciones de otra vía abstractiva que son los signos.
Codifican, relacionan, establecen niveles, sirven a la comunicación. Son también abstracciones con que trabaja la mente. Son dos formas diferentes de abstracción. Se diferencian sobre todo por la función con que cumplen.
Aquella función más primitiva de ordenamiento, de referencias, de fijar puntos de gravedad; diferente a esta otra. Esta otra función, también abstracta, pero de pasar información. La sígnica va a tener que ver con mecanismos abstractivos de la mente pero va a cumplir con funciones de relación. La sígnica va a tener que ver sobre todo con funciones de relación entre personas.
Si la mente no puede trabajar con esas funciones de relación entre datos y el pasaje de esos datos, bueno, no hay sígnica, no hay lenguaje. No hay acumulación tampoco de experiencia. Y si no hay acumulación y pasaje de experiencia la memoria sigue quedando en este aparato individual.
La memoria que había aparecido en nosotros con problemas de localización y los fisiólogos mismos encontraban mucho problema en la localización de memoria ¿dónde estaba la memoria finalmente, en el DNA? ¿O los centros motores eran los que alojaban mayor cantidad de moléculas en un momento dado en donde podíamos encontrar memoria? ¿O qué, o memoria codifica en hipocampo y de ahí los impulsos se distribuyen por los hemisferios?
Había problema con la localización fisiológica de la memoria. La memoria estaba trabajando como dispersamente. Ya conocemos la experiencia de <?> y otros donde liquidamos un hemisferio y la información de todos modos que se grabó en uno pasa al otro ¿no es cierto?
Hay problemas con la localización de memoria. Pero estos problemas de localización, de no fijeza de memoria en un punto, van a permitir precisamente, esta no fijeza de la memoria va a permitir su ampliación creciente y va a permitir que dato de memoria como información se aloje incluso fuera del sistema nervioso del productor.
Esto va a llegar a ser una cosa tan gigantesca que el dato almacenado, la información almacenada fuera de la memoria individual, va a empezar a cubrir centros de información y esta memoria va a seguir ampliándose en bibliotecas y esta memoria va a terminar almacenada en sistemas de videotape. Pero es que no es una memoria individual la que está trabajando.
Toda esta memoria puede almacenarse gracias a sistemas sígnicos. Por último puede almacenarse en computadoras, gracias a sistemas sígnicos. Esta memoria no está trabajando ya en la mente individual. Es un sistema sígnico, convencionalmente aceptado por una estructura social dada, donde los bits de información van de un lado a otro o donde los bits de información están radicados en estructura en ciertos lugares, memoria a la cual se puede apelar.
Así que tenemos este fenómeno, de dispersión de la memoria en el individuo, va a ser para nosotros muy importante porque va a permitir también la apertura de memoria fuera de la conciencia individual.
Así que esto que nos parece muy desafortunado en principio y es no tener localizaciones de los primeros trabajos de memoria. No tener localizaciones de alojamiento de la memoria. No tener adecuadas pistas de cómo la memoria va de un lado a otro en el circuito individual, cosa que sí sucede con los sentidos. Esto que es tan desafortunado desde el punto de vista fisiológico. Esta soltura del dato informativo. Va a ser por otra parte muy afortunado. Muy afortunado porque va a permitir estos traslados fáciles de un punto a otro e incluso fuera de la conciencia individual.
Así que esto que aparece como problema al comienzo es lo que después nos va a va a dar bastante más soltura. El dato de memoria pasando fuera del propio circuito.
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Bien, nos vamos a meter en el problema de la sígnica y lo vamos a estudiar con referencia a ese trabajo particular de la mente. Un trabajo abstractivo, un trabajo de codificación y un trabajo que cumple con la función de comunicar circuitos entre sí.
Así pues en sígnica siempre vamos a tener en cuenta un circuito emisor, un circuito receptor y un medio comunicante. Y la información que pasa del circuito receptor al circuito trasmisor; al revés, del trasmisor al receptor, esta información deberá ser cotejada de cierto modo. Coincidirá en el receptor del modo que fue emitido por el transmisor, o no coincidirá.
Ya ahí encontraremos todos los fenómenos de deformación. Encontraremos problemas de traducción también. Encontraremos problemas de ruido. Encontraremos fenómenos azarosos que perturban el bit de información. Etcétera, etcétera. Esos son los problemas que nos interesan en sígnica.
En sígnica entonces no nos interesa la Semántica, sino que nos interesa más bien, nos interesa más bien este problema psicológico de la codificación del dato y de la transmisión del dato para cumplir con funciones de relación. Y decimos que esta codificación, que esta traslación, es abstracta y funcionan mecanismos abstractivos y no funcionan mecanismos asociativos.
En el rudimento del lenguaje escrito se va a ver que se asocia con elementos naturales […]
[…] más abstractas, cada vez más abstracto. Hasta terminar en impulso eléctrico prácticamente en las codificadoras y transmisoras de datos.
