Hablar de ecología política, es hablar de política. Hablar de política, es hablar de economía. No podemos, por tanto, propiciar soluciones ecológicas sin modificar el poder económico que actúa en las áreas de desastre. Cómo modificar ese poder, es la pregunta? Y la respuesta es ésta: por medio del poder popular! El poder popular está en la base social. Está dormido en la comuna, el municipio, el barrio. El poder popular no está en los parlamentos. En los parlamentos están los representantes del pueblo, no el pueblo mismo. Por ello,las leyes que deberían presentarse y prosperar, ni se presentan ni prosperan seguramente porque entre el pueblo y sus representantes se interpone el poder del dinero. Somos parlamentaristas y somos democráticos, pero propiciamos un parlamento que rinda cuentas a su pueblo y queremos una democracia real descentralizada en la que la comuna, el municipio y el barrio retengan el máximo poder en tanto el Estado pierda poder y pierda monopolio. De acuerdo a lo anterior, nuestra organización debe resultar de la coordinación de bases comunales, municipales o barriales y nuestra acción ha de apoyarse en la denuncia pública y en la movilización en esa base social. Todo lo demás es juego parlamentario, juego de prensa y de compromiso entre fuerzas políticas cuyos intereses están muy alejados de la base y muy cerca de la cúpula que calienta el dinero. Para qué querríamos lograr parlamentarios y grupos parlamentarios? Para que éstos representantes vayan a su base a movilizarla y a coordinarla. Claramente, el enemigo de la vida está en las multinacionales polucionantes a las que el parlamentarismo formal rinde culto. Claramente, el enemigo de la vida está en el complejo militar – industrial. El enemigo no está en la Ciencia, en la técnica ni en el progreso y todo supuesto ecologismo que invierte las prioridades privilegiando el ambientalismo, con la mirada puesta en los barrios opulentos sin propiciar la mejora hospitalaria, de prevención y sanidad, y sin destacar las necesidades habitacionales y laborales del trabajador, no asume sino la antigua política antiobrera y antipopular con nuevos planteos y nuevas formas. Debemos denunciar, además, que hoy se orquesta una campaña en el sentido que los partidos ecologistas deberían operar no como entidades independientes, sino que sus miembros tendrían que incluírse en los partidos mayoritarios para ser efectivos en sus demandas. Decimos que esta pretención aparte de ridícula es mentirosa, por cuanto los grandes partidos son los que en su gestión de gobierno han precipitado las crisis nacionales y globales del ecosistema. Ello es así no solo por negligencia sino por complicidad con las grandes empresas que nutren sus arcas y a las que se permite todo tipo de atropello. Sobre ese particular decimos que si alguna organización es opuesta a los intereses de nuestra ecología social, es precisamente la de los grandes partidos subsidiados por los grupos económicos polucionantes. También estamos observando cómo los estados y los partidos tradicionales también organizan sus secretarías y departamentos de asuntos ecológicos con la intención de quitar espacio a estas nuevas fuerzas emergentes y, desde luego, ante tal embate contemplamos el lamentable espectáculo de partidos ambientalistas que entran el coalición con aquellos enemigos, argumentado «pragmatismo», como si esa palabra mágica justificara la traición a toda causa y a toda ideología. A partir de hoy, se hablará crecientemente de los VERDES DE LA INTERNACIONAL como nueva fuerza ideológica , metodológica y de acción que no podrá ser confundida ni con fenómenos a la moda, ni con partidos pragmáticos dispuestos a cualquier traición. Y a estos últimos, particularmente a Die Grunen y a otros grupos financiados por ellos, advertimos muy severamente que a partir de éste momento no toleraremos más sus campañas delictivas de difamación y calumnia como las que han llevado adelante contra nosotros. Quede en claro tambien, que no nos oponemos a la existencia de organizaciones ecologistas adversas al quehacer político, pero que reclamamos de ellas una reflexión en cuanto a la viabilidad del cambio sino se accede a los municipios, ni a las cámaras de representantes para impulsar proyectos y para acentuar el debate y la denuncia respecto de problemas puntuales y globales que sufren nuestros pueblos. ¡ Viva la soliradidad del ecologismo progresista del Mundo ! ¡ Viva la primera asamblea de la Internacional ! ¡ Viva la Internacional Verde !