Origen sicológico del símbolo

Para comprender el origen y significado sicológico del signo, del símbolo y de la alegoría, distinguimos entre percepción y representación.

Funciones de la representación interna en la conciencia

1.- Fijar la percepción como memoria.

2.- Transformar lo percibido de acuerdo a necesidades de la conciencia

3.- Traducir impulsos internos a niveles perceptibles.

Funciones de la representación externa

1.- Abstraer lo esencial para ordenar (símbolo).

2.- Expresar convencionalmente abstracciones para poder operar en el mundo (signo).

3.- Concretar lo abstracto para recordar (alegoría).

Características del signo, la alegoría y el símbolo:

El signo es convencional, operativo, asociativo, a veces figurativo, a veces no figurativo.

La alegoría es centrifuga, multiplicativa, asociativa, epocal y figurativa.

El símbolo es centrípeto, sintético, no asociativo, no epocal y no figurativo.

El Símbolo como acto visual. Leyes visuales:

El símbolo en el espacio y como percepción visual nos hace reflexionar acerca del movimiento del ojo.

Una visión de un punto sin referencias hace mover los ojos en todas las direcciones.

La línea horizontal lleva al ojo en esa dirección sin esfuerzo.

La línea vertical provoca tensión, fatiga y adormecimiento. Cuando dos líneas se cruzan, el ojo se dirige hacia el centro y queda encuadrado.

La curva lleva al ojo a incluir espacio, provoca la sensación de límite entro lo interno y lo externo, deslizando ojo hacia lo incluso en el arco.

El cruce de curvas fija al ojo haciendo surgir nuevamente al punto.

El cruce de curva y recta fija el punto central y rompe el aislamiento entre los espacios incluido y excluido en el arco.

Las rectas quebradas rompen la inercia del desplazamiento del ojo y exigen un aumento de la atención en el mirar. Igual sucede con los arcos discontinuos.

La repetición de iguales segmentos de rectas o curvas discontinuas, coloca nuevamente al movimiento del ojo en un sistema de inercia, por. lo tanto disminuye la atención del acto de mirar, y se produce la distensión, el placer del ritmo.

Cuando rectas y curvas terminan conectándose en circuito, surge el símbolo del encuadre y el campo.

Cuando rectas y curvas se separan del circuito, surge el símbolo del centro en expansión o del movimiento hacia el centro.

Una figura geométrica elemental actúa como referencial de centros manifiestos y relacionales.

Pero existen también diferencias entre centro manifiesto, en donde se cruzan las lineas, y centro tácito que es a donde se dirige el ojo sin dirección de lineas.

En el círculo, no hay centros manifiestos hay solamente centro tácito, lo que provoca un movimiento general hacia el centro.

En el punto, tenemos centro manifiesto, pero no tenemos encuadre ni centro tácito, de lo cual resulta el desplazamiento del centro en cualquier dirección.

Cuando un símbolo incluye a otro en su centro, el segundo es el centro manifiesto.

Los centros manifiestos atraen el ojo hacia ellos;

El vacío tiene centro tácito.

Dos centros de tensión provocan vacío en el centro tácito, desplazando la visión hacia ambos polos.

En el campo de un símbolo de encuadre, todos los símbolos están en relación.

Los símbolos externos al encuadre tienen relación entre sí sólo por su referencia al encuadre.

Los signos, alegorías y y símbolos pueden servirse mutuamente de encuadre o servir de enlace entre encuadres.

A veces un ritmo puede servir a los efectos de la ornamentación.

Las aperturas de los símbolos cerrados son enlace del campo con el medio externo y también ruptura en la continuidad del encuadre.

Al romperse el encuadre, los centros manifiestos tienden a hacerse internos por el esfuerzo del ojo a integrar la figura en estructura, con lo que el símbolo central se refuerza.

Las curvas concentran la visión hacia el centro, y las puntas dispersan la atención fuera del campo.

El color sirve a la ponderación pero no modifica la esencia del símbolo.

La heráldica, la blasonería y la ornamentación son casos particulares de simbólica.

El símbolo como resultado de la transformación de lo percibido de acuerdo a necesidades de la conciencia

Aquí surge la función compensatoria del símbolo como referencial y ordenadora del espacio. El símbolo expresado en la conciencia colectiva tiende a la fijación del centro en el campo
abierto y al detenimiento en el tiempo. Los monumentos-símbolo dan unidad sicológica y política a los pueblos. También está el símbolo que responde a producciones no colectivas, en el que se
observa la función compensatoria de la conciencia frente a los datos de la realidad.

El símbolo como traducción de impulsos internos

El simbolismo en el sueño y en la producción artística, generalmente responde a los impulsos cenestésicos traducidos a niveles de representación visual. Otro caso de manifestación simbólica como traducción de impulsos internos es el del gesto y del mudra. Las actitudes corporales generales y sus significados son conocidos en todo el mundo y corresponden a distinciones
hechas en cuanto a los símbolos de puntas y círculo.

El símbolo y sus aplicaciones

En el uso del símbolo como fetiche o talismán, éste cobra valor en sí mismo y tiene «poder» para operar en el mundo.

Otro caso de aplicación es como planos de trabajo interno.

Por último, los símbolos pueden servir como maquinas de ordenamiento y relación entre fenómenos, o ser usados como auxiliares de un método de pensamiento, siendo los principales los que sirven para fijar el punto de interés, el proceso, la relación y la composición sobre un objeto de estudio dado.

La acción de forma del símbolo

Entendemos por acción de forma, la actividad que registra como cambio de tono general, aquella persona que se coloca en el interior de un ámbito.