Comienza también de una forma muy rudimentaria, así como todos los sentidos en el aparato humano comienzan por el tacto. ¿No es cierto? Así también comienza rudimentariamente el signo a tener datos de la realidad sensorial y luego se va haciendo abstracto, abstracto, cada vez más y se va codificando en los sistemas de convenciones. Bueno.
Veamos ese trabajo de sígnica que debe estar debajo de esto.
Posteriormente haremos un pequeño estudio. Esto puede llegar a ser largo, pero sería muy interesante que en una sola noche liquidáramos este problema de la sígnica. Después haremos un estudio sobre codificación del dato, información y todo aquello. Bien.
El signo cumple con la función de expresar convencionalmente abstracciones para operar en el mundo, unificando en un mismo nivel de lenguaje fenómenos de naturaleza diferente.
Ya vimos el otro día el problema que se presentaba cuando allí había peras, manzanas y todo eso. Diferente a cuando podíamos abstraer eso a número por ejemplo. Y entonces sí lo convertíamos a todo eso, esas diferencias concretas las podíamos homogeneizar en la abstracción del número.
Desaparecía eso de las peras, las manzanas, todo aquello nos encontrábamos con números y con relaciones entre números según sumatorias que se podían hacer, según sustracciones y todo aquello.
En el sentido explicado, el signo abstrae como el símbolo, pero está siempre referido a actividades operatorias.
Aquí, en el signo en general, nos vamos a encontrar con problemas de estructura. Como hemos visto en todas las operaciones de la mente.
Así como habíamos descalificado la idea de sensación propia del atomismo psicológico y habíamos hablado de percepciones estructuradas. Así como habíamos descalificado la huella mnémica y habíamos hablado de estructuras de memoria. Y así como habíamos hablado a nivel de conciencia de actos y objetos trabajando estructuradamente; en el problema del signo tenemos que ver una estructura básica también.
En el signo están trabajando, estructuralmente, expresiones y significados y no podemos separar expresiones de significados, porque en ese caso, si los separamos desaparece la información. Desaparece el signo con sentido.
De manera que la estructura básica sígnica con que trabaja la mente es la estructura expresión-significado.
Cuando el significado de una expresión es desconocido el signo pierde valor operativo.
Si a nosotros nos dicen en chino “ing ong”, nosotros tenemos una expresión. Como para nosotros su significado no es claro de ninguna manera entonces pierde todo valor de comunicación esto del “ing ong” <risas>
De manera que a veces nos vamos a encontrar, por supuesto, con que hay expresiones sin significado, claro que las hay. Pero entonces se pierde el valor sígnico de comunicación, su valor operatorio.
Es claro, en matemáticas pueden usarse signos que indiquen valores desconocidos, pero que de todos modos están codificados convencionalmente. Y cuando decimos que 25 es igual a X, ese X, que es valor desconocido, de todos modos si establecemos una relación de igualdad, de alguna manera lo encuadramos.
En matemáticas se trabaja por supuesto con valores desconocidos a resolverse ¿no es cierto? Pero son entonces, no sólo expresiones, son expresiones, son sin significado en ese momento, pero hay un significado tácito al cual se busca y que siguiendo una operatoria convencional se supone que se resuelve.
De manera que no está desconectado tampoco, en el caso del valor desconocido, del símbolo matemático, no está tampoco desconectado esto de la estructura expresión-significado.
Las expresiones equívocas o multívocas son aquellas que admiten varios significados y su comprensión surge por contexto. Acá tenemos el mismo problema que en simbólica.
Por una parte la estructura expresión-significado, por otro lado, el contexto en el que se da la expresión o en el que se da el signo.
El contexto es a los signos lo que los campos es a los símbolos. El contexto es el campo. Si no fijamos el campo, es decir, si no fijamos el nivel de lenguaje o el contexto en cuestión el signo se nos mueve.
Claro, sí, todos decimos “casa” pero como casa puede tener distintas representaciones para cada uno de nosotros, según casa se fije en un contexto o se fije en otro, puede ser más o menos comprendida y podemos ponernos de acuerdo.
Pero si tomamos una frase o tomamos una palabra y la sacamos fuera de contexto, se nos mueve, está fuera del campo. Está fuera de encuadre. Está fuera de nivel de lenguaje o de contexto, como vamos a decir.
En realidad casi todos los signos, particularmente los de alfabetos y de lenguajes, tienen ese carácter de varios significados, de expresiones equívocas o multívocas.
Cuando se lanza una expresión y esta expresión puede ser comprendida con dos significados diferentes se produce equivocidad en la mente. La mente puede ir por un canal o por otro porque hay dos significados por lo menos para esa misma expresión.
Entonces si tenemos una expresión con significados equívocos o multívocos ¿qué es lo que va a decidir al coordinador para que tome una vía y no otra? La única posibilidad que tiene para tomar una vía u otra, en las expresiones equívocas o multívocas es el contexto. Y si no fijamos el contexto y lanzamos una expresión equívoca o multívoca en su significado, pues la mente baila. Como baila el punto cuando le sacamos el campo.
