Al concentrarse gases y materia densa en el interior de los soles (hacia el centro de cada sol o estrella por acción de la gravedad) se produjo en su interior un tipo de reacción hoy conocida como reacción nuclear que es la que permite su contínua combustión por miles de millones de años. Pero aparte de esto, muchas estrellas arrojaron al exterior masa ígnea reproduciendo en menor escala lo ocurrido anteriormente en el centro creativo. Aquellas masa ígneas al densificarse por enfriamiento se fueron convirtiendo gradualmente en esferas sólidas que de acuerdo a su tamaño lograron retener a su alrededor capas gaseosas formadoras de sus líquidos y de su atmósfera. Algunas esferas de pequeño tamaño por su reducida acción de gravedad no pudieron retener esos gases quedando sin líquidos y sin atmósfera, tal lo que sucedió con nuestra luna y con los pequeños planetas. Opuestamente, los planetas mayores como Júpiter p. ej. en nuestro sistema solar, por acción de su fuerte gravedad mantuvieron una atmósfera excesivamente densa en la que gases de metano y amoníaco rodearon al planeta en forma de mares líquidos, merced a la enorme presión a la que estuvieron sometidos. (En el interior de los planetas y a medida que se profundiza hacia el centro la temperatura aumenta siguiendo el esquema general del centro creativo y de las estrellas).
Finalmente, en los planetas ya en estado sólido que giraban alrededor de su centro (la estrella o sol de ese sistema, aunque no se descarta la posibilidad de sistemas binarios o múltiples de estrellas rodeadas por planetas) fueron transformándose sus atmósferas todavía inestables y por acción de las descargas eléctricas entre las nubes gaseosas y en el medio líquido, se produjeron los aminoácidos más rudimentarios y se sintetizaron posteriormente las primeras proteínas.
Delgados eslabones unieron la materia inorgánica a la célula. Algunos de estos fueron los virus, entes increíbles capaces de comportarse como seres muertos o de reproducirse como seres vivos.
Los primeros cuerpos unicelulares repitieron el esquema del centro creativo, de los soles, de los planetas y las lunas, y en su centro se organizó un núcleo diríamos por acción de su «gravedad». Este núcleo ordenó todo el sistema a su alrededor y luego de repetidas divisiones fue creando un código o una «memoria de adaptación» capaz de dirigir las funciones de nutrición, reproducción y locomoción. Lo que sigue desde allí es historia más o menos conocida (3).