Instintos, reflejos incondicionados, centro energético.
m) Parte motriz: reflejos de hambre, dolor, etc. Subpartes:
- elevadores (el) intensidad de los reflejos (hambre, sed, sueño, etc.).
- adhesores (a) conservación o ruptura de los reflejos (de hambre, sed, etc.)
- selectores (s) selección o confusión en la respuesta refleja frente al estímulo (ejemplo de confusión: avanzar en lugar de retroceder ante un bocinazo).
e) Parte emotiva: afinidad o rechazo del cuerpo con sustancias. Subpartes:
- elevadores (el) velocidad de asimilación.
- adhesores (a) mantenimiento o rechazo de sustancias (rechazo o intoxicación, vómito, alergias, sudor, eliminación en general y adhesión a sustancias que se asimilan).
- selectores (s) selección o confusión de sustancias (comer alimentos que intoxican o producen desequilibrios vegetativos en general).
i) Parte intelectual: Plan del cuerpo. Subpartes:
- elevadores (el) crecimiento, pubertad, restablecimiento, cicatrización, recuperación lenta o veloz de las enfermedades.
- adhesores (a) mantenimiento del plan corporal o desequilibrio (aquí funcionan los desequilibrios hormonales y de los sistemas en general).
- selectores (s) selección o confusión del plan corporal (una pierna más corta que otra, seis dedos, etc.; la Teratología tiene su campo en este punto).
Visto así este centro, en él deben comprenderse las funciones orgánicas menos diferenciadas y autónomas. No obstante, aparece el sexo como su punto de localización energética más ponderable. Su funcionamiento y sus fallas se reflejan con gran nitidez en todos los otros centros. Tanto los niveles de conciencia más bajos como los de sueño profundo y los más altos como los de conciencia de sí, dependen de la energía y funcionamiento del sexo.
En síntesis: el centro somático genera los instintos de conservación individual, de conservación de la especie y de adaptación. Todos los otros centros son pasos evolutivos cada vez más complejos de él. Desde las primeras formas de vida, es el centro vegetativo el que se va complejificando hasta lograr el nivel de conciencia que hoy posee el hombre. En los mamíferos superiores como el mono, ya aparece un rudimentario centro intelectual y un nivel de conciencia crepuscular similar al del niño o al del hombre en estado de semisueño o estados penumbrales.