Y es más, y hay expresiones que admiten no sólo más de un significado, sino a veces una expresión tiene significados opuestos. Cosa grave pero que sucede.
Los contextos por tanto sirven para uniformar el nivel de lenguaje que integran los signos. En matemáticas, en lógica matemática y en música el contexto suele ser explícito. Clave de sol o clave de… fija un contexto en donde se va a dar también una sucesión sígnica.
Cuando se dice por ejemplo “Juan ama a María”, se utiliza un nivel de lenguaje. “Juan ama a María”, un nivel de lenguaje. Un contexto diferente a este otro: “La expresión Juan ama a María” ¿notan la diferencia de nivel de lenguaje, de contexto? Bien.
Cuando yo digo “Juan ama a María” me estoy refiriendo a dos señores que yo conozco y establezco entre ellos una relación afectiva, interesante, sana, perfectamente, muy bien, muy bien. <risas> Tengo referencias ahí objetales inmediatas.
Pero resulta que cuando digo: “La expresión Juan ama a María es vácua”, por ejemplo. O : “La expresión Juan ama a María está compuesta por sujeto, predicado y verbo” y hago gramática. En realidad no me está importando que Juan ame a María o no. No me está importando que psicológicamente sea correcto o no. Estoy metiéndome en un nivel de lenguaje, en el lenguaje gramatical o en el lenguaje lógico que para el caso que Juan ame a María o que Juan no ame a María, en todo caso me va a interesar eso, no como realidad psicológica sino como estructura gramatical o como conjunto de conceptos que se relacionan en una frase ¿no es cierto? Es bien diferente decir “Juan ama a María” a decir “la expresión Juan ama a María”.
Porque podría decir, por ejemplo, ya en otro nivel de lenguaje: “todas las expresiones en donde hay sujeto verbo y predicado son expresiones de tal tipo”. Ya me voy yendo, voy incluyendo expresiones unas en otras.
Esto de los niveles de lenguaje o esto de los contextos, ha llevado a muchos a clasificar los niveles en órdenes de lenguajes. Lenguaje uno, lenguaje dos o metalenguajes, lenguajes que abarca a los anteriores, etcétera.
En las aporías, en las dificultades que se presentan a veces por frases que son mutuamente excluyentes, la solución no se puede realizar en ese mismo nivel de lenguaje sino en otro.
Ya que hablaron de ese símbolo asqueroso hace un rato de Bertrand Russell. Bertrand Russell presenta una aporía muy conocida, la de la tarjeta con frases que mutuamente se excluyen o se niegan y dice así.
En esta tarjeta, en esta cara de la tarjeta, hay una expresión que dice: lo que está escrito del otro lado es verdadero. Muy bien, damos vuelta y aparece una expresión que dice: lo que está escrito del otro lado es falso.
Si esta que dice que aquella es verdadera es verdadera, entonces, esta que afirma que esta es falsa. Si es verdadera dice verdad y niega esta es falsa. Pero no puede ser al mismo tiempo esta verdadera y falsa.
Damos vuelta y se nos produce el mismo problema. Son mutuamente exclusivas, se niegan unas a otras y están planteadas en el mismo nivel de lenguaje. En el mismo nivel de lenguaje las aporías no suelen resolverse. Y pasa mucho. Hay gente que anda discutiendo todavía que qué es primero el huevo o la gallina o ese tipo de cosas, cuando sabemos que en realidad lo que está fallando es el sistema de causas y efectos aristotélicos y que no se trata de huevo y gallina sino de un sistema de feedback en donde mutuamente se van implicando esas producciones biológicas ¿no es cierto?
Entonces en el nivel en que se plantea el asunto con causa y efecto, y claro uno es causa el otro efecto, pero si este no es causa entonces estamos enredados en esa aporía y de ninguna manera en ese nivel de lenguaje tenemos la solución, si esas premisas son exclusivas entre sí ¿van siguiendo la idea.
De manera que para poder resolver ciertas aporías en un nivel de lenguaje dado, las posibilidades son cortas y es necesario que hagamos un traslado de nivel de lenguaje. Y entonces tomamos ese problema de las tarjetas y decimos lo que estamos diciendo ahora, que esa es una aporía que no puede resolverse en el nivel de lenguaje uno, porque las dos premisas son mutuamente exclusivas y a esa mutua exclusión de las dos premisas se le llama aporía, se llama dificultad en la solución.
Decimos entonces desde este nivel de lenguaje, ya que estamos estudiando esto como frases y la forma con que se relacionan, decimos que no se soluciona en ese nivel, sino que hay un género de expresiones que a su nivel no tienen solución ¿captan esto?. Lenguajes distintos ¿no es cierto?
Pero los contextos suelen estar puestos fuera de un nivel de lenguaje dado, surgiendo las expresiones ocasionales, por ejemplo. Observen esto.
