a) Tensión – Relajación – Corrección de posturas corporales.

Sentado – De pie – Caminando.

Conviene caminar y sentarse varias veces, tratando de aliviar toda tensión muscular innecesaria, determinando cuales son exactamente esas zonas de tensión, comenzando por los músculos faciales y siguiendo con el resto del cuerpo.

Terminada ésta operación se procede a «tensar» al máximo la o las zonas en las cuales se observó la tensión antes mencionada. Una vez llegado al máximo de tensión se relajan los músculos súbitamente. Deben lograrse posturas correctas, relajadas muscularmente y en perfecto equilibrio, para lo cual hay que aprender a aflojar los músculos. Para que se entiendan en buena forma las posturas a que se quiere llegar, conviene asumir las posturas defectuosas habituales y luego las correctas, luego nuevamente las habituales y de nuevo las correctas. Así varias veces hasta «grabar» las nuevas, efectuando ésta operación tantas veces sean necesarias hasta obtener corrección de los defectos observados.

Tanto al colocarse en las posturas habituales como en las correctas, debe darse tiempo para estudiar cuidadosamente y sacar conclusiones sobre qué significan los defectos en las posturas. Esta tarea de análisis conducirá a comprender que los estados mentales tienen relación con la postura del cuerpo.

Una vez asimilada la técnica de relajamiento muscular y «grabadas» las posturas correctas, se aconseja conservarlas en todo momento y en toda actividad convirtiéndolas en un verdadero estilo cotidiano. Debe observarse no obstante, que no basta con una sola práctica para lograr correcciones definitivas.

b) Educación respiratoria

A esta práctica se la conoce como «respiración completa» porque trabaja a los tres niveles respiratorios: bajo, medio y alto.

No hay inconvenientes en convertir a esta práctica en una disciplina personal, comprendiendo que está dirigida solamente a mejorar el «tono» corporal y a armonizar la mente aflojando tensiones síquicas.

Debo sentarme cómodamente en una silla o banqueta colocando las espaldas en posición recta. Posteriormente cierro los párpados y aflojo todos los músculos del cuerpo desde el rostro hacia abajo. Logrado el estado de relax, expulso todo el aire sin forzamientos. Luego «saco», expando la barriga y en esa postura comienzo a aspirar aire procurando que la sensación sea la de llenar la barriga de aire. Conservo el aire unos instantes y lo expulso. Una vez dominada ésta operación, paso desde la aspiración baja, a entrar el vientre con lo que obtengo la sensación de que el aire sube al pecho (esto se refuerza dilatando la caja torácica, al empujar los hombros hacia atrás). Conservo el aire unos instantes y lo expulso.

Finalmente, desde la barriga al pecho y desde allí a la parte alta del mismo, «hacia la garganta», por así decir (esto se refuerza bajando los hombros y estirando levemente el cuello).

Sintetizando: relax-expulsión-dilatación de la barriga-entrada baja de aire-subida hacia el centro del pecho- subida a la parte alta y expulsión.

Al principio el ejercicio es discontinuo pero con la repetición se va logrando un ciclo armónico y continuado de entrada y salida de aire en las tres partes, que no son sino distintas partes de los pulmones que han trabajado íntegramente al concluir la práctica.

Una vez aprendido el ejercicio, debe observarse que con una sola aspiración se completan los tres pasos y luego se expulsa el aire viciado. Debe cuidarse que el trabajo sea cada vez más suave hasta eliminar todo esfuerzo. Finalmente se recomienda que (sin excesos), se vayan alargando los períodos de aspiración y expulsión.