Felicidad y sufrimiento

Para nosotros es un objetivo lograr una creciente satisfacción con uno mismo. Esto es posible en la medida en que se vayan entendiendo los factores que se oponen a esa felicidad creciente. La felicidad es un estado en el que no hay sufrimiento. ¿Puede una persona ir progresivamente superando al sufrimiento? Con seguridad que puede. Aunque vemos diariamente lo contrario, es decir: a medida que avanzan los años muchas personas van aumentando su sufrimiento.

¿Pero cómo se hace para ir logrando una felicidad creciente? Hay una forma y ésta consiste en comprender cómo se produce el sufrimiento y en comenzar a obrar de manera diferente a la que lo genera.

A veces vemos el sufrimiento y la manera de obrar para evitarlo. Sin embargo, debe entenderse antes la palabra «sufrimiento». Muchas personas creen que no sufren sino que tienen problemas con el dinero, con el sexo, con su familia, con otras personas, etc. Creen que simplemente viven con tensiones, angustias, inseguridades, temores, resentimientos y todo tipo de frustraciones. Pues bien, al conjunto de esos problemas le llamamos «sufrimiento».

Es importante distinguir entre dolor y sufrimiento. El primero es físico y sobre él, el progreso de la sociedad y la ciencia tienen mucho que hacer. En cambio, el sufrimiento es mental. A veces el dolor trae sufrimiento mental y también el sufrimiento mental produce dolor físico y enfermedad. Esta distinción entre dolor y sufrimiento es de las primeras cosas que uno empieza a comprender en el trabajo de la Comunidad. Luego se aprende a buscar las verdaderas raíces del sufrimiento y se descubre la necesidad de cambiar la forma de actuar que produce sufrimiento.

Las tres vías del sufrimiento

Hay dos facultades muy importantes que posee el ser humano: la memoria y la imaginación. Sin ellas es imposible realizar actividades en la vida diaria. Cuando alguna de ellas disminuye en su potencia o sufre algún tipo de alteración, las actividades cotidianas se dificultan.

La memoria y la imaginación son fundamentales para la vida y por ello, cuando en lugar de ayudar a abrirnos paso nos encierran en el sufrimiento, debemos tomar medidas para cambiar la situación. La memoria puede traer recuerdos negativos continuamente y entonces deja de prestarnos la ayuda que necesitamos. Lo mismo puede ocurrir con la imaginación si de continuo nos hace aparecer temores, angustias, miedos al futuro.

Podemos considerar a la sensación (a lo que percibimos en un momento), como otra facultad decisiva para la vida. Gracias a ella vemos, oímos, tocamos y, en fin, nos damos cuenta de lo que pasa alrededor nuestro. Hay cosas que sentimos que nos gustan; hay otras que nos desagradan. Si sentimos hambre, o recibimos un golpe, o experimentamos exceso de frío o calor, registrarnos dolor por la sensación. Pero a diferencia del dolor que es físico, podemos experimentar sufrimiento que es mental. Ese sufrimiento lo sentimos cuando lo que vemos del mundo que nos rodea no nos gusta o nos parece que no es como debe ser.

La memoria, la imaginación y la sensación son tres vías necesarias para la vida. Sin embargo, ellas pueden convertirse en enemigas de la vida si trabajan dando sufrimiento. La memoria nos hace sufrir al recordar fracasos y frustraciones, al recordar pérdidas de oportunidades, de objetos, de personas queridas.

La imaginación nos hace sufrir por las cosas negativas que pensamos a futuro trayéndonos temor: temor a perder lo que tenemos, temor a la soledad, a la enfermedad, a la vejez y a la muerte. La imaginación hace sufrir cuando pensamos en la imposibilidad de lograr a futuro lo que deseamos para nosotros y otras personas.

La sensación nos hace sufrir cuando vemos que nuestra situación no es como corresponde que sea, cuando no nos reconocen familiar o socialmente, cuando nos perjudican en nuestro trabajo, cuando encontramos impedimentos en lo que estamos realizando.

Entonces, en lugar de hablar de esas tres facultades tan importantes, tenemos que hablar de las tres vías del sufrimiento porque ellas están funcionando mal. Debemos reconocer, además, que esas vías se entrecruzan y cuando algo falla en una, compromete a las otras. Al parecer tienen entre sí contactos en muchos puntos. Las prácticas de trabajo personal del MH trabajan precisamente sobre las tres vías del sufrimiento, despejándolas para que la vida se desarrolle sin tropiezos.