Golpean la puerta. ¿Quién llama? Yo. Adelante.
Golpean de nuevo la puerta. ¿Quién llama? Yo.
Y así con veinte personas y todos se dicen Yo. Resulta que son veinte personas distintas y todos son Yo. Y hay muchos millones de habitantes en el planeta que podría decir cada uno que cada uno es Yo <risas>
Y entonces esa expresión que corresponde a un significado, ese Yo que corresponde a Carlos, a Pedro, Andrés, etcétera, sin duda que cada uno de esos yoes tiene un significado para que yo que estoy escuchando eso…otro yo <risas> pueda decir “adelante Carlitos” <risas>
Cuando Carlitos ha golpeado y yo le he preguntado quien es y él me ha dicho “yo”. Yo le digo, “adelante”. Claro, muy bien ¿pero qué es, qué es lo que está resolviendo ese problema? ¿La expresión en sí? No. La expresión no lo resuelve por la sencilla razón de que todos usan la misma.
A esos términos a donde expresión y significado se ligan, y se ligan por una situación dada, se les suelen llamar términos ocasionales. Están dependiendo de una ocasión determinada.
Yo sé por ejemplo, ya que es una fiesta lo que he preparado, yo sé por ejemplo que a las ocho iba a llegar Carlitos y a las nueve iba a llegar José. No me extrañaría que ese “yo” sea Carlitos y el otro sea José. Por otra parte conozco las voces de ambos y distingo a Carlitos que habla fino de José que claro, dice “YO” <risas>
Y entonces yo “ADELANTE JOSÉ” <risas> está muy claro entonces que la ligazón que hago entre expresiones y significados, esa ligazón que yo establezco está dada por ocasionales. Está dada por contextos, por cosas que no tienen que ver en sí con la expresión sino por tonos de voz, inflexiones, hora en cuestión, acuerdo de cita previa, etcétera. Todo eso está configurando un campo, todo eso está poniendo un contexto, poniendo un nivel de lenguaje que a mí me permite intuir el significado de esa expresión.
Pero de otra manera y a cualquier hora, como pasa muchas veces, ustedes llaman por teléfono a una casa, quieren hablar por José. ¿Número tal? Sí, ¿quién habla? Dice el del otro lado. Yo. ¿Y quién yo? Si ustedes el único que conocen a ese señor de la casa que es José y aparece otra voz, que no tiene nada que ver, y dice Yo. Para ustedes nada con ese Yo. ¿No es cierto? No hay acuerdo previo, no hay nivel de lenguaje establecido, no hay convenciones fijadas ¿no es cierto?
Es muy frecuente en las relaciones humanas hacer esa suerte de paranoia individual en donde muchos individuos son el centro, el ombligo del mundo ¿no? Es muy frecuente en las relaciones humanas dar por sentado una cantidad de cosas, que el otro, no se sabe por qué arte debería saber. Entonces el tipo habla de sus cuestiones y no ha fijado ni el nivel de lenguaje, ni sabe si el otro tiene datos, información suficiente como para ponerse en esa cuestión.
Entonces el sujeto larga su cosa y no hay entendimiento posible. No hay entendimiento posible. Son valores entendidos en el diálogo. Entonces hay expresiones y van expresiones y vienen expresiones, pero con niveles de lenguaje distintos.
Y este está hablando de Juan y María desde el punto de vista psicológico, este sigue que se aman. Y el otro está hablando del problema de la consistencia de las expresiones. Y entonces dice “esa expresión está mal armada” y el otro dice “sos un desnaturalizado” <risas> “cómo no podés comprender que dos personas se amen” <risas>
Y el otro no está en el problema de si se aman o no, el otro no tiene nada que ver con eso. El otro está en el problema de las oraciones armadas desde el punto de vista gramatical. Y es muy frecuente que sucedan complicaciones de ese tipo por la no fijación del nivel de lenguaje del contexto dado. Es frecuentísimo.
Y ustedes saben lo que se puede hacer muy bien en la prensa, por ejemplo, cuando se quiere dejar malparado a un sujeto. De un largo discurso donde todas las cosas van más o menos coherentemente explicadas se toma una frase, la más vistosa, se la saca de contexto y aparece por ejemplo una frase así, que sería demoledora para un político: “yo estoy en contra de la patria”, por ejemplo. <risas>
Y el que lee, qué se yo: “el presidente dijo: yo estoy en contra de la patria” que es un escándalo. <risas>
Y resulta que el presidente ha estado explicando que “hay algunos que dicen: yo estoy en contra de la patria…y a esos no los dejaremos pasar” <risas> por ejemplo.
Si nosotros eliminamos ese contexto y nos quedamos con la frase, y claro… imagínense ustedes el desorden que queda.
