Todas las estructuras se sincronizan en base a un calendario en el que se fijan anticipadamente, actividades con fecha precisa. Hay calendarios de distinto nivel, desde el más general de tipo semestral (válido para todo el Movimiento), hasta el calendario de grupo, de tipo trimestral en el que se fijan objetivos a lograr en ese lapso, destacando acciones para obtener los resultados deseados. Por consiguiente, en todo calendario hay un objetivo fijado, etapas de cambio de acción y acciones precisas en fecha cierta. También existen los calendarios de campaña, entendiendo a ésta como suma de operativos que desembocan en un resultado más amplio. Un calendario para que se convierta en una herramienta y no en una atadura, debe contar con un tiempo de corrimiento. Este tiempo no debe exceder el 10% del total establecido. Para que un calendario esté completo, debe contener observaciones o comentarios en los que se aclare el modo de implementación de cada acción fijada. Todo calendario particular que elabora una estructura, es discutido previamente por el conjunto, en base a la idea de consenso. Una vez logrado el acuerdo y fijada la implementación, el calendario queda como referencia de acción del conjunto. Solamente se admiten modificaciones por: a) nuevo acuerdo de todos los miembros; b) causa mayor imposible de sortear y c) corrimiento dentro de los límites establecidos. La búsqueda de consenso en la elaboración de un calendario es de fundmental importancia, porque de otro modo, los miembros tienden a cumplir solamente por disciplina. Pero sabemos que el rendimiento de la disciplina, es siempre menor que el rendimiento por consenso.