El sufrimiento por el recuerdo

El recuerdo trae sensaciones a veces agradables y a veces trae sufrimiento. Cualquier persona sufre por lo que perdió, por lo que hizo y salió mal. Entonces, prefiere no volver sobre todo aquello. Pero, aunque no quiera, muchas cosas de hoy le hacen recordar escenas desagradables del pasado. Entonces, trata de evitar esas cosas y eso la limita en muchas actividades. A veces, no se comprende que numerosos estados de angustia, de ansiedad, de temor, etc. tienen que ver con recuerdos de situaciones negativas o bien de cosas desagradables. Si se trabaja el recuerdo adecuadamente, se pueden solucionar muchos problemas vitales. No se trata de recordar continuamente cosas negativas porque eso crea pesimismo en la vida. En todo caso, se trata de hacer un trabajo con esos recuerdos de modo adecuado, como el que realizamos en algunas reuniones del Movimiento.

El sufrimiento por la imaginación

La imaginación es necesaria para la vida. Gracias a esa facultad podemos planificar, hacer proyectos y, por último, llegar a modificar la realidad, aplicando en la práctica nuestra acción movida por ella. La imaginación es una fuerza enorme, pero los resultados dependen de cómo se la dirija. En efecto, si la imaginación se canaliza en acciones negativas termina provocando desajustes de todo tipo, generando sufrimiento.

Cuando una persona teme perder lo que tiene, teme no lograr lo que se propone, sufre por la imaginación. También sufre por la imaginación aquel cuyo futuro le parece inseguro o desastroso. Es tal el sufrimiento, que a veces se convierte en dolor físico y enfermedad. Sobre este último punto, debe considerarse que numerosas enfermedades no son sino imaginarias y que con el tiempo se convierten en reales. La imaginación negativa produce además tensión mental, disminuyendo todas las aptitudes.

Esa capacidad que tiene la imaginación para llevarnos a actuar mal en el mundo o para influir sobre el cuerpo de modo negativo, puede modificarse. Las Experiencias Guiadas se basan en esta gran facultad del ser humano; con ellas se trabaja separando de la imaginación al sufrimiento que hasta entonces la acompañaba.

El sentido de la vida

Hay que reconocer que si estamos desorientados o no tenemos una finalidad, un sentido en la vida, nos perdemos en las tres vías y no sabemos qué despejar de nuestro camino porque tampoco comprendemos hacia dónde vamos. Seguramente, el descubrimiento de un sentido en la vida es lo que más nos ayuda a convertir las tres vías del sufrimiento en tres vías positivas para la existencia.

En el libro “Humanizar la Tierra”, Cap. VII, Silo afirma:

“…Si acaso te imaginas como un bólido fugaz que ha perdido su brillo al tocar esta tierra, aceptarás al dolor y al sufrimiento como la naturaleza misma de las cosas. Pero si crees que has sido arrojado al mundo para cumplir con la misión de humanizarlo, agradecerás a los que te precedieron y construyeron trabajosamente tu peldaño para continuar en el ascenso.

Nombrador de mil nombres, hacedor de sentido, transformador del mundo… tus padres y los padres de tus padres se continúan en ti. No eres un bólido que cae sino una brillante saeta que vuela hacia los cielos. Eres el sentido del mundo y cuando aclaras tu sentido iluminas la Tierra. Cuando pierdes tu sentido la Tierra se oscurece y el abismo se abre.

Te diré cuál es el sentido de tu vida aquí: ¡humanizar la Tierra! ¿Qué es humanizar la Tierra? Es superar el dolor y el sufrimiento, es aprender sin límite, es amar la realidad que construyes.

No puedo pedirte que vayas más allá pero tampoco será ultrajante que yo afirme: “¡Ama la realidad que construyes y ni aun la muerte detendrá tu vuelo!”.

No cumplirás con tu misión si no pones tus fuerzas en vencer el dolor y el sufrimiento en aquellos que te rodean. Y si logras que ellos, a su vez, emprendan la tarea de humanizar al mundo, abrirás su destino hacia una vida nueva”.

Bibliografía

Silo, Obras Completas, Volumen I, “Humanizar la Tierra”, Paisaje Interno: “Dolor, sufrimiento y sentido de la vida”

Silo, Obras Completas, “Habla Silo” – Arenga de la Curación del Sufrimiento.

Video Comentarios de Silo – Cap. 3: “El Mensaje” – www.silo.net .