Es muy frecuente en el periodismo manejarse con esa sacada de contexto, esa desnivelación de campo en cuestión. Entonces cuando uno escucha que tal dijo una cosa o que tal dijo otra y no median contextos y no se conoce la secuencia, la parábola del discurso, entonces a veces muchas cosas se interpretan mal. Bastante mal. <risas>
Yo escuché, yo dije, en aquella ocasión… ¿cómo era la ocasión y a raíz de qué? <risas> Muy bien.
Así que, de modo que en estas expresiones ocasionales, los contextos no son explícitos sino que están operando contextos tácitos. Contextos no manifiestos.
Cuando decimos: “ahora vamos a hablar de gramática: la expresión “Juan ama a María” tiene tales y cuales características”. Está fácil. Porque al decir: “ahora vamos a hablar de gramática: ” estamos fijando el nivel de lenguaje. Es un contexto explícito. Explícitamente vamos a hablar de gramática. Y ya que el tipo nos diga que somos desnaturalizados es raro, porque hemos fijado incluso el nivel de lenguaje gramatical ¿no es cierto? Bien.
Pero en el caso de esos ocasionales: alguien que golpea, yo que pregunto, el otro que dice “yo” y demás, también hay un contexto, sólo que ese contexto no está explicitado. No es explícito, es tácito. No está manifestado ¿captan la idea?
Hay entonces en las expresiones, en la sígnica en general, hay contextos expresos y contextos tácitos. Expresos, contextos manifiestos y contextos tácitos.
El lenguaje retórico, por ejemplo, es tan difícil trasladar al lenguaje de lectura, al lenguaje de lectura, o sea leemos a un orador. Leemos a Demóstenes, o al que fuera, ahí le estamos leyendo. Es tan difícil de trasladar a lenguaje de lectura. Precisamente porque hay un contexto tácito que enmarca las palabras. En donde tonos, volúmenes, inflexiones, calidades, cadencias, silencios de voz no aparecen escritos. Dejando de lado, por cierto, la ambientación general en la que tal discurso o charla se enmarcó. De manera que no sabemos ni a qué venía ese discurso, ni ante que gente se dio, ni en qué circunstancias, y qué estaba operando, ni cómo lo dijo sujeto. Si no que leemos el discurso y decimos “ah, pieza literaria muy importante” Eso porque nos dijeron que era un orador importante, si no diríamos “un patán, mira como escribió” <risas>
De manera que están obrando contextos tácitos que hacen muy difícil, muy difícil trasladar al lenguaje escrito, para que el sujeto cuando lee lo que el otro estuvo diciendo, pesque cabalmente lo que estuvo operando en ese momento. El lenguaje retorico es uno de los más difíciles de comprender cuando se lo lee. Bueno.
Por el contexto ocasional grande que actúa en ese caso.
Diferenciamos en sígnica las expresiones de los significados y a estos, a los significados, los ubicamos en contextos manifiestos o tácitos u ocasionales que son aquellos externos al juego de las expresiones. Los contextos son ajenos al juego de las expresiones. Las expresiones pueden ser las mismas y puestas en contextos diferentes tienen significado también diferente para nosotros.
En cuanto al signo como tal, en cuanto al signo como tal, nos estamos valiendo ahora en la investigación del signo como expresión. En cuanto al signo como tal.
Este puede ser expresión de un significado, ese signo, o bien cumple con la función de señalar a otra entidad por carácter asociativo.
El lenguaje de humo de algunas tribus americanas, por ejemplo, está basado lógicamente en convenciones entre los miembros de esa tribu, convenciones en donde juegan las volutas de humo, los silencios entre volutas, etcétera.
Una persona que no conoce el significado de tales expresiones de humo, sabe de todos modos que son señales de humo, claro lo sabe. Y diferencia esas señales de humo del simple humo en la montaña que aparece como un signo que señala, que designa, no una operación humana, sino un fenómeno natural que puede ser el fuego, se está incendiando algo. Diferente cuando vemos ese humo en la montaña, que está ahí puesto, se está incendiando algo. Además si vemos humo en la montaña acá es probable que digamos que no son señales de humo entre Sioux. Está operando otro contexto y otra situación que nos hace diferenciar las cosas.
Pero claro, en el caso de ese humo que vemos y de esa relación entre humo y fuego. Esa expresión de tipo natural, no sígnica estricta. Esa expresión nos está señalando a otro fenómeno, nos está designando, signando otro fenómeno ¿no es cierto?
El código de señalización internacional para transeúntes y automotores, por ejemplo, se ha montado con signos que designan objetos, fenómenos o actividades, no en el sentido de lenguaje de tribu, sino en el sentido de humo-fuego. ¿Se fijan ustedes?
A ver si tenemos algunas referencias de tránsito.
Este tipo de señalización de tránsito. A veces ponen a los autitos unos al lado de otro. A veces ponen un vehículo haciendo zigzag, a veces ponen fenómenos que no se refieren, para el observador, al auto en sí; sino que se refieren a las dificultades que tiene el camino y al accidente que podría sobrevenirle a uno si tomara a cierta velocidad esa curva.
