Educación de la atención.
Ningún ejercicio vistoso que luego deja de tener aplicación práctica en la vida cotidiana.
Comienzo simplemente por realizar cualquier acto de la vida diaria tratando durante 10 minutos de no distraerme con otras cosas externas ni con los ensueños que de continuo tratan de «sacarme de tema».
Esta simple práctica me pone rápidamente en presencia de mis fallas de atención.
Debo considerar que la memoria y en general todo aprendizaje depende del desarrollo de la facultad de atender. Todo lo que sea distracción o dispersión de la atención mientras efectúo una tarea, atenta contra su ejecución e impide el aprendizaje.
Repitiendo la práctica de los 10 minutos durante un período que cada cual debe regular, se observará que la atención se fortalece y la memoria se mejora. Pero lo más importante es sin duda, que por repetición de la práctica se va incorporando un tono mental más poderoso día a día hasta llegar un momento en que la práctica no es necesaria porque se actúa en la vida diaria con total atención. En tal caso puedo decir que trabajando, comiendo, riendo, descansando, estudiando, estoy efectivamente en eso en su momento y no en otras cosas.