El Movimiento enfatiza en la intencionalidad humana y su permanente posibilidad de elección, frente a los condicionamientos económicos, sociales e institucionales. A estos otorga carácter histórico, negándoles naturaleza permanente. El pensamiento estructural del Movimiento se opone a los planteos de coyuntura y a su pretensión anti-ideológica conocida hoy como «pragmática». En ese pragmatismo ve la raíz de la traición a toda causa y a toda idea. Así pués, el pensamiento estructural se considera como la única fuerza ideológica hoy en crecimiento. Considera a la Ciencia en general, como factor de progreso en la medida en que contribuya a superar el dolor humano, al tiempo que previene contra la aplicación tecnológica, dentro de un sistema político destructivo. Propicia la discusión ideológica con las ciencias de la conducta, en tanto no resuelvan los problemas que le son propios, mientras pretenden regular la vida social. Estas ciencias, por su vaguedad conceptual, aparecen como sospechosas de compromiso con el sistema de violencia y opresión dominantes. El Movimiento, extiende la discusión a todo el campo de la cultura y, desde lugo, al Arte, la Filosofía y la Religión, exigiendo la definición de sus objetivos y procedimientos con respecto a la liberación del ser humano.