De manera que está trabajando un poco esa sígnica internacional, está trabajando con estas alusiones del tipo humo-fuego, y no con unas convenciones establecidas entre pocos miembros de una tribu en la que tal voluta quiere decir tal cosa exactamente.
00:38:02
Las conectivas entre signos.
Ahora imaginemos signos, palabras. Juan y María. Las conectivas entre signos son formalización de relaciones. “y María” no es lo mismo que “o María”, etcétera. ¿No es cierto? La conjunción copulativa es distinta a la disyuntiva y entonces según pongamos “y” o pongamos “o” la cosa cambió completamente en la relación ¿no es cierto?
Entonces hay en sígnica, conectivas. Y estas conectivas a la vez pueden tener valor en sí como sucede en matemáticas o en lógica matemática.
En lógica matemática si nosotros decimos: A “Si A entonces B”. O sea. Si se abre la puerta entonces entra viento. Es una conectiva diferente a que si decimos “A o B” Se abre la puerta o entra viento. ¿Sí? o “A sólo si B”. Únicamente si se abre la puerta entra viento y en ningún otro caso.
Es decir, estamos estableciendo relaciones entre estos que son constantes, A por un lado, B por el otro; pero estas que están en el medio son conectivas sígnicas. Conectivas entre signos. ¿No es cierto?
Al variar esas conectivas entre las expresiones se producen distintas relaciones. Variamos la conectiva. Varía la relación. Varía toda la expresión ¿no es cierto?
Pero sucede que estas conectivas a la vez pueden tomar valor sígnico y entonces descomponer este “si y sólo si” y decir que “si y sólo si”, a la vez, es igual a “si entonces” y “si entonces” ¿comprenden eso?
En ese sentido en que estamos estudiando ahora la conectiva y al estudiar la conectiva ya no nos estamos preocupando de que permita establecer una relación entre este término y este. No. Ahora nos estamos preocupando de cómo es esa conectiva. Entonces si decimos que esa conectiva es igual a estas otras conectivas, es lo mismo que decir que uno es igual a uno más uno. Perdón, que dos es igual a uno más uno ¿no es cierto? <risas>
Entonces son conectivas con expresiones distintas pero que en esta sumatoria tienen igual significado ¿no es cierto? Entonces nosotros podemos decir que claro, que “A si sólo si B “igual a “si A entonces B” y “si B entonces A” ¿comprenden eso? Bueno.
Lo que estamos diciendo simplemente <risas> Simplemente y sin ninguna complicación es que las conectivas permiten establecer relaciones entre términos. Pero a la vez las conectivas pueden ser consideradas como expresiones y ser analizadas ellas mismas y tener valor en sí.
En lógica matemática y en matemáticas suele suceder eso ¿no es cierto? Que se toman los signos y se los va descomponiendo. Conectivas de inclusión, exclusión, mutua implicancia, condición, etcétera. Son formalizaciones de relaciones que se establecen entre signos y siendo ellas a su vez signos. Muy bien.
Las conectivas matemáticas actúan del mismo modo relacionando números o letras entre sí en términos de adición, sustracción, etcétera y dando importancia en muchos casos a la posición de los números, respecto a los signos relacionales, para su más fácil lectura. ¿No es cierto?
A veces ustedes toman en matemáticas cosas como esta:
Acá hay un valor desconocido y acá hay una fracción, en donde no es indiferente de ninguna manera que este signo esté sobre el otro signo. Si colocáramos dos signos en el mismo nivel, es diferente, establece una relación. Entonces la posición del signo también importa. ¿No es cierto?
Son convenciones que se establecen en esas formas curiosas del lenguaje, como es el lenguaje matemático. No tiene mayor complicación.
En matemáticas también se suele fijar el nivel de lenguaje y el sistema de relación de un número consigo mismo.
00:42:53
Los signos, cuando pierden su significado por traslado cultural, suelen ser considerados como símbolos.
Es el caso de los signos astrológicos que cumplían con una función astrológica o astronómica , supongamos, en la cultura Caldea, pero al ir pasando esos signos astrológicos que tenían un significado preciso en esa cultura, al ir pasando de cultura en cultura, se van cargando con arrastres culturales, se van perdiendo elementos que no transitan, porque ya están fuera de la forma mental del otro pueblo y entonces se le quitan valores, se le cargan otros valores.
Y finalmente llegan hasta nosotros y no sabemos si este Marte que empezó refiriéndose a lo mejor a un planeta y que luego parece que se refirió a una divinidad planetaria y no a un planeta y que luego al pasar de la astrología a la alquimia se convirtió en cobre y que por último en ciertas clínicas aparece como signo de sexo masculino. ¿No es cierto? Diferente.
Entonces, este signo, que en su momento cumplió con una función sígnica precisa, al ir pasando de cultura en cultura, al ir perdiendo elementos al ir agregándosele a él otros elementos el símbolo siguió en su inercia.
