Encuadre
El trabajo de hoy consistirá en el estudio y reflexión del tema expuesto por Silo en el video sobre La Experiencia, transmitido en todos los Parques el 31 de mayo de 2008. Para refrescar los temas, en primer lugar veremos el video, y a continuación procederemos a tratarlos. Los partícipes podrán ir tomando nota de los puntos que consideren importantes del video para hacer un resumen y una síntesis.
Este seminario encuadra el tema de trabajo en torno a dos posibles realidades, la psicológica y la espiritual, y recorre cada uno de los contenidos del video en cuestión, desarrollándolos. La reflexión final es sobre la condición interna que, por certeza de experiencia o por intuición, defina lo que uno pueda comprender sobre estos temas o las confusiones que tenga o las dudas que lo embarguen.
Quien conduzca el seminario podrá detener la lectura de los temas ante cualquier pregunta de los partícipes a fin de abrir el diálogo y facilitar el esclarecimiento.
Requerimientos: Computadora con parlantes, proyector y video de Silo sobre la experiencia. Una copia del seminario por participante.
Ejercicio 1 — Trabajo individual
Resumir y sintetizar por escrito los contenidos del video.
Desarrollo de los temas
I. Un sentido de realidad
Hay un sentido de realidad, o de aquello que tiene carácter de cosa verdadera, que se funda primordialmente en la experiencia sensorial inmediata: aquello que veo, oigo, saboreo, olfateo o toco, cuando se trata de los sentidos externos. O bien, aquello que experimento con el cuerpo, con mis sentidos internos, que me entregan información esencial sobre el estado de mi organismo en su desarrollo e interacción con el medio.
Además, mi memoria me ha permitido almacenar a lo largo del tiempo enormes cantidades de datos y mi conciencia siempre ayuda a coordinar toda esa información del medio externo y del medio interno para que pueda dar respuestas especializadas (desde el cuerpo propiamente tal, la motricidad, la emoción o el intelecto), según el tipo de estímulos al que tenga que responder y según la experiencia acumulada por acierto y error.
Entonces, este psiquismo que tenemos es una maravilla altamente equipada para desenvolvernos en el mundo y transformarlo. Especialmente eso: transformarlo, como se desprende de la experiencia histórica del ser humano. A su vez, esa transformación del medio revierte sobre el ser humano provocándole notables cambios en toda su estructura psicofísica.
De modo que, como decíamos inicialmente, hay un sentido de realidad que proviene de la experiencia psicofísica inmediata a que da lugar nuestro psiquismo por el simple (aparentemente) hecho de existir en el medio natural, social e histórico.
II. Otro sentido de realidad
También la historia del ser humano demuestra que existe otra posible realidad cuyo carácter es intangible, por cuanto no se experimenta tan sensorialmente como en el caso anterior. Se trata de una realidad de carácter mental que parte de profundas y ancestrales búsquedas de un “algo” superior, de aquello que pueda dar respuesta a interrogantes tales como el sentido de todo lo existente, mi vida incluida. ¿Qué hacemos solos, muchísimas galaxias a la redonda, en esta parte del universo? No es sencillo responder a preguntas por el estilo desde un posicionamiento mental cotidiano. Es más, cuando dimensionamos la magnitud de tales interrogantes, nos queda en claro lo desproporcionado que resulta estar tan inmersos en lo acostumbrado.
Así es que cuando se genera esa suerte de llamado interior profundo que clama por aquello que pueda trascender la realidad de lo inmediato, de lo conocido (muchas veces cargada de sufrimiento), estamos en presencia de otras necesidades muy recónditas que podríamos llamar, sencillamente, espirituales. Y es enteramente factible que esa necesidad espiritual se convierta en una realidad para mi existencia.
III. El sufrimiento
Existencialmente hablando, el sufrimiento se manifiesta como el principal obstáculo para el crecimiento interior, para las búsquedas profundas de sentido, para la alegría como estado interno afianzado, para aprender a ver los signos de lo sagrado en uno y fuera de uno. Y en términos generales se explica por nuestro alejamiento de aquella senda de la realidad intangible, la de las experiencias espirituales profundas.
Las contradicciones y temores se acumulan en nosotros cuando impulsados por deseos, creencias e ilusiones divagamos para construir fantasiosamente aquello que resolvería nuestras angustias, nuestro sufrimiento, dentro de esta realidad tangible de todos los días en la que creemos como única posible. Entonces, después advertimos que el sufrimiento no retrocede de esa manera un tanto mágica de querer superarlo. El sufrimiento retrocede sólo cuando buscamos humilde y sentidamente las experiencias reveladoras de esa otra realidad intangible que está más allá del mundo cotidiano, cuando tratamos a los demás del mismo modo en que quisiéramos ser tratados y cuando luchamos contra toda forma de violencia en nosotros y en el mundo que nos rodea.
