La historia del ser humano es la historia de la superación de lo viejo por lo nuevo, más la acumulación y la transmisión de experiencia social. La ley universal de la superación de lo viejo por lo nuevo, vista a nivel histórico se convierte en dialéctica generacional.
La dialéctica generacional explica (4) que en todo momento histórico independientemente de la cultura o civilización de que se trate, coexisten distintas clases temporales, distintas generaciones. Esquemáticamente decimos que en ese momento hay 3 generaciones en actitud dinámica: 1º la generación que está en el poder (económico, político, social, cultural, estético, religioso, etc.); 2º la generación que lucha por conquistar ese poder e instalarse en él y 3º la generación que está en aprendizaje. Otras generaciones como la ya desplazada de los ancianos o la de los niños aparecen marginadas del proceso (5).
Naturalmente, la generación en el poder termina desplazada y la que está en lucha ocupa luego las posiciones de preeminencia tratando luego de impedir el acceso de aquellos que estaban en aprendizaje, comenzando a luchar contra ella.
Las generaciones más viejas van reduciendo su número en la cúspide de la pirámide de población, mientras nuevos niños van naciendo haciendo crecer la base de dicha pirámide.
Ahora bien, con el crecimiento de las poblaciones los bienes no se reparten uniformemente sino que tienden a concentrarse en una proporción menor de manos con respecto a la totalidad. Simultáneamente, la tensión social aumenta y se producen explosiones entre comunidades en lucha por la apropiación de los bienes externos. Estas explosiones se manifiestan como guerras entre comunidades y logran por resultado hacer desaparecer temporalmente sus tensiones internas al sacrificar a sus respectivas generaciones jóvenes y al asegurarse la generación en el poder las posiciones de control. Este «hedonismo» de la generación adulta con respecto a la joven, le asegura un tiempo de respiro aunque más adelante va abandonando sus posiciones por simple proceso.
Toda generación lucha revolucionariamente por la toma del poder cuando la proporción entre bienes y miembros de esa clase se desequilibra sensiblemente. Pero cuando una generación triunfa revolucionariamente redistribuye los bienes y se instala en el poder, se alarga el período de las futuras revoluciones ya que la conquista se ha producido por una generación joven y numerosa, mientras que la generación que se lanzará a la lucha contra ella, por otra parte, recién está saliendo de su etapa de aprendizaje, con lo que se asegura el compás de espera.
Las generaciones en el poder, heredan la maquinaria de las anteriores y refuerzan el aparato coactivo mientras montan nuevas superestructuras para defender sus posiciones. El arte, el derecho, la religión, la educación, el sistema de comunicaciones, el sistema propagandístico, etc., sirven a sus intereses y ninguna expresión es ajena a ellos.
El proceso evolutivo humano se va de todas maneras acrecentando y las sociedades y los hombres van lentamente desarrollando sus ideales libertarios suprimiéndose poco a poco instituciones que resultan anticuadas para mantener el poder, al tiempo que se montan otras más destacadas. La supresión y reemplazo de esas formas coactivas responde a modificaciones de toda la estructura social. Esos son los cambios de época o edad en una civilización.
El proceso de la sociedad humana arranca con grupos aislados de cazadores y recolectores, complementándose con otros grupos y finalmente sintetizándose hacia un «centro de gravedad» en el que comienza a surgir toda cultura o civilización. Esta civilización sigue el ritmo enunciado en la ley de ciclo, que lleva a una cúspide y luego a decaer y a desintegrarse. Los elementos progresivos pasan a nuevas civilizaciones que continúan el proceso creativo.
Podemos esquematizar el proceso del siguiente modo:
- El momento histórico es el ámbito temporal en que se expresan 3 generaciones dinámicas.
- La época o edad, es el ámbito histórico en el que se generan sistemas productivos y relaciones de producción nuevas que difieren profundamente de la etapa anterior. El tránsito de una época a otra se produce luego de revoluciones substanciales.
- La civilización es el ámbito histórico en el que las épocas van desplazando sus formas productivas desde el origen, al crecimiento, desarrollo, declinación y desintegración.
Ahora bien. En un primer tiempo de la historia del hombre, las civilizaciones estuvieron separadas (tiempo de diferenciación). En un segundo tiempo las diversas civilizaciones se relacionaron entre sí (tiempo de complementación) y en un tercer tiempo las civilizaciones tienden a integrarse en una sola, planetaria y total (tiempo de síntesis).
Desde el punto de vista del progreso de las relaciones de producción y del uso de los bienes producidos, en el proceso se observa una gradual socialización. En el futuro el mundo será socialista, pero en tanto el aparato de control y poder se mantenga en manos de una minoría generacional, la lucha continuará.
«Nadie puede ya creer que modificando solamente las relaciones sociales de producción y poniendo en manos del pueblo los medios que le son propios, se acaba con el poder en manos de unos pocos».
«Unicamente la organización social en reemplazo de la organización estatal dará paso a la sociedad libertaria, no autoritaria y no burocrática».
«Cuando se elimine socialmente la posibilidad del ejercicio del poder del hombre sobre el hombre, las generaciones cesarán en su milenaria lucha, para ejercer únicamente el poder sobre la naturaleza. Ese será el momento de la ruptura del encadenamiento histórico» («La dialéctica generacional» -Exordio del Poder Joven).