A veces se provocaron también deformaciones en la estructuración. Pero supongamos que no se hubieran producido mayores deformaciones en su estructura, los significados han ido variando con estos arrastres culturales o con esas pérdidas también en el trayecto cultural. Ahí seguía la inercia del signo y se han convertido luego en símbolos. Le han agregado una de salsas extraordinarias que no tenían de ninguna manera en su origen.
Eso puede tener algún interés para los perseguidores de culturas.
00:44:58
Desde luego que a los símbolos se los ha convertido a menudo también en signos.
Es el caso del triángulo que con facilidad se lo ha convertido en signo de fuego para numerosas culturas. La acción de forma del símbolo a menudo permite este tipo de traslados y es así que adquiere significado psíquico para diferentes pueblos o individuos aun cuando no hayan estado en contacto entre sí.
Este otro caso sígnico, desvinculado de la idea de inconsciente colectivo, desde luego, en donde una cantidad de signos, por carácter asociativo del fenómeno, ciertos fenómenos se trasladan a signos similares en distintas culturas. Es decir, el signo de fuego, que lo vamos a encontrar en muchas culturas como triángulo es muy fácil de intuir de cómo se formó naturalmente y cómo se llegó a hacer la abstracción triangular ¿no es cierto?
Hasta la misma pirámide y esa forma triangular. Pirámide, en su raíz etimológica es “fuego en su centro” ¿no es cierto? Esa pirámide no es por la teoría de los actuales intérpretes de estos fenómenos de que concentran energía adentro las pirámides y por eso metían ahí a sus momias y el fuego central del sarcófago. No, no es por eso.
Es porque al apilar “piras” de material y meterles fuego, la forma que va tomando el fuego suele ser triangular. Y siempre aparece el fueguito de ese modo triangular. Vamos a encontrar en muchas culturas muy separadas entre sí. No sólo en el caso de la cultura egipcia sino en esta, por ejemplo donde vemos en el templo de Quetzalcóatl en México, estos triángulos que son de fuego y que hacen una alusión muy directa al fenómeno del fuego y al fuego solar y todo aquello. Estas triangulaciones de acá las encontramos en numerosas culturas en donde estos signos ya son convencionalmente aceptados como signos, pero que han sido en su construcción símbolos y ordenadores de ideas y ordenadores de espacios.
Así es que nos estamos encontrando en sígnica con diferencias entre expresión, significado y signo, por una parte. Nos estamos encontrando con diferencias entre signos y conectivas sígnicas por otra parte.
Y vamos a tratar de ver ahora las funciones sígnicas de símbolos y alegorías. En donde las alegorías cumplen con una función, los símbolos cumplen con otra función y sin embargo, por algunas variantes, tales alegorías y tales símbolos se nos convierten en signos y nos desacomodan el esquema.
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Cuando a un símbolo se le da valor convencional y se lo toma en sentido operativo se lo convierte en signo.
Ejemplo. En cartografía y en estadística. En cartografía y en estadística los círculos que son símbolos, los cuadrados, los triángulos, etcétera. En esas disciplinas pueden representar áreas o valores permitiendo, de acuerdo a su número y tamaño, visualizar magnitudes o establecer comparaciones entre magnitudes.
En realidad son símbolo, pero cuando en una carta geográfica se dice que ciudad con más de veinte mil habitantes, por, según se quiera hablar de magnitudes, área sombreada circular significa doscientos mil habitantes. Entonces ponemos muchas áreas sombreadas circulares y acá seguro que tenemos seiscientos mil habitantes <risas> ¿No es cierto?
Entonces estamos dándole a esos símbolos un valor sígnico porque están representando áreas y valores y permiten de acuerdo a su número y tamaño visualizar magnitudes o establecer comparaciones entre magnitudes.
También en psicología social se ha trabajado con esto. En psicología social, por ejemplo. Si decimos. Convenciones: hombre, mujer. Ahora vamos a ver las conectivas qué valor tienen. Relación inestable. Búsqueda. Rechazo. ¿No es cierto?
Entonces con estas convenciones hacemos este tipo de relaciones. Este triángulo busca esta señorita. Esta señorita busca este otro triángulo. Entonces es lógico que haya relaciones inestables <risas>
Bueno. Acá tenemos un caso de relaciones sígnicas donde estamos trabajando con símbolos de círculos y de triángulos, donde hemos fijado el valor de esta conectiva y hemos dicho que esta relación es inestable, la otra de búsqueda, la otra de rechazo, etcétera. Entonces acá entendemos bien un sistema de relación. Pero más que este asunto, lo que se está queriendo decir, es que los símbolos también, como sucede en psicología social, los símbolos están adquiriendo ahí carácter sígnico.
Y como son signos, aunque su base sea simbólica, como son signos entonces hay sistemas de convenciones que los relacionan entre sí.