IV. Las ilusiones
Las ilusiones se pueden captar mejor cuando las observamos como aquello que imaginamos ensoñando para compensar carencias y deficiencias personales acumuladas desde muy temprano en nuestras vidas o para compensar conflictos situacionales, sean personales o sociales. Esta suerte de mecanismo compensatorio de deseos no cumplidos o de alteraciones diversas ocurridas en la relación con el medio natural (incluido nuestro propio cuerpo) y el social e histórico, da lugar a los ensueños o ilusiones que se presentan como “respuestas ideales” ante mi incapacidad de resolver tales carencias y deficiencias.
La “materia prima” para configurar las ilusiones no proviene solamente de mí mismo, sino que muchas veces es impuesta por el medio social o los centros de poder económico, político, religioso que, mediante los medios masivos de difusión y otras formas tradicionales de influencia, controlan la subjetividad de las personas e inducen —gracias a simples o elaboradas imágenes de “felices paraísos”— comportamientos personales y sociales que son útiles a sus intereses.
Las ilusiones son fuente de sufrimiento por cuanto alejan de las experiencias de cambio profundo y nos sumergen en el mundo de lo aparente, circunstancial e irrelevante.
V. Las creencias
Son básicamente deseos o concepciones subjetivas de la realidad que tienden a cimentarse sólidamente en razón de cualquier tradición religiosa, racial, étnica, cultural, ideológica, social o familiar. Sus fundamentos pueden ser racionalmente elaborados, resultar muy irracionales o simplemente adoptarse por hábitos y modalidades culturales, sin cuestionamiento alguno; es decir, no me pregunto cómo llegué a tener tal o cual creencia, simplemente se instaló en mí, por influencia del medio, de la convivencia misma, como una forma de ver y vivir la vida. Pero el denominador común en todos los casos es que las creencias tienen la certeza de “verdades irrefutables” para quienes las sustentan.
Lo decisivo, esencialmente, es dilucidar si están o no a favor de la vida, si incitan o no a la violencia y la discriminación.
Al igual que las ilusiones, muchas de ellas son impuestas por los centros de poder mencionados para que no se altere el orden establecido. Por ejemplo, aquel pasaje bíblico que dice: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”, puede verse como un castigo moral que termina sometiendo sicológicamente a los pobres mortales, quienes finalmente llegan a creer que la esclavitud de la subsistencia es la única forma de vida. Después de todo —pontificaría la voz del poder de turno—, acá estamos para sufrir y sólo posteriormente a la muerte alcanzaremos la vida eterna. Pero mientras tanto, acá en la Tierra, usted sufra calladamente y temiéndonos, haga todo lo que le digamos y no intente ningún cambio… ¡amén!
También las creencias, junto con las ideologías, forman parte del viejo ropaje que le queda chico al ser humano en su crecimiento.
VI. Dios es algo no seguro
Considerando que nuestro tema central es el sufrimiento, preferimos dejar la cuestión de Dios como referente supremo entre paréntesis porque no tenemos certeza de que nos permita superar el sufrimiento. Para nosotros la búsqueda de lo profundo es un camino de ascenso a lo sagrado que se abre paso en nuestro interior en la medida en que vencemos nuestras angustias, contradicciones y temores, además de ayudar a otros en la misma dirección.
VII. La finitud, la muerte
En torno a lo inevitable de la muerte física se puede generar la angustia de la desaparición total. Como estado interno se trata de un intenso desasosiego existencial que cobra fuerza proporcionalmente a la falta de experiencias espirituales profundas, por cuanto la carencia de tales vivencias y comprensiones consolida la creencia en un solo tipo de realidad: la que puedo ver, oír, tocar, y fuera de ello, no existe nada más… En otras palabras, al desaparecer los sentidos, la memoria y la conciencia (o lo que sentimos, recordamos e imaginamos) se apaga toda presencia tangible en este tiempo y en este espacio, puesto que no existiría ninguna manera de concebir algo más allá de la realidad física actual.
Opuestamente, el reflexionar calmada y sinceramente sobre la propia finitud como desafío ineludible en la búsqueda o fortalecimiento del sentido, nos pone en presencia de un emplazamiento mental diferente ante el aquí y ahora. Esa reflexión nos ayuda a aceptar (y no rechazar), a integrar la finitud como parte esencial de la realidad espiritual a la que aspiramos.
VIII. Las experiencias de cambio
Como podría desprenderse de todo lo anterior, las experiencias de cambio derivan del tipo de realidad buscada, de la rebelión contra el sufrimiento, de la certeza de mi propósito por una vida despierta y de la lucha por la no-violencia en el medio.
Ejercicio 2 — Trabajo individual
Reflexionar sobre cada uno de los temas expuestos tratando de dilucidar por intuición o convicción de registros cuál sería mi condición interna, es decir, mi estado de comprensión, de confusión o de dudas respecto a tales temas. Además, intentar llegar a una conclusión específica tema por tema, independientemente del grado de profundidad, porque como su estudio no finaliza acá, en otro momento se podrán profundizar. Tomar nota.
Ejercicio 3 — Trabajo en grupos
Intercambio sobre el trabajo individual. Tomar nota.
Ejercicio 4 — Resumen y síntesis individual
Ejercicio 5 — Trabajo en conjunto
Exposición voluntaria de las experiencias de comprensión rescatadas en el trabajo individual y en grupos.
Cierre del seminario con un ágape de camaradería.