Pero en cambio, relacionar entre sí símbolos, si es que esos símbolos cumplen con función simbólica y no sígnica, es diferente. No podemos hacer ese tipo de relaciones entre símbolos. Y sí podemos hacer relaciones entre estos porque han perdido su valor simbólico y se ha convertido en sígnicos sus valores. Tienen valor sígnico y entonces sí que podemos establecer relaciones fijándonos en las convenciones que vamos a usar para las conectivas dadas.
Así que en psicología social y en algunas corrientes de Sociología, la reducción de símbolos a signos corre. Y entonces podemos tener, podemos darle valor operativo. Bien.
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Y a veces las alegorías cumplen con frecuencia con funciones sígnicas. El rayo por ejemplo puesto en un campo, ahí en una chapa con tornillos, un rayo. Puede alegorizar a la electricidad. Y si ponemos una calavera con dos tibias cruzadas en el caso de una bandera negra, la bandera pirata. Uno ve eso en un barco y dice “piratas” <risas> ¿no es cierto?
En ese contexto está cumpliendo con la función, esa misma calavera puesta en un cartel, puede significar “peligro”. “peligro de muerte”. Si lo ponemos en un frasco es posible que quiera indicarnos “veneno”. Pero si lo colocamos al lado de un rayo, es probable que quiera significar, si vemos eso en una instalación, una chapa un rayo y una calavera, bueno, muy probablemente digamos “electricidad, peligro de muerte”.
Y ¿con qué estamos trabajando? No estamos trabajando con símbolos. No estamos trabajando con signos. Estamos trabajando con alegorías pero que tienen valor sígnico.
Y entonces aunque nuestro señor, el que está frente a ese signo no sepa leer ni escribir, es muy probable que interprete, que interprete ese signo; porque ya hay un sistema de convenciones establecido en cuanto a eso. De algún modo sabe leer eso, aunque no maneje el abecedario y no maneje el vocabulario en cuestión y no lea “electricidad, peligro de muerte”. Él ve el rayo con la calavera y dice: por las dudas… <risas>
De manera que las alegorías cobran en determinados momentos, cobran valor sígnico, cumplen con funciones sígnicas. Y he ahí toda la complicación en este asunto, en donde símbolos pueden cumplir con funciones sígnicas. Alegorías pueden cumplir con funciones sígnicas. Y los signos en cuanto tal bien diferenciados, codificaditos con su sistema de relaciones establecido, estos son signos por excelencia.
Los signos matemáticos son excelentes porque siempre se está fijando el nivel de lenguaje. No hay mucha posibilidad de error, habrá error por la falta de pericia de uno en las operaciones matemáticas, pero está muy bien fijado el nivel de lenguaje, las convenciones. Es preciso.
En el lenguaje de comunicación humana cotidiana, nos encontramos con muchos problemas, diferente a lo que pasa en matemáticas porque claro, no fijamos correctamente el nivel de lenguaje. A veces lo sacamos a eso de contexto, a veces lanzamos expresiones que para el otro no tienen significado, a veces las expresiones usadas tienen significados equívocos o multívocos.
Entonces nos produce una serie de perturbaciones en el manejo de la sígnica. Pero entendemos que esta función sígnica es de todos modos, dejando de lado los preciosismos, esta función sígnica es de todos modos muy importante en la mente humana.
Y es muy importante por las comunicaciones que permite establecer al comienzo entre vivencias de mente a mente y luego ya por la referencia de fenómenos que una mente transmite a otra.
Así que la función sígnica, ese trabajo de la mente de reducir a signo es claro, abstractivo, pero la funcionalidad que tiene es la de comunicar conciencias y llevar significados lo más próximos posibles del transmisor al receptor. Eso es lo que importa para nosotros en el estudio de la sígnica.
Estamos estudiando un caso de trabajo abstractivo de la mente en donde la mente no trabaja con asociaciones, donde la mente no trabaja con abstracciones para ordenar cosas simplemente; sino donde la mente trabaja con convenciones y está funcionando para establecer relaciones con otras personas.
Es importante este trabajo de la mente, este trabajo abstractivo de tipo sígnico. Eso es todo lo que nosotros estudiamos en sígnica en sus rasgos más generales. No mucho más que esto y no nos ponemos a hacer prácticas de sígnica tampoco.
Bien, para ampliar en todo caso un poco más este tema vamos a ir a los problemas de la información, del código, del mensaje, de la clasificación y de todo aquello. Puede servir. Pero no nos olvidemos de que todo esto que estamos hablando de sígnica es nada más que para estudiar un mecanismo abstractivo de la mente. Así como al estudiar simbólica hemos estudiado otro mecanismo abstractivo de la mente. [Ahora vamos a estudiar este mecanismo abstractivo en relación a la comunicación].
Bien, así que podemos dar por terminado este punto de sígnica y ahora nos pueden hacer un desarrollo, a lo mejor, un trabajo en donde se nos explique más esto de las conexiones entre transmisores, receptores, el valor del mensaje, la comprensión, la interpretación […]